Capítulo 18: Soy su Luna

3804 Palabras
≻───────── ⋆ ⋆ ─────────≺ Jayden corría por el bosque junto a Kailer, sintiendo la fresca brisa nocturna acariciar su pelaje. Las sombras de los árboles danzaban a la luz de la luna, creando un ambiente mágico y sereno. La ceremonia y su presentación como Pareja del Alfa aún resonaba en su memoria, un momento que marcaba un nuevo capítulo en su vida y su nuevo comenzar. A medida que avanzaban entre los árboles, Jayden reflexionaba sobre el cambio que había experimentado. No podía evitar sonreír al recordar la mirada orgullosa y amorosa de Kailer durante la ceremonia. Se sentía afortunado de haber encontrado a alguien que entendiera y aceptara cada parte de él. La manada los seguía, compartiendo risas y celebrando la unión recién anunciada. Jayden se sentía acogido por esa energía positiva, una sensación que contrastaba drásticamente con su pasado. La antigua manada le había dejado cicatrices, pero ahora, con Kailer a su lado, se daba cuenta de que el concepto de manada podía ser diferente. La promesa de apoyo y protección resonaba en su mente, y eso le daba una sensación de seguridad que nunca había experimentado antes. Había encontrado un lugar donde pertenecía, donde sus miedos y dudas podían disiparse en la calidez de la manada. Mientras corrían bajo la luz de la luna, Jayden anhelaba explorar más a fondo el significado de esta nueva familia. La manada, con su alfa y luna a la cabeza, se convertiría en su refugio, un lugar donde las heridas del pasado sanarían y donde podría construir un futuro lleno de amor y aceptación. Kailer, notando la mezcla de emociones en Jayden, le ofreció una sonrisa reconfortante. Jayden se sentía agradecido por tener a alguien tan especial a su lado, alguien que le había mostrado que la confianza y el amor verdadero eran posibles. Jayden se tumbó en el claro iluminado por la luna, sintiendo la frescura del suave pasto bajo su cuerpo. La luz plateada bañaba su pelaje, creando destellos que resaltaban su figura. Observó el cielo estrellado y respiró profundamente, absorbiendo la serenidad del momento. Aunque se había alejado un poco de la manada, podía sentir la presencia de Kailer. Giró la cabeza y se encontró con los ojos intensos de su compañero fijos en él. Jayden sonrió, sintiéndose seguro y querido. Kailer, a pocos pasos de distancia, estaba completamente cautivado por la visión de Jayden bajo la luz de la luna. Su compañero parecía una obra de arte, un reflejo magnífico de la belleza natural. Cada mechón de cabello brillaba con un resplandor dorado, como si la misma luna hubiera tejido destellos de luz en su melena. La tentación de acercarse y perderse en la suavidad de esos cabellos dorados era abrumadora para Kailer. Contemplaba a Jayden con admiración, deseando expresar con gestos lo que las palabras no podían transmitir. La intensidad de la conexión entre ellos se manifestaba en la mirada profunda y llena de afecto que Kailer dirigía a su pareja. El claro en el bosque se convirtió en un refugio íntimo para ambos, donde la luz de la luna y el silencio de la noche creaban un escenario mágico. Jayden, consciente de la admiración de su compañero, se sentía amado y aceptado en su totalidad. Kailer, transformado nuevamente en su forma humana, se dirigió a Jayden, quien yacía a sus pies en su forma de lobo. Jayden alzó la cabeza para encontrarse con los ojos preocupados de su compañero, y asintió suavemente para indicar que no se sentía mal. Kailer, decidido a comprender mejor la situación, volvió a su forma humana y se sentó a su lado. —¿Te sientes incómodo? ¿Hay algo que quieras compartir? —preguntó Kailer con gentileza, buscando entender las razones detrás de la pausa de Jayden. El lobo negó y, en un gesto que llenó de calma al alfa, posó su cabeza en las piernas de Kailer. El contacto físico entre ellos transmitía más que las palabras, revelando una conexión profunda. Kailer sonrió complacido al sentir a Jayden apoyarse en él. Acarició suavemente la cabeza de Anker, reconociendo la necesidad de su compañero de tomar un momento para asimilar las cosas. Las caricias de Kailer recorrían con ternura la cabeza de Anker, descendían por su espalda y se deslizaban detrás de sus orejas. Anker parecía disfrutar cada toque, transmitiendo una sensación de tranquilidad. La