Verlo de nuevo

1378 Palabras
-¡No puedo creer que mi madre haya hecho esto! -refunfuñe mirando mi reflejo en lago -Te dije que era arriesgado -Lo sé, resultó mal para ti también ¿no es cierto? -se encogió de hombros -Lo siento -Se acerca la fecha del regreso del príncipe -Lo sé -suspiré -No debiste salir -Lo sé -hice movimientos en forma de infinito en el agua con mi dedo y suspiré -No creo que lo puedas volver a ver -Eso también lo sé, esos guardias que mi madre puso tras de mí no me dejan ni respirar en paz. Incluso tuve que dejar de ir al mercado n***o. -Aether preguntó por tí, dijo que si necesitas de su ayuda… -suspiré profundamente para mostrar mi desinterés en la plática Sólo tenía cabeza para una cosa, para una persona, esa persona que deseaba ver de nuevo pero que no podría ver jamás en mi vida. Me dolía, a pesar de solo haberlo visto esa única vez, sentía que perdía algo grande e importante en mi vida, y no deseaba perderlo. -Crees que puedas distraerlos una sola vez -le dije susurrando cerca de su oído -Te dije que puedo hacerlo -anunció mi amigo orgulloso -¿para qué necesitas que lo haga? -Sólo hazlo, cuando regrese te lo contaré todo -¿Cuándo regreses? ¿A dónde vas? -preguntó confundido -Sólo haz lo que prometiste, Nilufer vendrá conmigo -suspiró aliviado al escuchar eso Pero era mentira, le había pedido que hiciera algunas cosas para mí, se había negado a ayudarme a salir de nuevo del reino, me había orillado a hacerla a un lado para llevar a cabo mi plan, y mi amigo Aether se encargaría de los guardias. Crucé de nuevo aquel pequeño túnel que apenas tenía espacio para mí, lo hice lo más a prisa que pude y corrí por el espeso bosque hasta la orilla del mar. Levanté la vista y corrí al ver de nuevo la cabaña en el mismo sitio, mi gran vestido, como la última vez en mi aventura era deseado pesado y estorboso para moverme, pero eran más mis ganas de verlo de nuevo que la incomodidad que el vestido me causaba. A punto de llegar me detuve en seco para arreglar mi cabello y mi vestido, me sorprendí mirándome al espejo para comprobar que lucía pulcra y linda. Tomé una bocanada de aire y caminé hacia la ventana para mirar dentro.Pero esta vez las cosas estaban en su sitio, no había nada fuera de lugar y hasta parecía un lugar deshabitado. Mi desilusión creció al no verlo tras caminar a los alrededores. -Pensé que no vendrías de nuevo -su voz me sorprendió Había caminado algunos metros en dirección contraria del lugar por el que había venido esperando encontrarme con él. -Yo, sólo… creo que perdí algo la última vez que… bueno -sonrió y caminó para ponerse a mi lado Con su mano me invitó a seguir caminando. Caminamos sin rumbo mientras el silencio se volvía cada vez más incómodo. -Debo disculparme por lo que pasó antes, no debí hacer lo que hice -lo miré confundida, pero él no se atrevía a mirarme -tengo una mujer y no debí… -Oh, entiendo -mi corazón dolía -como dije, solo he venido a buscar algo que perdí Aquella verdad me causaba una gran desilusión, había deseado tanto verlo, y ahora solo me avergonzaba haber venido a buscarlo hasta este lugar -Lamento mucho lo que ocurrió, si me permites te acompañaré de regreso a casa -No, yo… sólo buscaré lo que perdí y me iré sola -agaché la mirada y apreté los dientes para soportar la vergüenza que sentía. -Desde ese día no puedo dejar de pensar en tí, pero no puedo romper la promesa que hice -Descuida, para mí no fué nada, yo sólo… lo olvidaré Pero esa era la mentira más grande, no podía olvidar lo que él me había hecho sentir, y no podía permitirme demostrar mis sentimientos a ese hombre que seguía siendo un desconocido, un sinvergüenza desconocido. Pero de hecho, ambos estábamos en la misma situación, él tenía una