—A la cocina, madre —balbuceé, improvisando—. ¡Tenía sed! ¡Mucha sed! Ya, buenas noches. La esquivé con rapidez, mi cuerpo aún sensible por el encuentro con Alejo. Subí las escaleras a zancadas, sintiendo su mirada punzante en mi espalda. Abrí la puerta de mi habitación, entré y la cerré con llave (algo que nunca hacía). Me dejé caer en la cama. El colchón me pareció un abismo. —No puede ser... —susurré al techo—. Tuve sexo con Alejo. ¡Nooo! El pánico se apoderó de mí. Mi cerebro comenzó a gritar. Esto es malo. ¡Tiene que ser malo! —¡No! ¿Por qué lo hice? ¡Soy una puta! ¡Sí, soy una puta! —dije en voz alta, llevándome las manos a la cara—. ¡Qué pensará él! ¡Ahora sí pensará que me acostaré con todos los hombres de la empresa! ¡El "Club de Hombres" va a tener una lista de espera! La v

