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—Te contaré—susurró decidido—, solo necesito tiempo—no es nada fácil para él hablar de lo que le sucedió, porque eso significa revivir todo y Jayden nunca ha podido superar ese dolor.
—Lo sé y no te pido que me cuentes todo, pero necesito entender cómo es que no sabes nada acerca de nosotros.
—Sí sé—lo corrigió rápidamente sintiéndose un poco avergonzado—, sé algunas cosas.
—Entonces, cuéntame esas cosas—lo alentó.
—Bueno… —murmuró incómodo—, ¿qué deseas que te diga?
—Lo que quieras, solo quiero saber un poco de ti, ¿siempre fuiste un solitario? —Jayden negó.
—Viví hasta mis 19 años en una manada, luego me fui de ella y desde entonces he vivido con los humanos.
—Supongo que no puedes decirme por qué—el beta negó y Kailer asintió—. ¿Entonces, por qué no sabes sobre nosotros?
Jayden exhaló, es obvio que Kailer no dejará de preguntar así que decidió contarle.
—Nunca he sido un lobo normal, eso ya debes saberlo.
—Eres perfecto ante mis ojos, Jayden, así que tienes que ser más específico conmigo.
Su corazón se sintió tocado, pero no hizo mucho al respecto, sabe que, en cuanto Kailer sepa la verdad, no seguirá pensando de esa manera.
—Yo no tuve mi primera transformación al año como los demás, ni a los dos, tres o a los años siguientes—contó—, así que mi desarrollo fue bastante lento, a decir verdad, conocí a mi lobo a los 17 años en un momento en que mi vida estuvo en peligro—. Kailer lo miró detenidamente sin desear imaginar que su compañero hubiese muerto, afortunadamente, eso no sucedió—. Antes de eso, fui como un humano normal, así que, como todos creían que nunca iba a definirme como lobo, no creyeron necesario enviarme a la escuela para lobos y fui a una primaria de humanos.
—¿Pasaste toda tu niñez y adolescencia entre humanos? —preguntó, pero solo quiso confirmar lo que ya se imaginó, Jayden actúa más como humano que como lobo y esto lo explica.
—No realmente, cuando cumplí los 13 años mis padres me sacaron de la escuela y no cursé la secundaria—sonrió con amargura—, a esa edad uno comienza a tener amigos y querer llevarlos a la casa, pero claramente yo no podía, y eso comenzó a ser raro… sus palabras exactas fueron: “no importa si no vas, ni siquiera sirves para eso” —. Kailer se sintió demasiado molesto con esas personas, pero tuvo que controlar su ira para no asustar a su compañero—. No los culpo, mis calificaciones no eran buenas.
—Eras solo un niño, Jayden, es normal no tener buenas calificaciones y más en tu situación.
Jayden encogió sus hombros, ya no es importante.
—Aprendí lo básico en la escuela humana: leer, escribir y un poco de matemáticas, pero eso me sirvió demasiado—si no fuera por eso, no hubiese podido ir a la universidad al dejar la manada—. El resto lo aprendí de forma autodidacta y con la ayuda de mi amigo, Zayan—sonrió con melancolía—, él me ayudó y me enseñó lo poco que sé sobre los shifters lobo o sobre nuestro mundo, claramente a escondida de mis padres y cuando terminara de hacer mis deberes.
—¿Qué tipo de deberes?
—Yo hacía todo en casa, mis hermanos estudiaban y mis padres llegaban cansados del trabajo así que tenía que tener todo listo e impecable para ellos.
—Tienes hermanos.
—Dos hermanos menores: un hombre y una mujer, son de la misma camada.
—¿Por qué ellos no te enseñaron nada? —su pregunta fue tonta, pero lo entendió después.
—No nos llevamos bien—se encogió de hombros—, mi relación con mis padres los llevó a tratarme igual que ellos, no los culpo, solo crecieron con esa imagen de mí y yo no supe como acercarme tampoco.
