Andrew se bajó del auto molesto, había llamado a la clínica y le dijeron que su hijo no había ido a trabajar, lo que quería decir que estaba en su apartamento. No sabía cómo iba a persuadirlo, pero lo que tenía claro era que Oliver Beckham tenía que regresar a la maldita clínica. Y lo lograría, convencería a Matthew y le quitaría la clínica una vez que tuviera ese chiquillo adentro, así se aseguraba de inyectarle el medicamento suficiente para mandarlo al infierno. Había sido un descuido suyo el dejar las cosas, pensó que su hijo seguiría sus pasos y mantendría al idiota ese dentro de las cuatro padres, pero se había equivocado. Lo había decepcionado. ¿Pero qué se podía esperar? Su hijo no tenía la misma sangre fría de él. Subió al apartamento que pocas veces visitaba y tocó la puerta,