suavidad del pelaje bajo sus dedos lo reconfortaba, y la expresión de satisfacción en el rostro de Anker le instó para continuar. Casi podía jurar que Anker ronroneaba con cada toque, y él no podía estar más complacido. Jayden, sumido en la unión profunda con su lobo, reconocía que, por primera vez, sus instintos y deseos convergían en perfecta armonía en lo que concernía a Kailer. Ambos compartían la convicción de haber proporcionado una oportunidad a Kailer y a su manada. Experimentaban juntos la intensidad del contacto con el alfa, ansiaban mantenerse unidos a él y se regocijaban en la forma lenta y sensual con la que Kailer los acariciaba. El recuerdo fresco de cómo Kailer lo había atendido semanas atrás estaba grabado en la mente de Jayden. Cada detalle resurgía vívidamente: los labios y la lengua que exploraban cada centímetro de su piel, las manos maestras que jugaban con destreza en cada rincón de su cuerpo, el modo en que lo conducía al éxtasis, llevándolo al clímax más de una vez. Aquel acto de amor resonaba en sus pensamientos, convenciendo a Jayden de que las palabras de Kailer no eran simples declaraciones, sino manifestaciones genuinas de un profundo afecto. Jayden no podía evitar anhelar el momento en que Kailer lo reclamara por completo. La idea de ser tomado por el alfa despertaba en él emociones intensas y excitantes. Jayden ansiaba sentir la posesión de Kailer de una manera que trascendiera lo físico, confiado en que ese acto fortalecería aún más los lazos que compartían como compañeros. Aunque Kailer no había hecho más que jugar con él y se había resistido inicialmente cuando Jayden intentó avanzar, después de un tiempo rogándole, Kailer le había permitido hacerse cargo de él. Ahora, con las manos del hombre acariciándolo a placer, no podía evitar imaginarse envuelto entre sus brazos nuevamente, completando por fin su unión. —¿En qué piensas, cariño? —preguntó Kailer con los dientes un poco apretados—, estás excitado, puedo olerlo. —Anker se alejó de él y Jayden volvió a su forma humana. —No es cierto —se excusó Jayden, pero sus mejillas rojas y el olor que emanaba de él lo delataban. —Jayden, es normal. —Tú… es solo que no dejabas de tocarme. —Kailer se burló un poco. —Correcto, es mi culpa. —tomó a Jayden del brazo y lo atrajo hacia sí hasta hacerlo quedar sentado en sus piernas. —¿Qué haces? —susurró Jayden intranquilo, pero complacido. Kailer sonrió y comenzó a acariciar suavemente el cabello de Jayden. —Solo disfrutando del momento, cariño. Quiero que te sientas cómodo y seguro conmigo. Los ojos de Eryx coincidían con los de Kailer, destilando una luz posesiva que se reflejaba en la intensidad de su mirada antes de que enterrara su cabeza en el cuello de Jayden. Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Jayden, quien se relajó de inmediato entre las piernas de Kailer, inclinando ligeramente la cabeza para permitirle un acceso sin restricciones. —Esto es agradable —susurró Kailer, mientras lamía y mordisqueaba su cuello con un toque provocador. —Hmm —Jayden removió y gimió al sentir la húmeda lengua que recorría su cuello y las manos que acariciaban su cintura. —Tu aroma es simplemente maravilloso. Enloquece tanto al hombre como a la bestia; ambos ansían tenerte —declaró, ajustando la posición de Jayden entre sus piernas y atrayéndolo aún más hacia su cuerpo. —Kailer—llamó tartamudeando cada silaba debido al tembló de su cuerpo. —Olerte me vuelve loco—presionó su entrepierna contra Jayden, como si quisiera demostrar un punto, y confirmó que Jayden estaba igual de animado que él—. ¿Sabes para qué son las noches de Plenilunio? —Jayden murmuró algo inentendible y enredó sus dedos en el cabello de su compañero, exigiéndole que continuara besando y lamiendo su cuerpo, pero Kailer lo apartó, provocando un gruñido de protesta—. Respóndeme, cariño. —Para adorar a la diosa y agradecerle por darnos valor. —Eso es cierto—besó la comisura de los labios del beta como premio por responder—. Pero también es una noche especial para las parejas. —¿Sí…? —Es un día para encontrar pareja y para que las parejas ya formadas reafirmen su vínculo—metió sus manos en la camisa de Jayden y con las yemas de sus dedos recorrió el largo de su espalda, haciendo que el beta se arqueara y jadeara debido al contraste de