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En estas últimas semanas, la tensión en cada rincón de la manada es palpable. Kailer convocó a los representantes de cada familia y, sin titubear, asumió la responsabilidad de velar por la vida de cada uno de los integrantes de la manada. Proporcionó detalles precisos, sin entrar en excesos, pero manteniéndolos plenamente informados sobre lo que estaba ocurriendo y sobre la posible amenaza que se cernía sobre ellos. Como líder, se mostró seguro de sí mismo, transmitiendo firmeza e insistiendo en la necesidad de permanecer alerta y preparados.
Kailer siempre se ha caracterizado como un líder fuerte y determinado, alguien que no tiene miedo de enfrentarse al peligro con tal de salvaguardar la vida de los suyos. Confía firmemente en la valía de su lobo. Sin embargo, en esta ocasión, estaba dudando de sí mismo y temía que todo lo que estaba haciendo no fuese suficiente. No obstante, no podía permitirse mostrar estos sentimientos. Como líder, debía mostrarse seguro, ya que él era la fuerza que mantenía en pie a la manada. Si ellos lo veían dudar, las cosas no estarían bien. Ser líder en tiempos de crisis no era algo nuevo para él, pero la situación actual lo llevaba a terrenos desafiantes y cada día, la presión sobre sus hombros aumentaba.
Kailer también se había visto obligado a pasar más tiempo en la comisaria, dado que las cosas no habían marchado bien en el condado. Cada día se enfrentaba a un caos diferente, donde un shifter había causado problemas. Estos asuntos no eran fáciles de resolver y tomaba mucho tiempo lidiar con ellos. Él estaba seguro de que se debía a un plan de Ezra para demostrar su presencia y despistar su atención. Y estaba funcionando bien, porque el cansancio era más notorio y no sabía hasta cuándo su cuerpo iba a resistir.
El reloj avanzaba a toda prisa, indicándole que en cualquier segundo una gran guerra podía estallar. Kailer sentía que no estaba nada preparado para enfrentarlo, que no tenían los medios para hacerlo y sabía que, si actuaba por impulso, las consecuencias serían devastadoras. En un suspiro cargado de preocupación, enredó sus dedos entre sus cabellos, luchando por mantener la calma. Temía que sus esfuerzos no fueran suficientes, que personas inocentes que confiaron en él pudieran resultar heridas y él no podía permitirse defraudar esa confianza.
—Hmm—exhaló al sentir cómo los dedos fríos de su compañero se posaban sobre su frente.
El único pilar para mantenerse firme y no perder la calma era Jayden, el chico se destacaba como un apoyo indispensable para él. No solo en la parte emocional, sino también en esos momentos en que no encontraba salida o no podía encontrar una estrategia para enfrentarse a algo. Jayden, de forma tímida, había dado algunos consejos que resultaron de gran ayuda. Era una persona astuta y con gran agudeza, poco a poco fue mostrándose como un compañero digno para el alfa. Muchas personas lo fueron reconociendo como tal, y Kailer estaba orgulloso por ello.
Juntos habían ideado planes para hacer frente a Calen y Ezra, y a su vez, habían estado buscando pruebas para demostrar la inocencia de Kailer. El hecho de que aún estuviese siendo inculpado por la muerte de su tío jugaba un papel fundamental en todo esto, y sentían que, si podían demostrar su inocencia, las cosas fuesen, quizás, un poco diferentes. A pesar de todo, Calen seguía siendo su primo y la persona que una vez consideró como su hermano mayor. Kailer no quería perderlo y si podía resolver las cosas, sentía que tal vez, aunque no pudiesen ser igual que antes, al menos su relación no se basara en querer terminar con la vida del otro.
—Kailer— murmuró, masajeando su frente para aliviar el dolor—; ¿Minsaik? —Kailer exhaló y atrajo al rubio hacia él para luego rodear con sus brazos su cintura y posar su cabeza en su estómago.
Después de una detallada discusión, tanto ellos como Chad y Sehan habían decidido qué favores debían cobrar. Dada la importancia del asunto, optaron por reclamar los favores más significativos en lugar de los pequeños. Kailer no podía dejar a la manada sola, y mucho menos descuidar su trabajo en la comisaría, por lo que delegó en Minsaik la responsabilidad de cobrar estos favores. Mantenían un contacto constante, informándose mutuamente de cualquier novedad.