—Hiciste lo mejor que pudiste.
—Lo sé, es solo que me hubiese gustado que las cosas fueran diferentes—. Viendo la relación que tiene Kailer con su hermano y sus primos le hizo recordar su vida y en lo mucho que deseó tener algo así.
—¿Es por esto que quieres ver al Lobo Mayor? —preguntó algo preocupado—, Jayden, sé que no confías en mí y que tienes mil dudas, pero el consejo no puede ser molestado por algo así, ¿lo entiendes? —trató de ser pacientes y le explicó como si estuviese hablando con un niño—; si lo que quieres es entender sobre nosotros y el mundo sobre natural yo puedo ayudarte, tengo una biblioteca enorme llena de libros que podrías leer y si no son suficiente puedo conseguir más para ti, no…
—No es solo por eso—aclaró interrumpiéndolo—, yo en verdad necesito verlo, es muy importante, Kailer, por favor, me lo prometiste—suplicó asustado pensando que Kailer se arrepintió.
—Y cumpliré mi promesa—lo tranquilizó—, solo quiero que entiendas que llamar al Consejo tiene un alto precio y, aunque no me importa pagar lo que sea por ti, tengo que preguntártelo.
—Puedo darte dinero—se apresuró a decir.
—No es dinero lo que exigen y tampoco te estoy pidiendo nada—fue brusco con su respuesta, pero sí se sintió un poco molesto por sus palabras.
—Lo siento, no fue mi intención ofenderte.
—No lo hiciste, no te preocupes.
—¿Cuál es el precio a pagar? —preguntó tentativamente después de un rato.
—Yo lo manejaré, no te preocupes.
Después de eso se quedaron un poco más en el bosque, sin embargo, por más que insistió en saber el precio a pagar, Kailer no quiso decirle. Esto quedó en el corazón de Jayden todo el día e incluso en los días después de ese, pero no se mantuvo en ello por mucho tiempo porque todo vale la pena si realmente el Gran Lobo puede ver su línea de vida.
Dos semanas más tarde, Jayden sigue esperando a que Kailer venga a él y le diga que todo está listo para que pueda reunirse con el Consejo, pero eso no sucedió y, en realidad, parece que el hombre se olvidó de ello porque nunca volvió a mencionarlo. Esto hizo que en muchas ocasiones se dijera que era obvio que Kailer no cumpliría su promesa, pero en muchas otras se dijo que debía confiar en la palabra del hombre, lo cual lo llevó a generar una pelea constante entre su corazón y su mente.
Durante los días siguientes Jayden se puso tan ansioso que ni siquiera en su trabajo pudo estar tranquilo, dormir se ha vuelto una pesadilla y su día a día no son mejores. Sus días libres son los más complicados porque no puede hacer otra cosa que permanecer todo el tiempo encerrado en la mansión y, aun cuando, en ocasiones Theo va a la manada, no es lo mismo. Si bien, no es que no se le permitiere salir, Jayden continuamente debe estar acompañado y no siempre Kailer o los chicos están desocupados, y el resto de la manada aun lo considera un extraño así que lo tratan como tal.
Se siente encerrado y el sobre pensar las cosas no le ayuda. Naturalmente, esto no es algo que pudiera comentar con alguien dado que no se atreve, así que lo debe guardar para él y su impaciencia lo está consumiendo, tanto es así que sus manos comenzaron a temblar y en cada segundo que transcurre su angustia se volvió más fuerte.
Por tal razón, tomó el valor de pedirle permiso a Luell para utilizar la cocina y ella accedió. Lo único bueno que le dejaron sus padres fue el amor por la cocina, de hecho, nunca le gustó hacerlo, pero a medida que pasaron los años, Jayden le tomó un amor especial y cuando dejó la manada tuvo que valerse por sí mismo y esto lo ayudó demasiado. Entonces, cuando está estresado, ansioso o angustiado, tiende a hacer montones de comida.
