CAPÍTULO 26

1573 Palabras
Probablemente la mayoría esté harto de mis historias, ya que, bueno, básicamente a nadie le pasan tantas desgracias (yo fui la excepción ya que quizá mi nacimiento fue gracias a un condón roto y lo que mis padres querían precisamente no era una niña). Pero ahora mi excusa es buena (relativamente buena), y es que la desgracia, no me pasó a mí. Le pasó a Lina. Todo se resume a que luego de que el maldito de Michael algodón de azúcar Clifford me abandonara a mi suerte en la pizzería, me arrastré al departamento por mi propia cuenta. Si debía ser sincera, lo último que se me cruzó por la cabeza al despertar ese día fue que terminaría arrastrándome por el piso de las calles siendo observada por la gente como alguna clase de mutante extraño subnormal recién llegado al planeta tierra que tenía un moco colgando de la nariz o un chicle pegado a cara, pero de alguna manera sabía que terminaría siendo así. Nunca me pasaba nada normal. Finalmente llegué al departamento por milagro del dios del sexo que iba conmigo en las buenas y en las malas, y bueno... me preparé un sándwich porque tenía hambre. Luego llegó Lina completamente enfadada hablando de cuánto odiaba a Aleisha ("maldita perra bastarda ladrona de Luke's") y me botó el sándwich al suelo para desquitarse. Sólo digo que si ella no lo hubiera hecho, no estaríamos en el hospital. ¿Y por qué no? También la culparía por tener hambre y por no tener empleo. Qué más da. —¿Era necesario tirarme por las escaleras?— bufó Lina sacándome de mis hermosos recuerdos de haberla empujado. La volteé a ver. —Fuiste tú la que no quería que te enterrara un cuchillo. —¡Solamente boté tu sándwich! Y ya van dos, teñida, ya van dos. Me debes comida. —¡Lina! ¡Lina!— la voz de Luke se escuchó cercana a nosotras. Fruncí el ceño. ¿Qué? —¡Aquí estoy, amor!— gritó emocionada Lina alzando ambos brazos. Porque claro, había estado quejándose de lo dolorida que estaba como por una hora pero llegaba Luke y oh sorpresa, puede caminar, correr, subir una montaña, volar y cabalgar un poni. ¿Y aún así no me puede hacer sándwich? —¿Estás bien?— preguntó preocupado Luke entrando a la habitación. Revisó su rostro con precaución y frunció el ceño al ver la sonrisa de Lina—. Me dijiste que te habían tirado cuchillos y piedras en la cara. —¡Lina!— exclamé regañándola—. ¡Solamente te tiré por las escaleras! Oh. Esperen. Eso sonaba mejor en mi cabeza. —¿La tiraste por las escaleras?— dijo Luke abriendo su boca impresionado. Asentí y él alzó la mano—. Choca cinco. —¿¡Cómo te atreves a engañarme con Aleisha!?— cambió repentinamente el tema Lina. Luke volteó a verla—. Creí que me amabas. ¿Qué pasó con lo nuestro? Estaba casi completamente segura de que ser acosado por una chica las veinticuatro horas del día no se tomaba como una relación. Pero si funcionaba así, SWEET YISUS SOY NOVIA DE CAMERON DALLAS. Necesitaba aire. Y pelo de Michael. —Nunca hubo algo nuestro, Lina. Ni siquiera te conocía antes de que Aleisha nos presentara— respondió Luke. Volqué los ojos. —¿Es que no puedes parar de hablar de Aleisha?— espetamos Lina y yo al unísono. Mis ojos se abrieron. La rubia y yo nos miramos con horror. La Apocalipsis. —¿Dylan?— la voz de Ashton se escuchó desde afuera. Pronto vimos a un chico vestido de tortuga ninja entrar a la habitación con una sonrisa y un sable láser de Star Wars—. Hola, chicos. ¿Qué tal? Oh nada nuevo, sólo tiré a Lina por las escaleras, acabamos de decir una frase a unísono y básicamente no siento mis piernas, pero todo completamente normal. ¿Qué tal tú, mitad tortuga mitad ninja mitad Anakin-con-bonita-sonrisa-y-hoyuelos-irresistibles-que-tengo-ganas-de-morder? Les juro que le quería preguntar a Ashton por qué estaba vestido así pero tenía miedo de su respuesta, así que me limité a saludarlo con la mano desde lejos y a preguntarme mentalmente si me dejaría morder sus mejillas luego. Es que sus mejillas eran tan... desmayadisticas. Ni siquiera sabía si esa palabra existía, pero digamos que eran mordibles. Aunque esa palabra tampoco lo hacía. —¿Por qué estás vestido así, hermano?