Capítulo 21

2442 Palabras
Narra Nahuel Miré a Camila, ella estaba concentrada en el televisor. Saqué mi celular y miré la hora, son las cuatro de la tarde. Me pregunté si Daniel estaba desocupado. No sé qué hace el resto de la semana, solamente sé que los viernes y los sábados nos vemos. Decidí mandarle un mensaje. —"¿Puedo contarle a Cami lo que pasó? Ella es la única que sabe que me gustás." —"Mientras sea la única y no le vaya a decir nada a nadie." —"Ella guarda todos mis secretos. No te preocupes." —"Está bien, mientras no diga nada." Guardé el celular y volví a mirarla, seguía tan concentrada como antes. Miré a la puerta de mi cuarto, estaba abierta de par en par como siempre que Cami viene a ver películas. Lean está en el living escuchando música. —Che Cami, quiero contarte algo —dije bajito, ella solamente asintió mirando la pantalla, me acerqué a ella y bajé más la voz—. Daniel y yo nos besamos —se giró tan rápido que casi me golpea. —¿Qué? —se hice una seña para que bajara la voz. —Que nos besamos. El sábado se quedó acá por la tormenta. Me levanté a la madrugada, empezamos a hablar, nos dijimos que nos gustamos y terminamos besándonos. —Felicidades, Nahu —volvía a hacerle señas para que baje la voz—. Perdón —se rio—. Me alegra que por fin tengas novio. —No somos novios. Me dijo que fuéramos despacio. —Por lo que veo, es muy lento —sonrió—. Pero me alegra mucho que avancen un poco —ella me abrazó haciéndome sonreír—. Si necesitan ayuda para verse a escondidas, yo te ayudo —asentí contra su hombro. Nos separamos un ratito después. Cami volvió a concentrarse en la película, quejándose porque había hecho que se perdiera una parte. Yo volví a sacar el celular; tengo muchas ganas de hablar con Daniel, pero no quiero molestarlo todo el día. Prefiero esperar a que él me diga algo. Después de que Cami se fuera, me quedé con mi hermano mirando la tele en el living. Jugamos videojuegos un rato, pero, después de aburrirnos, buscamos algo para ver. Sentí el celular vibrarme en el bolsillo, lo saqué y miré la pantalla, era Daniel. Quise saber que decía, pero si lo leo ahora, Lean podría verlo. Cuando escuché la puerta de entrada, guardé mi celular. Mamá nos saludó con la mano y fue directamente a su cuarto a dejar sus cosas. Mientras, Lean se iba a la cocina para preparar mate; seguramente van a hablar mientras mamá descansa. Mamá volvió con nosotros y, después de preguntarme como me había ido y de que le dijera que mañana no tenía clases, se sentó con mi hermano para hablar. Me levanté del sillón y volví a mi cuarto para ver el mensaje que me había mandado. —"¿Estás ocupado? Tengo ganas de hablar con vos." —sonreí. Creo que estábamos pensando en lo mismo. —"No estoy haciendo nada." —le contesté. —"Pensaba que podemos planear una parte de la próxima clase en la semana y aprovechar el sábado para estar juntos." —"Mañana no tengo clases, le puedo decir a Cami que nos ayude para vernos." —"¿Seguro que querés que nos veamos así?" —"¿No querés que nos veamos mañana?" —"Sí quiero. Bueno, ¿cómo hacemos?" —pensé un ratito, pero no se me ocurría como hacer. —"Hablo con Cami y te digo después." —salí de su chat y me metí en el de Cami para llamarla. Me levanté cuando me contestó y cerré la puerta para que no me escucharan. Le conté lo que hablamos con Daniel y le pedí que me ayudara. Pensamos unos minutos hasta que se le ocurrió algo. —¿Qué te parece si decimos que vamos al cine del shopping? Ustedes pueden entrar en la sala y yo voy al arcade mientras pasan tiempo juntos. Después de la película me mandás un mensaje, nos encontramos y te acompaño a tu casa o llamamos a tu hermano. —¿Quién va a comprar las entradas? —Le pido a mi papá. Sabés que me compra todo lo que quiero. Bueno, le digo a mi mamá y le pido a mi papá que compre las entradas para mañana. ¿Pido por la película que querías ver? —Sí. Aunque no estoy seguro de que le guste a él. —Tranquilo, no van a ver la película realmente —se rio—. Bueno, te hablo en un rato —cortó la llamada. Volví al chat de Daniel y le conté lo que vamos a hacer. Al menos le gustó la idea y le pareció bien. Él decidió que íbamos a encontrarnos en el shopping para no tener problemas. Después de