+++++++++++++++++++ Salí del baño envuelto en una toalla, con el pelo mojado, goteando agua por el piso, y me tropecé con mis propios pies mientras buscaba la ropa. Me detuve un momento, respirando profundo, y me dije: —Bien… ¿Qué te vas a poner hoy, diva? ¿Sexy, atrevida, misteriosa? ¡Sí, todas las anteriores! Tomé el teléfono y marqué el número de Hannah, esperando que me calmara un poco. Después de un par de tonos, ella contestó con su voz dulce pero burlona: —¡Hola, Luna! ¿Lista para la tarde de chicas? —¡Hannah! —dije, un poco histérica—. ¿A qué hora van a pasar? Porque… estoy hecha un desastre, todavía no me he arreglado… ¡Ni siquiera me he peinado! Hannah soltó una carcajada que resonó en mis oídos como música y, por un segundo, me hizo olvidar la urgencia. —Tranqui, tonta. N