—Aún no hay nada—murmuró, sintiéndose cómodo en los brazos de su compañero. En una de sus llamadas, Minsaik le había informado que uno de sus hombres había encontrado información importante que respaldaba la inocencia de Kailer. Esto lo había llevado a un callejón sin salida, pero al menos podían partir de allí para encontrar al verdadero culpable y no bajarían la guardia hasta dar con él. Después de todo, Silas era la única figura paterna que Kailer había conocido, y quien los había acompañado después de que sus padres fallecieran.
—Está bien, pronto lo conseguiremos— Jayden, en un acto de cariño e intentando calmar al alfa, inició a acariciar sus cabellos—. Hablé con Izan, vendrá mañana a ver— frunció el ceño al recordarlo.
Jayden había notado un comportamiento inusual en Izan. El hombre faltaba con más frecuencia, solicitaba permisos para salir temprano e incluso contestaba o hacía llamadas durante todo el día. En cada una de esas llamadas, se le veía alterado y preocupado, lo que inquietaba a Jayden. Empezó a pensar que Izan podía estar ocultando algo importante o incluso representar una amenaza para él y para Kailer.
Sin embargo, cuando Jayden confrontó a Izan, este simplemente lo negó y afirmó que no estaba sucediendo nada. Días después, Izan se acercó a Jayden y le confesó todo, además de preguntarle sobre la posibilidad de unirse a la manada. Aunque al principio dudó, Jayden finalmente decidió compartir la situación con Kailer debido a la desesperación evidente en Izan.
Kailer sugirió una reunión para discutir los detalles y las posibilidades de integración en la manada. No era la primera vez que alguien en problemas buscaba unirse a la manada, por lo que era una situación que podían manejar.
—Bien, veremos si lo que dice es cierto. —No es que estuvieran siendo paranoicos, pero debían tener cuidado, Calen y Ezra podrían estar en cualquier lado y confabulados con cualquier persona.
—¿Los chicos encontraron algo? —Kailer gruñó un poco y las caricias de Jayden se intensificaron.
—Se han escondido bien. —Hace algunos días habían dejado escapar a uno de los shifter que causaron problemas en el condado con la posibilidad de encontrar el escondite de Ezra, pero el hombre simplemente había estado dando vueltas por allí sin llevarlos a un lugar en específico. Incluso había enviado a vigilar la manada de Calen, pero no hubo avances. —No permitiré que ese hombre se vuelva a acercar a ti—Kailer lo apartó un poco para luego instarlo a sentarse en sus piernas. Jayden era su lugar seguro y él quería que Jayden sintiera lo mismo por él—. No tengas miedo.
—Lo sé, confío en ti—Jayden tomó la iniciativa de besar los labios de Kailer y el alfa se sintió totalmente complacido.
Sin embargo, su momento fue interrumpido por dos golpes en la puerta. Jayden se apartó de Kailer y, ligeramente sonrojado, se puso en pie para luego tomar asiento en uno de los sillones. Kailer se rió entre dientes al ver la vergüenza de su compañero, sintiéndose complacido por su reacción. Últimamente, Jayden había estado mostrándose más abierto con él, expresando sus sentimientos de manera más natural, algo que Kailer apreciaba profundamente. Sentía que su relación había avanzado lo suficiente como para que ambos se sintieran cómodos el uno con el otro.
—Adelante.
—Kailer, Zayan ha despertado—informó Chad después de tomarse unos segundos.
Jayden, completamente emocionado, se puso de pie, dispuesto y listo para correr hacia la clínica. Sin embargo, justo en ese momento, un recuerdo de la conversación que había tenido con Kailer surgió en su mente, deteniéndolo. Apretó los puños y miró a Kailer con una mezcla de ansiedad e incertidumbre.
—Está bien. —Chad asintió antes de retirarse, dejándolos solos.
—Kailer, sé que dijiste que…
—Iremos juntos —lo tranquilizó. Kailer entendía la importancia que esto tenía para su compañero y no estaba dispuesto a negárselo, aun cuando eso implicara dejar de lado los deseos egoístas de su lobo y su sentimiento de posesión. Los ojos de Jayden brillaron de emoción y, con un gesto lleno de gratitud, tomó la mano de Kailer antes de encaminarse hacia la clínica.