—Oh Dios mío—. Jayden alzó la mirada para encontrarse con Luell en la entrada de la cocina y sonrió un poco preocupado y apenado—. Cuando me pediste la cocina no creí que harías tanta comida, ¿para quién hiciste esto?
Toda el área de la cocina y la encimera está repleta de distintos platos, Jayden no solo hizo algunos postres y galletas, sino que también cocinó algunos platos fuertes y acompañamientos. Es demasiado y de distintas clases y sabores, parecen ser para una fiesta y Luell no puede creer que solo una persona lo haya hecho.
—Yo… —se alarmó, pero fue algo honesto con la mujer, Luell lo ha tratado bien así que no tiene miedo de ella, le recuerda a la madre de Zayan—; lo hice para distraerme, estoy cansado de estar en la habitación, lo lamento no creí que sería un problema.
—Cariño, si querías salir me lo hubieses dicho.
—No quería molestar.
—No lo haces, a la próxima solo tienes que decírmelo, haré que alguien te acompañe—le restó importancia—, el único problema que veo es que toda esta comida va a desperdiciarse.
Eso es cierto, cada que Jayden hace algo como esto la comida termina echándose a perder porque no puede comerla toda.
—Lo siento—. Luell le sonrió.
—¿Puedo? —preguntó y algo sonrojado Jayden asintió.
Su comida no es buena, su familia se lo dejó ver en más de una ocasión, pero sería descortés negarse, total, los insumos que utilizó no le pertenecen.
—Claro… pero, no soy muy bueno en esto.
Ignorando su afirmación, la mujer se acercó a uno de los platos y después de probarlos se quedó en silencio por unos segundos que parecieron eternos para Jayden, por su cabeza pasaron mil cosas mientras recuerda como fue maltratado verbal o físicamente por su familia cuando probaban su comida y algo no era de su agrado. Sin embargo, sus pensamientos no tienen razón de ser ahora y las palabras de Luell se lo dejaron ver.
—¡Esto está delicioso! —mencionó y siguió probando el resto de los platos—; ¿por qué mentiste?, todo sabe tan increíble, eres muy bueno en esto.
—Gracias—fue lo único que pudo decir.
No está acostumbrado a los elogios, nunca sabe que decir o cómo actuar, ni siquiera puede estar seguro que lo que dicen es cierto o solo lo hacen por no lastimarlo, así que solo prefiere ignorarlos y actuar con naturalidad.
—¿Te molesta si repartimos esta comida? —mencionó al cabo de un rato—así no se desperdicia.
—Está bien.
A continuación, Luell llamó a algunos chicos quienes vinieron a llevarse las cosas y la ayudaron a repartir todo. Jayden recibió muchos elogios ese día y, aunque no desea aceptarlo, cada uno de ellos significó algo para él.
—¿Este es el último? —preguntó uno de los más jóvenes y Jayden asintió quitándose el delantal; entonces, notó que es un dulce tres leches de chocolate que preparó y dejó en la nevera—. Me lo llevaré.
—No—lo detuvo bruscamente y se impresiono por su acción—; ¿podrías dejarlo? —dijo de forma más calmada.
—Sin ningún problema—sonrió—, esto lo hizo usted de todos modos—el chico agradeció por todo y se fue dejándolo solo en la cocina.
Jayden se acercó a la encimera y pensativo, se quedó mirando el dulce. Aún está procesando su reacción, está completamente seguro del porqué reaccionó así, pero le cuesta aceptarlo y es que, hace unos días, hablando con Luell, la mujer le comentó algunas cosas y entre ellas, le dijo que el dulce favorito de Kailer es precisamente el tres leches de chocolate, por ello, al verlo, pensó inmediatamente en el alfa y lo quiso guardar para él. Pero, al pensarlo detenidamente, se pregunta si valdrá la pena dárselo.
