—¡Estás espectacular, Sharon! No hay otra expresión para definirte. Seré un hombre muy envidiado hoy. —Gracias. Tú también te ves bien— <<Más que bien. Supremo. Comestible>>, farfulló en su cabeza. Su contextura musculosa destacaba en el pantalón de tela oscuro, que se pegaba a sus muslos y a su trasero de un modo que daba envidia. Su camisa a cuadros destacaba sus ojos. —Y si estoy bien dependerá del sitio al que me lleves—contestó ella preocupada— No me dijiste adónde vamos y no supe bien cómo vestirme. —Has pasado el examen con nota muy alta. Estarías perfecta en cualquier lugar de Los Ángeles donde quisieras estar. Y esos tacones...—Él sacudió su cabeza— Tú y tus tacones Sharon. Deben haberte dicho alguna vez lo jodidamente sexy que te ves con ellos. Se ruborizó y a pesar de que i