que Cami me dijera a qué hora íbamos a ir, le pedí permiso a mamá diciéndole que mañana no teníamos clases. Ella me miró un ratito, me sonrió y me dio permiso. Mientras, mi hermano me molestaba porque salga con ella después de verla hoy. —Parece que mi hermanito ya me dio cuñada —se rio. —Cami y yo somos amigos. —¿Seguro? Nunca tuve una amiga que viera tanto —suspiré. —Dejá en paz a tu hermano, Lean. Si él dice que son solo amigos, lo son —mi hermano suspiró, yo le saqué la lengua y le sonreí. Nos molestamos un rato, hasta que mamá se cansó de nosotros y nos retó. Decidí volver a mi cuarto y avisarle a Cami que me habían dejado salir. Me acosté en la cama y dejé el celular en la mesa de luz. Miré el techo nervioso; es la primera vez que Daniel y yo vamos a salir fuera de lo que sea para el club. ¿Y si las cosas salen mal? ¿Y si no le gusta la película o se aburre? Suspiré. No puedo decirle ni a él ni a Camila que no quiero salir ahora, se pueden enojar conmigo. Me mordí el labio nervioso. Me la pasé acostado hasta que mamá me llamó para cenar. Cuando fui a sentarme en la mesa, papá ya había llegado y estaba hablando con Lean. Me senté al lado suyo, él se giró y me dio un abrazo como saludo. Después, siguió hablando con mi hermano. Comí callado. Sigo muy nervioso por mañana, pero no puedo decirle nada a ellos; si se enteran, seguro me van a castigar de por vida. De repente, sentí que me miraban. Levanté la vista del plato y miré a mamá. Tiene una mirada rara, parece preocupada o enojada por algo. —¿Me habrá escuchado hablar con Camila? —pensé asustándome. Espero que no, no quiero terminar castigado. Después de cenar, mamá me pidió que la ayudara a levantar las cosas y a secar los platos. Mientras papá se duchaba y mi hermano salía a su casa, nosotros nos quedamos en la cocina. Esperé hasta que ella lavara un par de cosas para empezar a secarlas y guardarlas. —Te estás viendo mucho con Cami. Vino hoy y la vas a ver mañana —asentí—. Se llevan muy bien —volví a asentir—. ¿Sentís algo por ella? —La quiero mucho, es mi mejor amiga. —No me refiero a eso —la miré—. Quiero saber si sentís algo más por ella, si la ves solo como una amiga o si la ves como algo más —me quedé callado un ratito. —No, ma. La quiero mucho, pero no me gusta —¿por qué me pregunta esto? Seguí secando y guardando los platos, pero ahora sentía que me miraba como en la cena. La miré y le sonreí, ella me miró un ratito seria, pero después me sonrió también. —Creciste muy rápido, Nahu —suspiró sonriendo—. Creo que tu hermano tiene razón. —¿Razón en qué? —Nada, Nahu, no importa. Terminé de secar y guardar los platos y nos fuimos cada uno a su cuarto. Cerré la puerta, me puse el pijama y me tiré en la cama. Agarré el celular y lo miré, tenía mensajes de Camila de la tarde que no quise abrir. No me decía nada importante, nada más me molestaba porque mañana voy a salir con Daniel. Sigo estando nervioso por estar con él en un lugar que no es el club o el café. No sé de qué podría hablarle si no es del club y de las actividades. Decidí contarle a Cami como me siento. A veces me molesta mucho, pero siempre me escucha cuando me siento mal por algo. Además, creo que me puede ayudar. --------------------------------------------------------- Me levanté temprano, me preparé y me senté en la silla de mi escritorio. Miré la hora; son las ocho de la mañana y ya estoy nervioso por verlo. Agarré mi celular y lo miré. Seguramente Daniel y Camila están dormidos. Guardé mi celular en el bolsillo y fui hasta el comedor. Mamá y papá estaban desayunando. —Qué raro que estés despierto tan temprano —dijo mamá cuando me senté en la mesa. —Anoche me dormí temprano, por eso —en realidad casi no dormí de los nervios que tengo. Mamá me sirvió un poco de café y me dio unas tostadas. Empecé a desayunar mientras ellos hablaban de lo que iban a hacer. Papá me preguntó un par de veces si quería que nos pasara a buscar después de la película, pero le dije que, al final, iba a traerme el papá de Cami. Después de desayunar, me despedí de papá que ya se iba y ayudé a mamá a levantar la mesa. Cuando los dos se fueron, fui al living, me senté en el sillón mientras sacaba mi celular. Prendí la tele