CAPÍTULO 4. Deseo.
— Aun no entiendo qué diablos estoy haciendo aquí — murmura Sadie en mi oreja, luciendo aburrida. Salir a festejar siempre ha sido mi plan, nunca el de ella. Sadie prefiere estar encerrada en su habitación, releyendo uno de sus libros favoritos o viendo por quinta vez una de esas series que ella tanto ama.
— Porque te lo pedí — le digo recibiendo el vodka martini que le había pedido al barman minutos antes —. ¿Seguro no vas a beber nada?
— No, gracias.
Le sonrío, negando con mi cabeza. Sin embargo, le pido uno de esos cocteles dulces que a ella tanto le gustan. Me lo recibe a regañadientes y se ciñe a mi lado mientras me dirijo hacia donde están Jer y mi hermano.
— ¿Qué hablan? — Pregunto, viendo disimuladamente cómo Sadie, con los hombros tensionados, se sienta al lado de mi hermano.
— Le contaba a Tyler lo de la empresa, mariposa — me explica Jeremy. De inmediato, una enorme sonrisa se dibuja en mis labios.
— Es genial, ¿cierto, Ty?
Mi hermano asiente distraídamente, bebiendo de su trago mientras observa a Sadie, aún tensa al lado suyo.
— ¿Vas a trabajar con tu padre? — Le pregunta ella a Jeremy, sus ojos curiosos.
— Mi papá quiere que dirija la empresa cuando me gradúe, por lo que cree conveniente que en mis tiempos libres empiece a ir a ayudarle en algunos asuntos.
— Felicidades, Jeremy — le contesta Sadie con una casi imperceptible, pero tierna sonrisa en sus labios —. Seguro lo harás genial.
— ¿Y tú cómo vas? Me enteré que estás buscando empleo, ¿ya encontraste?
Jeremy y Sadie siempre se han llevado bien, el hecho de que todos creciéramos juntos nos ha unido de una forma muy evidente. Y aunque mi hermano y Sadie a veces tienen sus diferencias, sé que en el fondo se preocupan el uno por el otro.
— Me pregunto quién te lo contó — dice ella, mirándome divertida.
— ¿Recuerdas a Easton? — Intervengo por ella. Jeremy asiente con su cabeza. Miro de reojo cómo mi hermano presta atención a nuestra conversación —. Su padre tiene un bar que va a empezar a dirigir y Easton le ofreció un puesto como mesera a Sadie.
Tyler se lleva la bebida a los labios para tomársela de un solo trago.
— ¿Estás segura de que quieres ese empleo? — Jeremy le pregunta con preocupación plasmada en su rostro. — Lidiar con borrachos no debe ser una tarea fácil.
— No encontré más empleos — explica ella —. En todos pedían experiencia que yo no tengo, así que no tuve otra elección.
— Buenos, tú sabes lo que haces.
— ¿Por qué simplemente no dejas tu orgullo a un lado y permites que tu madre te pague la universidad? — Interviene mi hermano.
— Tyler, no te metas — la voz de Sadie se eleva un poco.
— Sólo digo — él se excusa, levantando las manos en signo de paz —. Vamos, Sadie, no seas estúpida. No estás acostumbrada a lidiar con borrachos, de hecho, tú ni siquiera bebes.
— Todos ustedes están exagerando, no soy una pequeña y delicada niña. Si acepté el trabajo, es porque puedo con él — nos mira fijamente, luego suspira —. Sólo… voy al baño.
Ella se pone de pie y mi hermano me detiene cuando estoy a punto de ir detrás de ella.
— Deja, yo voy.
Asiento, me vuelvo a dejar caer al lado de Jer y ambos miramos en silencio cómo ellos dos discuten frente a nuestros ojos.
Tyler detiene a Sadie del antebrazo, le dice algo a lo que ella le grita y gesticula con sus manos efusivamente. Se ve enfadada, mi hermano también, hasta que en cámara lenta observo cómo mi hermano toma las mejillas de ella con ternura y susurra algo contra su frente, haciendo que ella de inmediato se calme.
