Capítulo 22

2172 Palabras
Narra Daniel Salí del shopping con una sonrisa idiota en la cara y con la necesidad de volver con Nahu únicamente para besarlo por última vez, aunque sé que no sería la última vez que lo bese, me quedaría horas solo por eso. Solté un pequeño suspiro. ¿Hace cuánto no me siento así por alguien? Ni siquiera en mi última relación estaba tan idiotizado como ahora. Tal vez necesitaba un chico como Nahu para volver a sentirme como cuando era adolescente. Caminé por la calle silbando con las manos en los bolsillos. De verdad estoy contento después de lo que pasó. La película no era la gran cosa, pero me fue suficiente estar con Nahu tan cerca y a solas, sin tanto miedo a que nos vean y tengamos problemas. Comencé a pensar en cómo sería estar con él libremente mientras llegaba a la parada del colectivo; me encantaría poder salir con él sin tener que preocuparme porque alguien nos vea y le cuente a sus padres. Una vez en el colectivo, me senté y saqué mi celular. El viaje iba a ser un poco largo, así que decidí hablarle a Ana para contarle lo que pasó con Nahu. Le conté que habíamos hecho y como nos había ido. Después pensé en Lucas; es una lástima que siendo mi amigo no pueda contarle todas estas cosas solo por su prejuicio. Hablé con Ana durante todo el viaje. Parecía más contenta que yo de lo que pasó con Nahuel. Salí del chat de Ana para meterme en el de él. —"¿Llegaste a tu casa?" —escribí rápidamente y se lo envié. Después, miré por la ventanilla. No llevo ni la mitad del camino; definitivamente voy a terminar aburriéndome. Saqué los auriculares, los conecté y me los puse justo en el momento en el que Nahu me contestaba. —"Sí, ya estoy en casa. ¿Vos ya llegaste?" —"No, me queda un rato de viaje." —seguí escribiendo—. "¿La pasaste bien hoy? Sé que no hicimos mucho..." —"La pasé bien. Estuve nervioso toda la película, pero siempre me siento así con vos." —sonreí como un idiota ante sus palabras. ¿Siempre se siente así? Supongo que le gusto hace tiempo. Solté un pequeño suspiro acomodándome en el asiento. —"Yo estuve ansioso toda la noche. Quería verte." —le escribí después de un par de minutos. El celular no tardó en vibrar en mi mano. —"También quería verte. Casi no dormí por los nervios." —sonreí sin poder evitarlo. Este chico me está volviendo un idiota. No dejamos de hablar durante el camino a mi casa. Cuando por fin llegué a mi departamento, me despedí de él y me tiré en el sillón. No pasó ni un segundo cuando mi celular comenzó a sonar nuevamente. Lo saqué y miré la pantalla; era Lucas llamándome. —Hola —dije contestándole. —¿Nos vemos? Estoy en el café de siempre. —Acabo de llegar a mi casa. ¿No querés venir? —Salgo del café y voy. —cortó la llamada. No tengo ganas de recibir a nadie, pero estoy tan contento por cómo fueron las cosas hoy que no le puedo decir que no. Me levanté con pereza y miré a mi alrededor. Por suerte, acomodé mi casa antes de salir para ver a Nahuel. Media hora después de la llamada, Lucas llegó a mi casa. Bajé a abrirle la puerta del edificio y subimos a mi departamento. Dejó sus cosas al lado del sillón y se sentó. Por mi parte, saqué un par de cervezas, las serví en un par de vasos y fui al living para sentarme con Lucas. Le di uno de los vasos y tomé un sorbo de mi cerveza. —¿Qué hiciste hoy? —preguntó de repente—. Me dijiste que volviste recién. —Fui al cine. —¿Sin mí? Que mal amigo sos —solté una risita. —No sos todo mi mundo, Lucas. —Debería. —tomó un sorbo de su cerveza—. ¿Encontraste un príncipe azul o fuiste solo? —Fui solo. —mentí; no puedo decirle que vi a Nahuel hoy o se va a volver un completo idiota. —¿Si? Que aburrido sos, podrías haberme llamado. —No te iba a gustar la película, Lucas. —No iba a ver la