mujer, y yo, bueno… yo era prometida de un príncipe. Mi charla con él de pronto se volvió casual, le hablé sobre mi vida aunque jamás le dije de dónde provenía, ni siquiera le dije mi nombre, y él jamás mencionó nada sobre su vida privada. Pero descubrí que no era como cualquier hombre, sus ideales no eran machistas y no pensaba que la mujer era solo un accesorio para complementar al hombre, en otras circunstancias él habría sido mi alma gemela, mi complemento perfecto, pero el destino estaba escrito, el ya tenía a alguien y yo estaba obligada a casarme con un hombre del que no sabía nada. Regresé al reino, las cosas se habían salido de control y todos me buscaban como locos por todo el pueblo. Nadie sabía a dónde había ido, ni con quién, así que corrí hasta casa para ver a mi madre que lloraba desconsolada por mi ausencia. Apenas me vió, ella me abrazó y tras un suspiró de alivio recibí un merecido regaño de su parte. Pero eso no era todo, había metido a mis amigos en problemas y eso era algo que no podía perdonarme, y ¿todo para qué? para verlo de nuevo, para saber que nada iba a pasar después de eso, que no lo vería jamás aunque deseara hacerlo. -Así que te escapaste con un hombre -dijo esa mujer que tanto me irritaba. Shanhaz era una joven mujer, hermosa pero odiosa, su padre era el canciller de la corte, cuando ella nació, sus padres tenían la ilusión de que fuera ella la elegida por el rey para ser la futura princesa del reino debido a la cercanía del hombre con los asuntos del reino. Al no ser elegida como la favorita, la familia del canciller le guardó rencor a mi familia, y ella, Shanhaz, se convirtió en mi eterna enemiga. -No se dónde escuchaste ese rumor, o si tú misma lo inventaste, y aunque fuera así, no es de incumbencia -respondí a la defensiva -Que me hables así me dice que es cierto -Que te hable así solo quiere decir una cosa, que me irrita tu presencia -Espero que el rey se de cuenta cuanto antes de su error, yo soy la que debía tener el título de prometida del príncipe, me arrebataste lo por derecho me correspondía -Yo no te quité nada, además yo jamás he querido tener ese puesto -Renuncia -Es lo que he intentado hacer por mucho tiempo, y ahora más que nunca… -me detuve, no tenía que hablar de más y menos con una persona como ella -pero fué un trato entre caballeros hace mucho tiempo y no hay nada que se pueda hacer -Sólo debes manchar tu reputación -dijo engreída -una mujer con mala reputación no será de interés para el rey -¿No lo sabes? -reí incrédula -el rey debe honrar su palabra, si no su palabra ya no valdría nada. ¿Crees que no he investigado la manera de salir de esto? No hay salida, no al menos que el príncipe tenga una razón de poder que convenza al rey. -Entonces habla con el príncipe, eres experta en seducir a los hombres y manejarlos a tu antojo -¿Cómo haría eso? no me he visto con él ni una sola vez. Ella me miró boquiabierta, claro, era de esperarse, todos me miran así cuando les digo que jamás he visto al príncipe y que ni siquiera he hablado con él. -Vendrá pronto, lo sabes ¿no? El rey anunció su regreso y por eso fueron a buscarte a tu casa, al no encontrarte se armó todo ese drama, ¿no te lo contó tu madre? -preguntó al ver mi rostro de ignorancia -No he podido hablar con ella -admití -irrumpiste en mi casa cuando ella iba a hablarme sobre eso -le reclamé -El rey quiere vernos en el castillo para merendar -anunció mi madre cuando estuvimos solas -El príncipe regresará mañana al reino y planea que tengan su primera reunión de compromiso -estaba más seria que de costumbre -A partir de mañana deberemos mudarnos al palacio real, nos darán alojamiento hasta el día de la boda
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