Suspiro y me pregunto cuándo finalmente se rendirán a sus sentimientos.
Mi hermano se la lleva a la barra y pide comida, lo único a lo que Sadie nunca dirá no.
— Apuesto a que son alitas — dice Jer a mi lado.
— Con salsa picante — agrego.
— Así como ellos.
Meto mi dedo en mi boca y simulo vómito, lo que lo hace reír a carcajadas.
— Estás hablando de mi hermano y mejor amiga.
— Que pronto compartirán más que unas alitas picantes, te lo apuesto.
— ¿Ty te ha dicho que la quiere?
— Me dice que la odia — dice risueño —. No la soporto, me saca de quicio lo necia que es — simula la voz de mi hermano, haciéndome reír.
— Sí, la ama.
Jer y yo miramos como dos chismosos espectadores a mi hermano y a Sadie entablar más conversación. Ellos se miran furiosos entre ellos mismos, sin embargo, la postura de ambos es cómoda, se ve que se tienen confianza el uno al otro.
— Apuesto a que en un mes ya son novios.
— No lo creo, ambos son demasiado necios.
— Míralos — y Jer señala con su cabeza hacia ellos. Mi hermano está robando una alita del plato de Sadie y ella golpea sus dedos con fuerza, haciendo que él responda el gesto con un rápido jalón de su cabello.
Ella aúlla, él se ríe y vuelven a discutir.
Es como un círculo vicioso que se repite y no tiene fin.
— Bailemos — Jer me pide, poniéndose de pie y extendiéndome su mano.
— Pensé que nunca me lo pedirías.
Y tomando su mano, nos movemos hacia la pista de baile, en donde bailamos entre risas y pasos graciosos que nos arrancan carcajadas. La gente alrededor nos mira, pero eso no nos detiene. Siento el sudor correr en mi espalda, así que saco mi chaqueta de jean y me abanico con mi mano. Dejo la chaqueta en nuestra mesa y vuelvo con Jer.
El calor es horrible.
— Te vestiste para conquistar, Rora — Jer dice con una extraña voz, haciéndome reír.
Miro hacia lo que tengo puesto, un sencillo vestido moldeado a mi figura. No me he vestido diferente a como siempre me visto cuando salimos a festejar, pero por la mirada de Jeremy, creerías que siempre me puse una bolsa de cartón encima y esta es la primera vez que uso ropa de verdad.
Voy a hablar, pero soy interrumpida cuando Sadie viene a mí y furiosa me dice —: Me voy, no soporto a tu hermano.
Mi mejor amiga empieza a ir furiosa hacia la salida, mientras un igualmente enojado Ty va detrás de ella, gritándole —: Vamos, Sadie, no te enojes.
Y ahí van ellos, tan chispeantes como siempre.
Jer me mira al mismo tiempo que yo lo miro a él y, como en sincronía, ambos nos encogemos de hombros, riendo después en voz alta.
Entonces la escucho, Vigilant s**t sonando en los parlantes, haciéndome gritar de emoción.
— ¡Amo esa canción! — Le grito a Jer, ya envuelta en la música y letra sensual de la canción.
Sin detenerme a pensar en nada más que el ritmo de la música, empiezo a mover mis caderas, riendo y cantando en voz alta la canción. Mientras mi cabello choca en mi rostro debido a los movimientos que hago, noto que Jeremy está inmóvil, mirándome fijamente.
— ¿No vas a bailar? — Le pregunto, frunciendo el ceño al ver que él sólo me mira.
— Yo... — sus manos de repente salen y agarran mis caderas, arrastrándome más cerca a él —. Sí, lo siento... me distraje.
Sus manos en mi cuerpo empiezan a marcar el ritmo e ignoro lo juntos que estamos, sólo me dedico a reír mientras canto la canción a todo pulmón, mi piel se pone de gallina y la letra sale de mí como un himno.