película. —sonrió; no deja de insinuarse a pesar de haberle dicho que me gusta Nahuel—. Che, Dani, ¿qué pasó con lo de tu alumnito? —lo miré unos instantes en silencio—. ¿Ya lo pensaste bien? —No empieces, no tengo ganas de echarte tan rápido. —suspiré—. Somos amigos, deberías apoyarme en esto. Después de todo, vos querés que tenga un novio. —Quiero que tengas un novio, no que te conviertas en un enfermero para un retrasado. —¡Lucas! —Sí, ya sé. —suspiró—. Solamente intento decirte que él no te conviene. Es... distinto. —Todos somos distintos, Lucas —dejó su vaso en la mesa ratona, se acercó a mí y me acarició la mejilla. —Pero él no es distinto normal. —me le quedé mirando en silencio. No quiero pelear con él de nuevo. —Basta, no voy a discutir por esto. No quiero seguir escuchando tus prejuicios sobre él. —tomé su mano y la aparté de mi cara—. Tampoco quiero que nos llevemos así. —¿Por qué no? —por un instante pensé en decirle que estaba intentando tener una relación con Nahu, pero preferí no hacerlo. —Ya no quiero, nada más. —tomé un sorbo de cerveza—. Mantengamos la distancia de amigos, Lucas. Creíste que íbamos a tener algo porque dejé que seas muy cariñoso conmigo, por eso no quiero que lo seas ahora. De repente, las facciones de Lucas se habían endurecido. Parece que no le cayó muy bien lo que le dije. Agarró de nuevo su vaso y lo tomó de un trago. Después se levantó para ir a servirse más. Nos pasamos viendo películas, aunque Lucas parecía estar más entretenido con la cerveza que con la tele. En menos de media hora ya se había tomado siete cervezas. Me preocupa un poco cuando se pone así. Cuando se hicieron las ocho de la noche, Lucas no podía siquiera mantenerse en pie de lo borracho que estaba. Decidí llevarlo hasta el baño, sentarlo en la bañera y dejarlo debajo de la ducha hasta que se le pasara un poco el efecto del alcohol. Mientras esperaba a que se recuperara, saqué mi celular y entré en el chat de Nahuel; después de que me despidiera cuando llegué, no me envió nada. Lo saludé de nuevo esperando a que no estuviera ocupado. Para mi fortuna, vio el mensaje casi al instante. —"Pensé que estabas ocupado." —"Algo así. Vino un amigo a mi casa. Lo tengo que cuidar un poco porque está borracho." —miré a Lucas y suspiré. —"¿Tu amigo toma mucho?" —"A veces." —seguí escribiendo—. "Hoy le pasó algo, por eso se emborrachó." —volví a guardar mi celular y fui hasta mi cuarto para sacar algo de ropa y una toalla para Lucas. Volví al baño, cerré la canilla y lo ayudé a salir de la bañera envolviéndolo con la toalla. Él se tambaleó mirándome triste. —Necesito que me ayudes un poco —bajé la tapa del inodoro, lo senté ahí y, después de secarlo un poco, lo desvestí para ponerle mi ropa. —Te quiero mucho... —balbuceó acariciando torpemente mi mejilla. —Sí, yo tambi... —no pude terminar de hablar por culpa del beso de Lucas. Me separé de él enojado, pero se me pasó cuando vi que lloraba. Inhalé profundamente calmándome lo más que podía—. Lucas, ya te expliqué mil veces que no te quiero como algo más que un amigo. Te quiero mucho, pero solo como un amigo. —¿Qué tiene ese mogólico que no tenga yo? Soy normal, soy mejor que él. —Ese es el problema, Lucas. Lo llamás mogólico y te crees superior cuando las cosas no son así. Él es un chico dulce, vos simplemente vivís encaprichado con que todos los hombres que están a tu alrededor te presten atención. —¡Eso no es cierto! —dijo llorando. ¿Busca darme pena o algo así? —Si es cierto. —suspiré—. Basta, Lucas. No voy a seguir discutiendo con un borracho —lo ayudé a levantarse y lo llevé hasta mi cuarto. Sentí mi celular vibrar en el bolsillo mientras acostaba a Lucas en la cama. Imagino que es Nahu que me está contestando. En el instante en el que