temperatura. Las manos de Kailer estaban frías en comparación con el calor del cuerpo del veterinario—. Y ahora mismo me gustaría reafirmar mi vínculo contigo. —¿Cómo? —Jayden estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de que Kailer continuara tocándolo y besándolo como lo había estado haciendo. Kailer acercó su boca a la oreja de Jayden y susurró: —Haciendo el amor. —La cálida lengua del hombre exploró la oreja de Jayden mientras Kailer, con habilidad, deslizó las manos dentro de los pantalones de Jayden, apretando con firmeza sus nalgas para aumentar la fricción entre ellos, provocando gemidos mutuos. —Kailer… yo quiero —susurró Jayden, entrelazando sus dedos en los cabellos de Kailer, quien convertía su cuello en un paraíso. —Dime lo que deseas —lo instó Kailer—. Lo que pidas, lo haré. Jayden sabía que hasta que no expresara abiertamente sus deseos, Kailer no cruzaría esa línea, pero se sentía avergonzado. No estaba acostumbrado a solicitar esas cosas y se sentía inseguro. Aunque su mente y su cuerpo anhelaban a Kailer, temía decepcionarlo. Sin embargo, las manos de Kailer exploraron más allá y sus labios se unieron en un beso apasionado, borrando momentáneamente todas las inseguridades. —Kailer, quiero ha… —un fuerte aullido interrumpió las palabras de Jayden, poniéndolos en alerta. "Alfa" —Eryx gruñó al escuchar la voz de Chad en su cabeza, indicando que había problemas. "¿Qué sucedió?" —resopló Kailer, sacando las manos de su compañero y ayudándolo a acomodar su ropa. "Hemos encontrado un intruso." "¿Un rugge?" "No estamos seguros, pero está casi muerto" "No lo toquen y manténganse alerta. Estaré allí pronto." —Kailer palmeó los muslos de Jayden, indicándole que debía levantarse. —¿Sucedió algo malo? —Han encontrado a alguien en nuestro territorio —mencionó—. Los chicos dicen que no están seguros, pero parece casi muerto. Debemos ir a investigar. Jayden se puso en pie y terminó de arreglarse. Al alzar la mirada, se encontró con el imponente lobo de Kailer. —Eres un lobo aterrador —murmuró acercándose a él y acariciándole la cabeza—. No me gustaría ser tu enemigo. —Kailer le lamió el rostro en respuesta, dejando claro que nunca podría mirarlo como enemigo. Aunque deseaba disfrutar de las caricias de su pareja, debían irse. Kailer se apartó con cariño del toque de Jayden y movió la cabeza para indicarle que debían partir. Pocos segundos después, Anker se unió a ellos y juntos se dirigieron hacia donde se encontraban los demás. Kailer lideraba la marcha, y Jayden seguía sus pasos. No tuvieron que recorrer mucha distancia para llegar, y al llegar, vieron a Chad y al resto de la manada rodeando a un lobo marrón malherido, casi sin vida. El alfa regresó a su forma humana y se acercó mientras Jayden observaba desde lejos, viendo cómo Kailer pedía a Sehan que se quedara junto a él. Intentó fijarse en el lobo, pero la mayoría de personas era más alta, obstruyendo su vista; sin embargo, el olor a sangre impregnaba el lugar, confirmando que pertenecía al lobo marrón. —¿Quién lo atacó? —preguntó con firmeza. —Fue Lucian —informó Chad. —¿Por qué? —pero su pregunta no fue dirigida a Chad y todos lo sabían. De inmediato, Lucian se colocó a su lado y asintió. —Líder, él atacó a mi compañero. —Estaba herido; quise ayudarlo, pero estaba a la defensiva. Vi el miedo en sus ojos. —Por mí, lo hubiese matado, pero Maeel me lo impidió. —¡Él solo me atacó porque me creyó una amenaza! —se apresuró a decir—. Está asustado y herido, solo trató de defenderse de mí. —Enciérrenlo —indicó el líder. —Sí, líder. —No tienen permitido ayudarlo, pero intenten mantenerlo con vida hasta que dé información útil. Jayden se sorprendió; no podía creer que su compañero tuviera el corazón para dejar a alguien en tal estado y no brindarle un poco de ayuda. Jayden podía sentir su condición actual; debía cambiar para que la mayor parte de sus heridas fueran curadas, pero en su estado era prácticamente imposible. Si no le dieran la debida atención, el lobo moriría en algunas horas y él no podía permitirlo. Entonces, antes de que Sehan tuviera tiempo a reaccionar, Jayden se abrió paso entre las personas y, cuando por fin tuvo una buena vista del lobo, se quedó asombrado. El lobo marrón estaba famélico; sus costillas podían verse, todo su cuerpo estaba lleno de suciedad