De repente, cuando la canción va a la mitad, siento su aliento en mi cuello, lo que me hace temblar debido al soplo de aire que él envía a través de mi piel. Sus labios rozan como una pluma mi cuello, tan imperceptiblemente que hasta creo que me lo imaginé, pero es el cosquilleo que queda en el lugar lo que me dice que no fue mi imaginación.
Mi cuerpo se estremece de pies a cabeza y me paralizo por un instante.
Jeremy nunca ha actuado de esta forma conmigo.
— ¿Estás bien? — Me echo hacia atrás para encontrar sus ojos.
— No sé qué me pasa — dice en mi oreja.
— ¿A qué te refieres? — Lo miro confundida.
Él no aparta su mirada de mí mientras su mano se mueve con lentitud a mi espalda baja y me empuja con fuerza hacia él.
Los dos gemimos al sentir el contacto.
— ¿Jeremy, tú...? — Trago saliva al sentir su erección contra mí.
Él me mira casi indefenso, sus ojos en mí mientras espera que yo dirija lo que suceda a continuación.
— ¿Te quieres detener? — Pregunto.
Jer niega, pegándome más a él, hasta que mis pechos se aplastan en su pecho, lo que provoca que sus ojos se dilaten y la erección contra mi vientre se endurezca más.
No sé si es el Martini que tengo en mi sistema o mi amor por él los que me impulsan a hablar, pero mis labios sueltan las palabras equivocadas.
— Entonces no te detengas.
Él gruñe y lo siguiente que sé es que estamos bailando muy juntos, tan juntos que siento cada músculo de su cuerpo marcado contra el mío.
— Te deseo — sus manos mueven mi cabello a un lado para dejarle espacio libre a sus labios que empiezan a repartir besos mojados por mi piel. Su boca succiona un punto débil en mi cuello y de inmediato me arqueo para él.
¿En qué momento las cosas se subieron de temperatura tan rápidamente?
Sus manos se introducen dentro de mi vestido y me estremezco cuando empieza a acariciar mi muslo con suma delicadeza. Llevo mis manos a su cuello y lo atraigo más a mí mientras sus labios ascienden por mi oreja hacia mi mandíbula.
— Voy a besarte — susurra sobre mi piel.
En el fondo sé que esto está mal. Jeremy acabó de terminar con Sabrina y aunque parezca que no le ha afectado, no estoy tan segura de ello. Pero a pesar de que sé que es un error, no lo detengo.
Está allí, justo frente a mí, lo que he soñado toda mi vida.
— Hazlo — murmuro en voz muy baja.
Y lo siguiente que siento, son sus labios que caen sobre los míos.
Su lengua no espera ni un segundo para abrirse paso hacia mi boca y así probarme por completo. Su beso es brusco, necesitado y lleno de hambre. Como si llevara años ansiándome.
Besarlo se siente como la gloria y siento el deseo correr caliente por mis venas, mis caderas se mueven contra las suyas, buscando fricción. La mano en mi cabello se empuña y mueve mi rostro en la otra dirección. Jeremy saque mis labios con hambre, en un beso obsceno y lujurioso.
Sus manos levantan mi muslo, pegándome por completo a él y ni siquiera me importa quién nos está observando.
He esperado este momento desde hace muchos años y no pienso detenerme.
Nuestras bocas pareciese que están en guerra mientras labios, lenguas y dientes luchan por ganar la batalla. Él muerde y yo muerdo, su lengua prueba en los lugares correctos, incitándome a hacer lo mismo.
Sus manos viajan sin pudor alguno a mi trasero y me mueve contra él, mis caderas al mismo tiempo buscan, ambos hacemos fricción en el lugar correcto y siento como la piel de gallina estalla en todo mi cuerpo.
— Jeremy — gimo con dificultad sobre su boca porque él no para de besarme.
— Vámonos — succiona con fuerza mi labio inferior con su boca.
— ¿A dónde?
— A mi casa... nadie nos verá.
Logro separarme un momento de sus labios y lo miro.
Sus ojos están completamente dilatados debido a la excitación.
Y mis labios sueltan las palabras que sé, me condenarán —: Está bien, vámonos.