me distraje para sacar mi celular, Lucas aprovechó para rodear mi cuello con sus brazos y besarme de nuevo. Solté mi celular y lo aparté de mí. —¡No vuelvas a besarme! —agarré mi celular, me levanté y salí del cuarto cerrando de un portazo. Caminé hasta el living esperando a que se quedara dormido y no viniera a seguir molestándome. Desbloqueé mi celular y miré el mensaje de Nahuel. Él simplemente me preguntaba si Lucas estaba bien; si supiera lo que acaba de pasar, no me preguntaría por él. Decidí no decirle nada de lo que pasó para cambiarle de conversación. ------------------------------------------------------------------------- Desperté escuchando unos ruidos en el pasillo. Me levanté casi de un salto y me asomé por la puerta encontrándome con Lucas tropezando para llegar al baño. Suspiré y fui hasta la cocina para preparar un poco de café; seguramente está con resaca. Cuando Lucas vino al living, ya tenía el café servido en la mesa. Él me miró con semblante cansado y se desplomó en la silla frente a mí. Tomó un sorbo de café con suma pereza mientras se revolvía un poco el pelo. Tomé un trago de mi café desviando mi mirada hacia la pantalla de mi celular. —Perdón por lo de anoche —musitó de repente disipando el silencio entre nosotros. —¿Te acordás de lo que pasó? —desvió la mirada. —Un poco. Seguro que después me acuerde de todo. —suspiró. —Da igual. Mientras mantengamos la distancia que te pido, vamos a estar bien —asintió con resignación. El resto del desayuno me la pasé escuchando a Lucas quejarse de la resaca que tenía y de que lo hubiera metido a bañar con su ropa puesta. Después, se preparó para salir de mi casa. Como su ropa seguía mojada, decidí dejar que se llevara la mía; sé que no voy a volver a ver esas prendas, siempre que le presto algo se lo queda. Después de poner su ropa en una bolsa, bajamos al palier. Se despidió de mí en la puerta y se fue. Volví a mi departamento un poco más tranquilo; ahora no me tengo que preocupar de que se me tire encima mientras estoy distraído. Solté un suspiro y me tiré en el sillón sacando mi celular para mirar la hora. Son las nueve de la mañana, seguramente Ludmi está en el jardín y Nahuel en la escuela. No puedo molestar a ninguno de los dos. Decidí ir a visitar a mi mamá. Sé que mi hermana trabaja mientras Ludmi está en el jardín. Volví a levantarme, me alisté y salí a la casa de mi mamá mientras le enviaba un mensaje. Llegué veinte minutos después. Ella me llevó hasta el comedor para sentarnos a tomar mate como siempre. Empezamos a hablar sobre mi hermana y mi sobrina. Después me preguntó sobre mi trabajo. Pasar tiempo con ella siempre me distrae de todos los problemas que pueda tener en mi vida. ------------------------------------------------ Cerca de las cinco, mi hermana y mi sobrina volvieron a mi casa. Como siempre, Lud me saludó dándome un abrazo. Después se fue a su cuarto dejándonos a Maite, mi mamá y yo solos. —¿Qué hacés acá hoy? Normalmente te acordás de nosotras los fines de semana —dijo mi hermana disipando el silencio —Necesitaba distraerme. Además, extrañaba a mamá y a Lud —arrugó la nariz molesta. —¿Y a mi no? —me pellizcó la mejilla como hacía cuando éramos chicos—. ¿Por qué tenés que distraerte? —me soltó sonriendo burlonamente—. ¿Tu novio te dejó? —puse los ojos en blanco soltando un suspiro. —Dejá a tu hermano en paz, Maite. Deberías ayudarlo, en vez de burlarte de él. —sonreí triunfante mientras mi hermana bufaba; de repente volvimos a ser chicos—. ¿Qué pasó, hijo? —suspiré para empezar a contarles lo que había pasado con Lucas excluyendo la parte de Nahuel; estoy seguro que mi mamá se volvería loca si se entera que me gusta un chico como él.
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