y heridas, y una de sus patas había sido desgarrada, con el hueso a punto de mostrarse. ¿Kailer pretendía dejarlo así? Eso era inhumano. El lobo gimoteó, haciendo que la mirada de Jayden se posara en sus ojos. Todo el aire salió de los pulmones de Jayden como si hubiera recibido un fuerte golpe. Las lágrimas se alojaron en sus ojos e inició a temblar. No podía ser cierto, no podía ser él. El lobo volvió a gemir e intentó levantarse, pero le resultó imposible. Sin embargo, el asombro y la tristeza, combinados con la felicidad en los ojos del lobo, le dijeron a Jayden que sí era él. Jayden reconocía esa mirada; sus ojos habían perdido el brillo que alguna vez le caracterizó, pero él estaba seguro de quién era. Titubeó al dar un paso al frente, pero rápidamente se recuperó y corrió hacia el lobo marrón. Unos brazos lo rodearon y supo de inmediato que era Kailer. Pataleó y se retorció tratando de zafarse, pero el agarre se hizo más fuerte. —¡Suéltame! —Jayden, detente. —Déjame—suplicó—, déjame. El lobo marrón gimió desesperado e intentó levantarse, pero no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo. Sin embargo, al ver sus intentos, Chad y Lucian tomaron su forma de lobo de inmediato. Chad lo tomó por el cuello, esperando paciente la orden de Kailer que le indicara que podía desgarrarle el cuello al lobo. —¡Suéltalo, lo estás lastimado! —Jayden, ya basta. —Por favor, diles que lo suelte, Kailer, ¡diles que lo dejen! Le hacen daño. Todos a su alrededor se encontraban atónitos, sin comprender completamente la situación que se desarrollaba frente a sus ojos. Las lágrimas, la actitud desesperada y las súplicas de Jayden resonaban en el aire, creando un ambiente denso y opresivo que dejaba a todos en un incómodo silencio. Kailer detestaba ver a su pareja en tal estado, consciente de que Jayden podía estar abrumado por la situación, tal vez recordando experiencias pasadas al ver reflejada su propia lucha en el lobo herido. Con determinación, Kailer estrechó más fuerte su abrazo alrededor de Jayden, buscando brindar consuelo y apoyo. Susurros de aliento escapaban de sus labios en un intento por calmar el dolor que embargaba a Jayden. Kailer tenía presente el peligro que representaba el lobo herido. Aunque parecía incapaz de ponerse de pie, la incertidumbre sobre sus intenciones dado que, incluso en su estado vulnerable, un lobo herido podía reaccionar de manera impredecible. Por eso, se resistía a dejar que Jayden se acercara demasiado, consciente de que, en situaciones de vulnerabilidad, la amenaza a menudo era más latente. —Enciérrenlo —pidió con determinación—. Venden sus heridas; ahora depende de él si sobrevive o no. —¡Déjenlo! —continuó retorciéndose en los brazos de Kailer. Su corazón latía con fuerza al ver cómo tomaban al lobo y lo arrastraban. Debía hacer algo, o terminaría matándolo. —Jayden, tranquilo. Te lastimarás si sigues así. —¡He dicho que lo dejen! —exigió, firme y contundente, logrando liberarse de los brazos de Kailer—. Soy su Luna, he dado una orden—no sabía de dónde había sacado el valor para usar ese título, pero lo hizo—. ¡Ahora! Chad se mantuvo inmóvil, fijando su mirada en Kailer. A pesar de que Jayden era su luna, reconocía a Kailer como su líder y le debía lealtad. No podía permitirse desobedecer a ninguno de los dos, así que buscó apoyo en la mirada de Kailer. Jayden, por su parte, al ver a Chad detenerse, quiso correr hacia el lobo, pero al voz de Kailer lo detuvo. —Jayden, no te muevas—llamó Kailer con una calma que contrastaba con la tensión del momento. Jayden obedeció; aunque nunca había recibido órdenes de Kailer, la serenidad en su voz indicaba que había cruzado ciertos límites—. Mírame. En el corazón de Jayden ardía con rabia y una amalgama de emociones se mezclaban en su interior. Sabía que Kailer no era culpable y que la situación era confusa, pero no podía evitar sentir furia al presenciar el maltrato al lobo arrastrado ante sus ojos. Sabía que debía expresarse, hablar con Kailer, explicarle toda la situación al hombre; pero simplemente no podía hacerlo. Con lágrimas en las mejillas y los puños apretados, se volteó. —Habla conmigo, no te cierres—pidió Kailer, acercándose a él. —Kailer, por favor—suplicó Jayden en un susurro, sintiéndose diminuto de nuevo—. Diles que no lo lastimen. —Bien—Kailer