— dijo Luke alzando una ceja y haciéndome regresar a la realidad. Ashton se miró a sí mismo con curiosidad como si ni siquiera sabía que llevaba un enorme traje de tortuga puesto y volvió a vernos. —¿Así cómo? —La tortuga, estúpido, la tortuga— dijo Lina poniendo sus ojos en blanco. Ashton volvió a mirarse y se rió fuertemente al darse cuenta. —Me robaron la ropa— respondió. ¿Qué? —¿O sea que no tienes debajo de eso?— pregunté frunciendo el ceño. Tenía un leve deja vu, pero estaba casi cien por ciento segura de que había sido una pizza en lugar de una tortuga y una pizzería en vez de un hospital. Pero siempre era Ashton desnudo. Dios. —No, ¿quieres verificar?— dijo coqueto acercándose a mí. No me molestaría en absoluto. —Ella no te quiere revisar, idiota, deja de acercarte tanto— respondió Luke por mí volcando los ojos y alejando a Ashton de mí dejándolo al otro lado de la habitación. Suspiró—. Eres un pervertido. ¿Yo contaba como una pervertida psicópata s****l también por querer verificar si no tenía absolutamente nada de ropa debajo de ese traje de tortuga? —¡Hola! ¿Qué pasa? ¡Hola, gente! ¡Oh sí, viejo, tú y tu... cosa esa llamada yeso tienen onda! ¿Qué tal? Hola, señoritas. ¿Quieren ir al cuarto de baño? ¿No? ¿No? Ya. Entendí. Esperen. No. Con el café caliente no, era broma... OH POR MORTIMER, ESTO QUEMA, ESTABA CALIENTE, ESTÁ HIRVIENDO, SON UNAS MALDITAS PSICÓPATAS ASESINAS. ¿CÓMO PUEDEN SER ENFERMERAS EN ESTE LUGAR? Los chicos, Lina y yo nos miramos entre sí. Calum. —¿Qué tal?— preguntó entrando a la habitación con el cabello y la ropa mojada. Presioné mis labios reprimiendo la risa y vi cómo Calum se le acercaba a Ashton—. Jamás le coquetees a una enfermera. —No planeaba hacerlo— respondió aguantándose la risa también. Calum frunció el ceño. —Todo porque eres guapo, maldito desgraciado. —Envidiosa. —¡Oh por dios, Lina!— la exclamación de una voz parecida a la de Aleisha nos hizo voltear a todos. ¿Qué hacía ella aquí? Noté un cabello rosa entrando a la habitación y Michael sonrió satisfecho—. Yo dije que era bueno imitando ¿sí o no? —No. —Cállate, Dylan, y dejen de morder mi cabello— demandó alejándonos a Luke y a mí. Hice un puchero—. Te voy a comprar algodón de azúcar luego, pelirroja. —¿Dónde y cuándo?— pregunté en plan negocio. —De eso les quería hablar— dijo emocionado—. Conseguí cinco entradas gratis para ir al parque de diversiones esta noche. Hay juegos, rueda ridícula romántica de la fortuna y algodón de azúcar. Ya lo sé, ámenme. —Pero esta noche creí que teníamos una presentación— dijo Ashton. —Ya me encargué de eso. La haremos mañana. Entonces, ¿qué dicen?— preguntó sonriendo con emoción. –¿Puedo ir yo?— murmuró Lina. —No. Entonces, chicos, díganme— insistió el cabello de algodón mirándonos con inquietud. —¿Por qué no?— la voz de Lina volvió a ser escuchada. Michael la volteó a ver con irritación girando su cabeza al estilo el Exorcista, le quitó un calcetín del pie a la chica rubia y se lo puso en la boca sin pudor. —Por perra— dijo antes de volver donde nosotros—. Ahora, chicos, de verdad, ¿quieren ir sí o no? —Claro que sí— dije inmediatamente mirándolo como si fuera algo completamente obvio—. Siempre y cuando me compres mi algodón de azúcar y no nos subamos a la montaña rusa, todo bien. —Pero la montaña rusa...— dijo Luke haciendo un puchero. Lo señalé con mi dedo índice. —No. —Pero... —Que no. Ahora, ¿Michael, puedo contar contigo? —Dicho y hecho, Claire. ¿Y ustedes?— preguntó Mike volteando a ver a Ashton, a Calum y a Luke. Los primeros dos asintieron encogiéndose de hombros y el último... simplemente lo miró—. ¿Qué pasa, rubio? —Lo de antes— respondió repentinamente incómodo—. No tenías por qué decirme todo eso. Hice una mueca. Se refería al tema de la curiosa chica desconocida por la que antes se habían enfadado. Genial, más problemas. Si debía ser sincera, esperaba una respuesta un tanto cortante de parte de Michael, pero por otra parte él no era así. Así que, Mike sonrió y le dio un pequeño abrazo parecido a uno de hermanos. —Lo lamento, pingüino, sé que también la extrañas, no debí hacerlo. Solamente que aveces la extraño más de la cuenta y es difícil también. ¿Me perdonas? Luke sonrió. —A subirnos a esa montaña rusa. —Que no.  
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