En el momento en que los vio entrar, Maeel se acercó a Jayden y Kailer con una expresión sombría pero ligeramente aliviada. Había una luz de esperanza en sus ojos cansados mientras explicaba la situación de Zayan; el hombre se había encargado totalmente de su salud durante estos días y no había descansado bien buscando respuesta sobre las extrañas marcas de su cuerpo.
—Su estado es estable por ahora, pero aún está débil. Ha estado preguntando por alguien llamado Eiran, pero ninguno de nosotros sabe quién es. Parece que esta persona es importante para él de alguna manera. Hemos intentado calmarlo, pero su insistencia en ver a esta persona ha aumentado su agitación.
—¿Eiran? —cuestionó Kailer con el ceño fruncido antes de girarse hacia su compañero. Jayden, aunque intentó mantener su compostura, sintió cómo su cuerpo reaccionaba de manera involuntaria. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo y su corazón parecía empeñarse en salirse de su pecho. Sus puños se cerraron con fuerza, intentando mantener sus emociones controladas, pero le era casi imposible.
—No lo sé, pero podría ser la clave para entender lo que sucedió y lo que significan las marcas en su cuerpo. Zayan parecía realmente desesperado e intentó levantarse de la cama pidiendo que lo dejaran ir con el hombre. Nos vimos obligados a administrarle un tranquilizante para mantenerlo calmado. Sin embargo, está despierto y consciente ahora. Pueden pasar a verlo, pero no sé si pueda responder a sus preguntas.
—De acuerdo.
—Estaré en mi despacho si necesitan algo —mencionó antes de retirarse.
—¿Sabes quién es Eiran? —preguntó Kailer en cuanto estuvieron solos.
Había visto la actitud de su compañero cambiar radicalmente en el momento en que escuchó ese nombre y si no quiso hacer ningún comentario delante de Maeel fue por respeto a Jayden. Casi nadie conocía su pasado y él estaba seguro de que Jayden no quería que nadie lo supiera, así que había decidido respetarlo.
—¿Recuerdas que una vez te dije que mi nombre real no es Jayden Taylor? —respondió con otra pregunta, pero fue suficiente para que Kailer entendiera.
—Tú…
—Mi verdadero nombre es Eiran Blake—cada letra de aquel nombre resonaba en su mente como un eco, trayendo consigo recuerdos que preferiría olvidar.
Los ojos de Jayden, antes firmes, ahora se nublaron con lágrimas que luchaba por contener. El sabor metálico de la sangre invadió sus sentidos, recordándole los días en que ese nombre era parte de su día a día. El dolor que sentía era vívido, como si cada letra de ese nombre le arrancara un pedazo de su alma. Pero más allá del dolor y la amargura, había una profunda sensación de vulnerabilidad. Es cierto que Kailer conocía todo sobre él, pero ahora era un poco diferente. Jayden se sentía desnudo, como si con cada sílaba de ese nombre revelara una parte de sí mismo que había enterrado bajo capas y capas de tiempo y experiencia.
La sensación de pérdida, de haber sido arrancado de su propia identidad, lo invadió como una marea implacable. Lo odiaba, odiaba ese nombre, le recuerda todo lo que una vez sufrió, lo que le arrebataron y lo que nunca va a tener. Jayden se esforzó para mantenerse firme, temiendo que si se derrumbaba Kailer no lo dejaría ver a Zayan, pero Jayden, para Kailer, era como un libro abierto.
Podía sentir el dolor que emanaba de su compañero, como si fuera una corriente eléctrica que lo envolvía por completo. En su pecho, sentía el peso de la angustia de Jayden como si fuera propio, y su corazón se encogía al verlo sufrir de esa manera. Sin dudarlo, Kailer lo atrajo hacia sí, envolviéndolo en un abrazo reconfortante. Sabía perfectamente todos los recuerdos que debieron aparecer en la mente de Jayden al escuchar ese nombre y quiso demostrarle que podía ser débil, que él estaría allí para sostenerlo todas las veces que lo necesitara.
