Sharon Dio la vuelta una vez más y se miró en el espejo, de frente y luego de perfil, procurando comprobar que su vestimenta reflejara seriedad sin perder frescura y naturalidad. Suspiró. Era más sencillo con el uniforme, pero su tarea en la casa de los Monahan implicaba una relación profesional no inscripta en la formalidad de una clínica. Acostumbrada como estaba a usar su ropa de trabajo, se sentía un tanto dudosa sobre qué vestir. No ignoraba que estaría bajo escrutinio más severo que el habitual. Al final había optado por una blusa sencilla y una falda ajustada estilo lápiz, cómoda porque el material se ceñía a sus amplias curvas y cedía. A diferencia de sus atuendos habituales, llenos de color, hoy toda ella era gris perla y blanco, colores sobrios y discretos. La nota de color er

