+ * + Los golpes de la puerta y los gritos de mamá fueron mi despertador. Me levanté. Ignoré sus súplicas, su rabia y su dolor fingido. Fui al baño. Me quité la ropa y me duché, sintiendo que intentaba lavar el último rastro de la noche anterior. Al salir, me di cuenta: no había ropa. Mi ropa decente estaba en el bolso para el escape. Fui al clóset. Saqué mis últimas reservas de ropa interior. Eran unas bragas color n***o, estilo hilo, y un sostén calado a juego. Luego, un pantalón n***o de vestir que me quedaba impecable y una camisa de botones café. Mis tacones negros. Dejé mi cabello suelto y no me puse maquillaje. Puse mis perfumes y objetos personales en mi bolso. Lista. Salí de la habitación sin mirar atrás. Bajé las escaleras. Vi a mi madre y a mi padre en la sala. Mi padre se