—Tranquilo—susurró—, aquí estoy, aférrate a mí. Las palabras susurradas por Kailer resonaban en los oídos de Jayden, calmándolo al instante. Sentir el calor de su cuerpo, escuchar el latido reconfortante de su corazón, le recordaba que todo era parte de su pasado y que ahora estaba bien. Aferrándose a Kailer, Jayden permitió que las lágrimas finalmente encontraran su camino.
Después de un rato en el que Kailer logró calmar a su compañero, Jayden y él se dirigieron hacia la habitación de Zayan, donde éste yacía atado a la cama por precaución. Jayden sintió un nudo en la garganta al ver a su amigo en esa situación, pero a pesar de la incomodidad que le causaba verlo así, entendía la necesidad de Kailer de mantener la seguridad de todos, incluido Zayan mismo. Sus sentimientos se mezclaban en un torbellino de alegría por volver a ver a su amigo después de tanto tiempo y preocupación por su estado y por lo que su presencia podría desencadenar.
Al notarlos entrar a la habitación, Zayan levantó la mirada y sus ojos se iluminaron al ver a Jayden. A pesar de su débil estado, una sonrisa se dibujó en su rostro.
—Eiran—prácticamente suspiró su nombre intentando levantarse de la cama, pero todos los monitores y las esposas no se lo permitieron—. Eiran, ¿en verdad eres tú? La emoción de Zayan era evidente, como si no pudiera creer que Jayden estuviera allí, frente a él, después de tanto tiempo. Creí que habías muerto. En el momento en que Caelum me dijo que estabas vivo no lo podía creer, pero ahora estás aquí. Kailer gruñó al escuchar ese nombre, advirtiéndole al hombre que estaba en la cama que tuviese cuidado con sus palabras.
—Eiran—susurró apenas, intentando incorporarse de la cama, pero los monitores y las esposas se lo impedían—. Eiran, ¿en verdad eres tú? —La emoción de Zayan era evidente, como si no pudiera creer que Jayden estuviera allí, frente a él, después de tanto tiempo—. Creí que habías muerto. Cuando Caelum me dijo que estabas vivo, no lo podía creer, pero ahora estás aquí. —Kailer gruñó al escuchar ese nombre advirtiéndole al hombre que estaba en la cama que tuviese cuidado con sus palabras.
—Zayan…—susurró Jayden, acercándose con cautela y luchando por encontrar las palabras adecuadas—; lo siento, no tenía otra opción. No podía quedarme.
—Lo sé, lo entiendo—afirmó Zayan—. Eiran, yo…
—Basta—intervino Kailer, su tono cortante indicaba su disgusto por el nombre con el que Zayan llamaba a su compañero—. ¿Cómo llegaste a mi manada?
Los ojos de Zayan se oscurecieron al instante, y su mirada se dirigió hacia el alfa. A pesar de querer continuar hablando con Jayden y tener muchas preguntas que hacerle, Zayan pudo notar la incomodidad del alfa. No solo temía por su propia vida, sino también por la de su amigo así que obedeció.
—No estoy seguro—admitió Zayan con sinceridad—. Caminé durante horas, días, no lo sé exactamente... Estaba débil, hambriento y había perdido mucha sangre. En ese momento, mi noción del tiempo era confusa. Lo único en lo que podía pensar era en escapar de Caelum. No podía permitir que me usaran para llegar a Eiran—. Sus recuerdos se volvían difusos a partir de ahí. —Recuerdo que después de pelear con ese hombre, vi a Eiran y que estaba alucinando porque ahora está muy cambiado.
Kailer observó a Zayan con atención, evaluando cada gesto y palabra con una mezcla de cautela y escepticismo. Si bien parecía que el hombre no mentía, la situación era demasiado complicada como para tomar todo a la ligera. Caelum, en un principio, había intentado utilizar a Zayan para localizar a Eiran, pero ¿cómo podían estar seguros de que la fuga de Zayan no fuera parte del plan del hombre? La manada de Calen se encontraba a escasos kilómetros de distancia, compartiendo un vasto bosque; ¿era posible que dejar escapar a Zayan fuera una estrategia deliberada?
—Cuéntame todo lo que recuerdas antes de llegar a Yaren —instó Kailer, decidido a trabajar con la información que tenía, aunque no pudiera aceptarla completamente como cierta.
