Tanto como esto la intimidaba, también le provocaba la mayor excitación: su mente calenturienta activaba sus nervios y estos a cada m*****o, a cada zona de esas que se enervaban y humedecían. Era insana la forma en la que él la conmovía y la hacía experimentar un vaivén de emociones.
Quería escapar tanto cómo ir hacia él, quería evitarlo tanto como confrontarlo. No había sentido antes la desesperada necesidad de abrazarse a alguien hasta fundirse con él, no como la experimentaba con Aidan. Sus reacciones la atemorizaban. Ella solía controlarlas, pero con Aidan...
Estaba segura de que accedería a cualquier cosa que él le pidiera. Eso de por sí era suficiente evidencia de que tenía que evitar a toda costa la salida del próximo día. Mordió sus labios y golpeó la cama con ambas manos. Tenía
