Oliver descolgó el teléfono, la voz al otro lado le heló la sangre. —Ya tengo a tu tío— Dijo la voz de Tiaggo—, ¿lo quieres ver hoy? Lo meditó por unos segundos. —En el mismo lugar de siempre— Susurró bajito, no quería que Matthew lo escuchara. Dejó el teléfono a un lado como si hubiese recibido una mala noticia, soltó un suspiro de tristeza y melancolía. Se iba a dirigir a la cocina pero sintió como Matthew lo arrastraba a la habitación, lo arrojó sobre la cama dejándolo desconcertado. Se desnudó frente a él y lo poseyó de una manera salvaje que lo hizo estremecer. —Ahh...— Gimió fuerte cuando tocó su punto dulce. Sentía las fuertes manos en su cadera, seguro dejaría marca. Los dientes del mayor mordían su delicada piel y besaba sus labios con dureza. Se vino manchando el abdomen