y conecté el celular para ver videos mientras esperaba que Camila se despertara. Es de las pocas veces que puedo quedarme en casa solo; Lean trabaja por las mañanas y no puede venir a cuidarme. Cerca de las once, Cami me mandó un mensaje para preguntarme si seguía nervioso por lo de hoy o si todavía quería hacerlo. Le contesté que estaba nervioso, pero que no iba a cancelar ahora todo. Volvió a recordarme que cuatro y media iba a pasar a buscarme a mi casa y se desconectó. Suspiré volviendo a mirar la tele; supongo que a Cami solamente le importa que no la deje plantada después de comprar las entradas para el cine. A las cuatro y media, recibí un mensaje de Camila diciéndome que me esperaba en la esquina. Guardé mi celular, mi billetera y mis llaves en los bolsillos de mi pantalón y salí. Caminé hasta la esquina, me acerqué hasta el auto y me subí en el asiento trasero. Cuando el auto arrancó, saqué mi celular y le mandé un mensaje a Daniel avisándole que ya estábamos yendo al shopping. Él me respondió que ya estaba ahí y que me esperaba en la puerta del cine. Sonreí un poco nervioso. No me pone nervioso estar con él solos, ya estuvimos solos antes, lo que me pone nervioso es que ahora no somos solo entrenador y alumno. Desde el sábado siento que el cuerpo me tiembla cuando pienso en él demasiado. Llegamos al shopping después de un ratito; no está demasiado lejos de mi casa. Nos despedimos del papá de Cami y entramos. La miré nervioso. —Dale, andá. Cuando termine la película espérenme en la puerta del cine por si alguien los ve. —Acompañame, si me ven ahora también podría ser peligroso. —Bueno, pero después me voy —asentí—. Vamos —me agarró del brazo y empezó a caminar haciendo que la siguiera. Como me había dicho en el mensaje, Daniel estaba en la puerta. Cuando nos acercamos, él nos miró y nos sonrió. Cami se despidió de mí y se fue, mientras, Daniel y yo entramos al cine. Daniel me guio hasta nuestros asientos en la sala. Nos sentamos atrás de todo, en una fila de dos que estaban en la esquina de la sala. Yo me senté contra la pared mientras Daniel se sentaba del lado del pasillo. De repente, sentí el brazo de Daniel sobre mis hombros. Lo miré con vergüenza, él solamente me sonrió acercándose a mi cara, sentí mis cachetes arder por estar tan cerca. Puso su mano en mi mentón y me besó. Este beso no es como los que nos dimos en mi casa. —No sabés besar —dijo bajito cuando nos separamos—. Puedo enseñarte si querés —pasó su dedo por mis labios sonriendo—. ¿Te da vergüenza? —asentí casi sin darme cuenta, él volvió a sonreír. —N-nunca había estado así con nadie. —Siempre hay una primera vez para todo —se acomodó acercándome un poco más a él. Miró a la pantalla, mientras me quedaba mirándolo como tonto. ----------------------------------------------------------- Cuando la película terminó, nos quedamos un ratito sentados esperando a que todos salieran. Saqué mi celular y le mandé un mensaje a Cami. Sentí que Daniel se separaba de mí, sacando su brazo de mis hombros. Volví a guardar mi celular y me giré para mirarlo, se estaba preparando para levantarse. De repente sentí que necesitaba besarlo. Lo agarré de la remera haciendo que me mire. Tomé aire nervioso y me acerqué a su cara, él sonrió poniéndome más nervioso. La cara entera me ardía de la vergüenza. Daniel agarró la mano con la que todavía lo agarraba de la ropa, hizo que lo soltara para entrelazar nuestros dedos. —Podés pedírmelo, no tengas vergüenza —me besó. Después se separó sonriéndome—. Vamos, tu amiga debe estar esperándote —asentí aunque no tenía ganas de irme. Es la primera vez que estamos solos sin cuadernos en el medio para planear las clases. Nos levantamos de los asientos y salimos de la sala. Nos quedamos al costado de la puerta. Daniel me agarró de la mano entrelazando nuestros dedos. Lo miré, él sonrió, me dio un beso cortito que apenas sentí en los labios y me llevó hasta la puerta del cine. Me soltó cuando pasamos por la puerta para acercarnos a Cami. Nos saludó con la mano y se fue. Miré a Cami, ella me sonreía como siempre que le hablo de Daniel; supongo que va a molestarme mientras volvemos.
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