Sin querer darle muchas vueltas al asunto, lo guardó nuevamente en la nevera y salió de la cocina. Hace días que está viviendo en la manada y Jayden ya conoce bien la mansión, pero no puede decir lo mismo de la manada, el único lugar que se le permite ir solo es al lago que está a unos pocos metros de la mansión, y a una limitada parte del bosque. Eso para él es suficiente porque al menos puede sentirse un poco en libertad. Por otro lado, también ha podido observar con determinación a las personas que viven y conviven en la mansión, y pudo descubrir mucho de cada uno de ellos y su relación.
Minsaik, Kailer, Chad y Sean son los señores de la mansión, cada uno desempeña un papel importante dentro y fuera de esta así que Jayden tuvo muy atentos a ellos estudiándolos desde lejos. También sabe que hay otra persona viviendo con ellos, Irme, pero Jayden nunca se ha encontrado con ella y tampoco ha oído mucho así que no piensa mucho en ello.
Minsaik es el mayor de los cuatro, alfa y hermano mayor de Kailer. De hecho, Jayden no ha entablado una conversación con él desde que llegó a la manada y el hombre solo vive dándole miradas de odio, se ve que siente una gran antipatía por él y Jayden no puede entender por qué o a lo mejor sí: lastimó a su hermano menor, lo rechazó, lo empujó lejos una y otra vez, sin embargo, Kailer no ha dejado de protegerlo… claro que debe odiarlo.
Con lo poco que ha podido observar, Minsaik le parece una persona territorial y protectora con los suyos, el amor que demuestra por cada uno de sus familiares es grande y el hecho de que Jayden haya lastimado a una persona importante para él le hizo ganarse su enemistad. Jayden está seguro de que, si conocieran la verdad detrás de su rechazo, no lo estarían juzgando, pero él no está dispuesto a contar nada, al menos no ha llegado el momento.
Chad, por su parte, aunque tiene la misma edad que Kailer, es mayor por unos pocos meses. Su aura es muy opresiva y dominante, Jayden está algo asustado de él y más con el hecho de que no puede ver a través de las miradas que le da el hombre, sin embargo, sabe que comparte el mismo sentimiento que tiene Minsaik por él, a la hora de las comidas siempre actúa como si Jayden no existiera y las pocas veces que se han topado simplemente pasa de largo ignorando su presencia.
Sean, a diferencia de los demás, lo ha tratado un poco mejor, su aura es pacífica y tranquilizadora. Él es delta y el segundo centinela de Kailer además del menor de todos los primos. Jayden puede decir que, con excepción de Kailer y Luell, él es el único de la manada que lo mira con compresión y empatía, pese a esto, Jayden no puede leer lo que hay en su mente y está deseoso de poder hablar con él, siempre le ha parecido que si un día desease ganarse a los demás, Sean será quien lo ayudaría en esa misión.
—Jayden—escuchó su nombre y se topó con los hermosos ojos de Kailer y su mirada se suavizó.
Kailer se ha vuelto en su dolor de cabeza, nunca sabe como actuar o que decir frente a él, pero siempre termina dejándose llevar por lo que el hombre le hace sentir antes de que se de cuenta. Kailer es un alfa dominante, mesurado y circunspecto, pero junto a sus primos y su hermano, se vuelve un chico espontáneo que constantemente sonríe. En lo más profundo de su corazón, Jayden tiene enterrada la esperanza de que algún día Kailer pueda ser de ese modo también con él, sin embargo, sabe que eso es imposible debido a que constantemente empuja al hombre lejos de él.
—Hola—saludó en voz baja sintiendo su corazón deseando subir por su garganta. Hace dos días que no ve al hombre y, por más que desee negarlo, se siente feliz de volver a verlo.
—Nana me dijo que estuviste en la cocina todo el día y que hiciste mucha comida, ¿estás cansado?
—No realmente—lo pensó—, la clínica es más ajetreada.
—Me hubiese gustado probar algo de lo que hiciste—confesó.
