Lo primero que hice al llegar a Omsdianna, fue ir a la playa. No quería ver a nadie, ni siquiera a mis padres. Yo, creo que todos tenemos un lugar especial en el mundo; un lugar que es nuestro, al que vamos siempre que nos sentimos hechos mierda. El mio, era la playa, desde que tenía 15 años, iba a ese lado final de la playa, donde casi nadie iba, y no entendía porque, si era el lugar más hermoso y tranquilo de Omsdianna. La arena era tan limpia y no había rastros de piedras, se podía caminar completamente descalzo sin tener el menor miedo por lastimarnos la planta de los pies. La primera vez que fui, fue tras la muerte de mi abuelo. Yo, estaba llegando a casa, del colegio, cuando pasé la esquina, vi que en la fachada de la casa de mi abuelo había un foco encendido, lo cual sólo se significaba una cosa, que ya había fallecido. Con cada paso que daba hacia la casa de mi abuelo, le pedía a Dios, que por favor no sea mi abuelo, que sea cualquier otro familiar, no me importaba quien, pero que no sea mi abuelo; lastimosamente, Dios no me escuchó. No tuve el valor para entrar a la casa, solo di media vuelta y tomé un carro a la playa. Durante el camino no me cayó ni una sola lágrima, pero en cuanto llegué a la playa, no se podía saber quien mojaba más a la arena, si yo, o el mar. Después de expulsar hasta la última lágrima de mi interior, me sentí aliviado, y comprendí que entre tantas tormentas que tenía, por fin había encontrado mi arco iris. Ese día, juré que siempre que me sienta mal, iría a ese lugar a sanar mis heridas, y que, si en algún momento hay alguien en mi vida tan especial, como para compartírselo, lo haría. Esa mujer especial, fue Elena, la llevé a ´´mi lugar´´, en nuestro tercer aniversario de enamorados, ella jamás había ido hasta ese lugar de la playa, y en cuanto lo vió, quedó encantada. Desde ese día, compartimos absolutamente todo el uno con el otro y nuestra relación se fortaleció mucho. Pero ahora, esa relación ya no existía, y ´´mi lugar´´, ya no era mio, me sentía extraño allí, sentía que, sin Elena, ya no tenía sentido, entonces me puse en pie y me marché. Jamás, deberíamos compartir ´´nuestro lugar´´ con alguien, por muy enamorados que estemos, porque al final, cuando esa persona ya no esté, ese lugar dejará de ser nuestro, y solo nos atormentará la mente con recuerdos de algún amor fugaz que fue, o que nunca llegó a ser.
Fui al único lugar, al que un hombre siempre podrá llegar y ser bien recibido, por más desgraciado o miserable que sea. Mis padres me recibieron con un fuerte abrazo y unas sonrisas que no cabían en sus rostros. Luego de pasar, mi padre salió a revisar fuera de la casa, como si buscara algo con suma dedicación, cuando entró, finalmente dijo, >, con un tono que evidenciaba una mentirosa tristeza. >, preguntó mi madre y mi padre respondió, >. Los tres, reímos a carcajadas. Me quedé a almorzar con ellos, pero no tardé mucho. Debía presentarme a la empresa, antes de las 2:00 pm, puesto que el señor Smith, requería mi presencia con suma urgencia, para decirle yo mismo, al consejo administrativo, de la gran hazaña italiana, como le llamaba él.
Ya en las oficinas de Wild Irons, antes de entrar a la sala de juntas de la empresa, se me acercó, Judith, la secretaria del señor Smith. Una joven morena, de grandes caderas y ojos anchos que le penetraban la mirada a cualquier hombre de la empresa.
- Escuché que eres el salvador de la empresa -me comentó con una voz sensual y sexy.
- Escuchaste, bien.
- Deberíamos celebrarlo en la noche -me susurró, mientras sus gruesos labios me rozaban el oído izquierdo.
- Veré si no tengo planes -le respondí, antes de entrar a la reunión.
- ¡Démosle un fuerte aplauso a Julián! -comentó emocionado, el señor Smith, en cuanto me vio entrar- Siempre confié en ti, muchacho -me dio un fuerte apretón de manos.
- Fue un placer y un enorme orgullo representar a Wild Irons -le respondí-. Gracias a todos, por la confianza, para mí, fue una misión titánica que pude sacar adelante, pero no lo hubiera hecho sin el asesoramiento de todos ustedes -le dije al resto de participantes del consejo administrativo.
- Me gustaría saber, como convenciste a Bianchi, de pagar US$ 170,000.00 por cada auto. Escuché que es muy cerrado en sus ofertas y de US$ 111,000.00, que ofreció, primeramente, tal y como me lo dijo, Smith, a US$ 170,000.00, hay US$ 59,000.00 de diferencia por auto, que, en todo el lote de entrega, da una cifra de US$ 10,620,000.00; lo cual es muy extravagante incluso para un multimillonario -me cuestionó Jonny Luppin, socio inversionista, de la empresa, un viejo zorro, como se le dice en el mundo de los negocios, a los hombres habilidosos que sacan dinero, hasta de un charco de lodo.
- Creo que todos, deberíamos agradecer, que Bianchi, no sea tan habilidoso para los números, como usted, señor Luppin -le respondí, y enseguida se rió junto al resto de la directiva.
- Dejemos de hablar, de cosas no tan importantes -comentó, Marta Cáceres, otra de las socias inversionistas, una mujer de unos cincuenta años, de muy bello rostro y perfecta figura, para su edad-, dejemos a Julián, con sus secretos de ventas, mientras nos siga trayendo este tipo de contratos, ¿qué más da, como los consigue?
- En eso tiene toda la razón -apoyó, Jhonatan Berazategui, gerente general de Wild Irons, quien era muy evidente en sus pretensiones, con Marta, debido a que se podía ver como la desnudaba con sus juguetones ojos.
- Bien, empecemos con la reunión -propuso el señor Smith.
- Con su permiso, paso a retirarme -me despedí.
- Tú, te quedaras a la reunión -me comunicó Clark Parker, el socio fundador y dueño de Wild Irons, junto al señor Smith. Fue inevitable no sorprenderme, jamás un diseñador de autos, había formado parte de una junta directiva.
- Un, diseñador, creador, o trabajador de Wild Irons, que nos da un ingreso de S/.110,160,000.00, en una sola venta, se merece un lugar en la directiva de Wild Irons -me explicó Josefina de Larco Herrera, la tercera y última inversionista, de la empresa; como si me hubiera leído la mente.
- Bienvenido a la Junta Directiva, Julián -el señor Smith, me dio la mano, y un fuerte abrazó, luego lo hizo cada m*****o de la junta directiva.
- A partir de hoy, eres socio de Wild Irons, y jefe del Área de Diseño e Innovación -me informó, Berazategui.
- Muchas gracias, por la confianza depositada, en mí -unas lagrimas me cayeron, eran de felicidad, no tenia porque sentir pena, y todos lo entendieron-. Daré mi mejor esfuerzo en esta nueva etapa profesional de mi vida, y lucharé por convertir a Wild Irons, en la marca líder de la industria automotriz mundial.
- Así será, Julián, así será.