Aidan se acercó al borde de la piscina y volvió a mirar a Sharon sin disimulo, ajustando su virilidad por instinto. Como si tuviera vida independiente, su m*****o crecía a cada segundo, alimentado por la imagen de la bella mujer que lo atendía y procuraba su recuperación. <<Joder, ella y las fantasías que me provoca me tienen en estado de permanente alerta>>. Verla en su bañador había sido más impactante de lo que había imaginado, si cabía. Él no había dejado de indicarle con insistencia que necesitaba de su cercanía en el agua, sugiriendo que podría tener inconvenientes. No era verdad que se manejara mal en la piscina, antes bien, era un gran nadador. Era verdad que no confiaba plenamente en su brazo aún, aunque estaba seguro de que podía desenvolverse sin dificultades. Pero, ¿podía alg