Lleva más de dos días deseando ver a su compañero, entonces, en le momento en que llegó a la manada, escuchó a muchas personas hablando de la maravillosa comida que recibieron departe de alguien de la mansión y, aunque no dijeron nombre, Kailer pudo saber de quien hablan dado que Luell es conocida por todos y la persona misteriosa no tenía nombre. Al encontrarse con su Nana, la mujer le platicó todo y le confirmó su sospecha, sin embargo, también le dio la molesta noticia de que él fue el único que no pudo probar la comida de su compañero.
Jayden se avergonzó y, bajando la mirada, se atrevió a decir—: Yo… te dejé algo en la nevera.
—¿Sí? —la sonrisa en sus labios está cargada de amor y expectativa—, ¿me lo darás? —Jayden asintió, pero no levantó la mirada para verlo y Kailer se sintió algo complacido por la vergüenza de su compañero así que se rio un poco—. Bien—. Ambos fueron a la cocina y Kailer tomó asiento en la encimera esperando, tranquilo, por Jayden quien llegó a él segundos después con lo que parece un dulce tres leches de chocolate—. ¿Esto es…?
—Escuché de Luell que te gusta así que lo guardé para ti—Jayden está totalmente avergonzado y tanto su cuello como sus orejas están rojos.
Kailer se quedó pasmado por unos segundos y al segundo siguiente se vio a sí mismo tomando a su compañero entre sus brazos robándole un beso. Jayden abrió sus ojos sorprendido por las acciones de Kailer y se tensó en su lugar sin saber cómo reaccionar. El beso del hombre fue tierno y apenas un toque efímero en sus labios, pero solo eso bastó para hacer que las piernas de Jayden fallaran y su cuerpo comenzara a temblar, y no es solo por miedo.
Kailer cerró sus ojos con fuerzas tratando de controlarse, pero no se separó de Jayden, se quedó muy cerca de él respirando su cálido aliento; Jayden, por su parte, no se movió con temor de alterarlo. En el instante en que Kailer abrió los ojos Jayden notó que sus pupilas están dilatadas y que el color de estos cambió a un tono más intenso y brillante dejando ver que está intentando controlar los impulsos de su lobo.
—Muero de ganas por besarte—susurró agitado mientras con su mano traza los labios de Jayden—, pero no lo haré sin tu consentimiento—las venas de sus manos y cuello sobresalen demostrando el esfuerzo que hace por no tomar a Jayden y comérselo a besos—. Sé que me tienes miedo, Jayden, pero yo no haría nada para lastimarte y espero algún día puedas entenderlo—Kailer tomó todo de sí para apartarse de Jayden y darle espacio—. Necesito llevarte a un lugar, ¿vendrías conmigo? —cambió repentinamente de tema.
—Sí—el susurro del hombre fue tan bajo que incluso Kailer no pudo escucharlo, sin embargo, este fue acompañado de un asentimiento y el alfa supo su respuesta—. Lo guardaré—con sus manos temblorosas tomó el dulce, pero Kailer se lo quitó.
—Déjalo, yo lo haré.
Jayden se sostuvo de la encimera y apretó sus manos con fuerzas, su cuerpo aún está débil y no para de temblar, su corazón late apresuradamente y su garganta se siente seca, pero es algo que no quiere demostrar.
—¿Dónde iremos?
—¿Puedes confiar en mí por esta vez? —respondió con otra pregunta.
Jayden notó la suplica en su voz y su corazón fue débil ante Kailer así que asintió.
—Bueno…
—Necesito que empaques para dos días, ¿harías eso por mí? —Jayden se alarmó—. Dijiste que confiarías en mí, Jayden, por favor.
—Tengo miedo, Kailer—se sinceró.
El alfa se acercó a él, pero no lo tocó—. Te di mi palabra de que no te lastimaría, ¿lo recuerdas? —Kailer asintió—, entonces, confía en mí en esto también.
Exhalando asintió y se arriesgó a ir con el hombre, total, fuese una mentira decir que Kailer no lo convenció de ir con él desde un inicio, sin embargo, su miedo lo hizo dudar.
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