REGINA No había exagerado nada al decir a Milo que estaba agotada, pero parecía que bastaba la perspectiva de encontrarse con él para desvanecer buena parte de su cansancio. Al final de la labor, a su cansancio se sumaba el fastidio con su jefe. Bratt se tomaba más licencias, como si el hecho de que ella dependiera de este único trabajo le hiciera tener derechos sobre ella. Podía contenerlo, aunque sus manos se volvían cada vez más impertinentes y desagradables. Si esto continuaba así era cuestión de tiempo para que tuviera que abofetearlo y con ello llegaría el despido que tanto temía. Había decidido que era necesario volver a empezar la búsqueda de otros empleos, patear las calles y las agencias con su currículo. Tina le insistía una y otra vez en lo importante que era que promocionara