colocó su mano en la mejilla de Jayden, limpiando sus lágrimas—. ¿Por qué es tan importante para ti? —Es mi amigo, Kailer, lo prometiste. —¿Zayan? —Jayden asintió y Kailer comprendió todo en ese instante, aunque la preocupación persistía—. ¿Cómo lo sabes? —Solo lo sé. Por favor, déjame ayudarlo, se está muriendo. —Puede ser una amenaza. —¡No lo es! Él es mi amigo. —Eso fue hace años, Jayden, no sabes lo que sucedió con él. Que esté aquí puede ser una trampa. —No me importa, déjame ayudarlo, por favor. —Kailer odiaba ver a Jayden en ese estado desesperado. —Está bien, tranquilo. Suéltalo—pidió dirigiéndose a Chad. —Gracias—. Jayden corrió de inmediato hacia el lobo y colocó su cabeza en sus piernas. La mezcla de alivio y amor se reflejaba en sus ojos, mientras acariciaba con ternura el pelaje de su amigo, ignorando las miradas escépticas a su alrededor. Kailer observaba con preocupación, pero también con comprensión. —Tranquilo, no pasa nada, voy a curarte. —El lobo abrió los ojos unos segundos y gimoteó reconfortado. —Kane, necesito que cambies, así tus heridas dejarán de sangrar. —Pero el lobo no se movió, yacía como si estuviese muerto. —Ten cuidado, Jayden—Kailer estaba junto a él alerta—, no te acerques tanto—. Pero Jayden lo ignoró y se acercó a la oreja del lobo. —Anker puede sanar y si no cambias te curaré delante de todos, eso nos meterá en problemas—susurró—. ¿No deseas que eso suceda, cierto? Después de una espera que a Jayden le pareció eterna, la figura de un hombre se desplomó entre sus piernas. Los jadeos de asombro resonaron en el aire. Si el lobo había sido impactante con su aspecto desgarrador, el hombre no se quedaba atrás. Su torso y espalda estaban marcados por cicatrices, algunas aún frescas, y su cuerpo parecía consumido, casi esquelético. Una de sus manos mostraba una laceración horrible, y de su labio y oídos fluía la sangre, evidenciando heridas dispersas por todo su ser. Jayden notó la evidencia de órganos internos dañados, probablemente causados por las múltiples costillas rotas. Una inmensa marca se extendía desde la parte inferior de su pecho hasta la zona baja del mismo. Jayden, con un nudo en el estómago, se enfrentaba a la devastadora realidad de no reconocer a quien una vez fue su mejor compañía. El hombre, exhausto, se dejó caer con un suspiro doloroso. Los ojos de Jayden se llenaron de lágrimas mientras observaba el estado desgarrador de su amigo. Intentó articular palabras, pero la conmoción y la tristeza le impedían hablar. En un esfuerzo por comprender la magnitud de la tragedia, Jayden murmuró con voz temblorosa: —¿Por qué…? El hombre, apenas capaz de levantar la mirada, intentó sonreír débilmente antes de toser con fuerza, dejando manchas de sangre en sus labios. Entre respiraciones entrecortadas, logró articular unas palabras: —Jayden… necesito que me escuches antes de que sea demasiado tarde, Ezra… —pero sus palabras se perdieron en una bocanada de sangre antes de desmayarse. —¿Zayan? —susurró con preocupación. —Jayden, déjalo ya —lo tomó del brazo con fuerza, sus ojos reflejando una mezcla de desesperación y furia mientras lo apartaba del hombre herido. —Debo curarlo, está muriendo. —No, tú no harás nada más —determinó—. Chad, llévatelo. —¿Qué estás haciendo? —Te permití que hablaras con él, pero no pienso ponerte en peligro, eso no está a discusión. —Démosle una oportunidad. — Kailer se sorprendió al escuchar la voz de su hermano. Según lo que sabía, Minsaik se había alejado de la manada; ¿cuándo habría regresado? Además, no tenía idea de que hubiera asistido a la ceremonia. El desconcierto se reflejaba en el rostro de Kailer mientras observaba a Minsaik con curiosidad, intentando desentrañar el misterio detrás de su inesperado regreso y el porqué estaba defendiendo al hombre. —Está a punto de morir, no creo que pueda dañarnos, por el contrario, salvarlo puede ser nuestro veneficio. —De acuerdo—aceptó—. Llévenlo a la clínica y traten sus heridas. —Iré con él—mencionó Kailer. —Tú te quedas conmigo—demandó Kailer con firmeza, aferrándose al brazo de Jayden. Sus ojos reflejaban no solo la preocupación, sino también un toque de posesividad y miedo a perderlo—. Los demás pueden irse; no hay nada que hacer aquí. ≻───────── ⋆ ⋆ ─────────≺
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