Me zafé suavemente del agarre de Gael, el dormía plácidamente sobre la cama, su intimidad estaba cubierta solo por una fina sábana blanca, y dejó al descubierto todo su torso trabajado. Un dios griego hubiese sentidos celos del cuerpo de Gael, suspiré como una adolescente al presenciar la escena desde lejos. Me levanté con energías renovadas, y como no, si acababa de vivir el mejor momento de mi vida. Solamente cubierta con una sudadera de Gael me acerqué al solitario ventanal que nos separaba de las cristalinas aguas del Caribe, corrí la placa de vidrio y me di paso hacia la terraza, una suave brisa cálida desordenó mi lacio cabello, y me recordó que debía disfrutar de las vacaciones. Relajé cada uno de mis músculo y me recosté sobre el suave sofá, abrí mis brazos por completo y los