Zayan observó a Jayden por unos segundos como si preguntara su consentimiento; entonces, cuando vio a su amigo asentir, tomó un respiro antes de comenzar a relatar su historia, remontándose al momento en que salió de la manada hasta su despertar en el hospital. Habló de años de cautiverio a manos de Caelum, revelando que el hombre siempre lo había considerado culpable de ayudar a Eiran a escapar. Relató cómo Caelum les arrebató a sus padres frente a él, exigiendo el paradero de Eiran y castigándolo severamente por desafiarlo con su silencio, diciendo que, aunque supiera la verdad, jamás le diría.
Hizo una pausa, visiblemente afectado, antes de continuar describiendo los últimos meses. Explicó cómo Caelum lo sacó de su celda y lo llevó a Yaren en un intento desesperado por atraer a Eiran. Relató el momento en que se negó a colaborar y cómo Caelum, perdiendo el control, lo obligó a beber una sustancia que le provocó un dolor indescriptible. Zayan recordaba sentir como si algo caliente se deslizara bajo su piel, marcándola con heridas que ardían con una intensidad desconcertante.
Recordarlo le hizo temblar. Ni siquiera la múltiples veces en las que fue golpeado, cortado y maltratado por Caelum y sus hombres fue tan desgarradora como lo fue en ese momento. Finalmente, Zayan contó cómo, en un descuido de Caelum, logró escapar de su confinamiento, aprovechando la oportunidad para huir.
—Lo siento mucho, Zayan, por mi culpa tus padres… —comenzó Jayden, su voz cargada de pesar y remordimiento.
—No es así —lo interrumpió Zayan rápidamente, buscando aliviar la carga de culpa que Jayden llevaba sobre sus hombros—. No tuviste nada que ver. Yo nunca te culpé y mis padres tampoco lo hicieron. Incluso ellos insistieron antes de morir, en que, si sabía algo, no lo dijera.
Pero las palabras de Zayan no bastaron para mitigar la culpa que pesaba sobre Jayden. Si bien había logrado salvarse a sí mismo, en el momento en que decidió escapar, solo había pensado en su propia supervivencia, sin considerar las consecuencias para otros. Un vacío se instaló en su corazón, y Jayden tartamudeó al preguntar:
—¿Mis padres? ¿Cómo están mis hermanos? —Zayan simplemente negó con la cabeza, y esa negativa fue suficiente para que Jayden comprendiera la verdad sin necesidad de más palabras.
—Murieron—confirmó Zayan, con pesar en cada palabra—. Ese hombre los reunió a todos cuando se dio cuenta de que el que consideraba su posesión había desaparecido. Y cuando no pudo obtener información sobre tu paradero, los arrebató uno a uno, sin escuchar sus súplicas ni mostrar compasión. —El único motivo para dejarlo con vida fue porque en el fondo, siempre pensó que Zayan se rendiría y le diría la verdad sobre el paradero de Eiran.
Jayden se sintió abrumado por una oleada de culpa. Había sido egoísta, había actuado pensando únicamente en su propia supervivencia sin considerar las consecuencias. Sus decisiones les habían costado la vida a muchas personas, y ahora tenía que aprender a vivir con ello.
—Tranquilo, Jay— lo reconfortó Kailer, tratando de calmarlo—. Incluso si te hubieras quedado, las cosas podrían no haber sido diferentes.
—¡Pero ellos estarían vivos! —exclamó Jayden, las lágrimas brotando sin control de sus ojos llenos de desesperación.
Kailer, con ternura, secó las lágrimas de Jayden y lo miró con compasión, intentando transmitirle algo de confianza y tranquilidad.
—No puedes saber eso—dijo Kailer con voz suave pero firme—. Ese hombre solo quería una cosa de ti, y una vez que la hubiera conseguido, habría acabado con todos. Tanto tú como tu lobo actuaron por instinto de supervivencia. No tienes por qué lamentarte, hiciste lo que cualquiera en tu posición habría hecho. —Aunque las palabras de Kailer intentaban reconfortarlo, Jayden sabía que la culpa seguiría pesando sobre él, un recordatorio constante de las vidas perdidas. —Entiéndelo, nada de lo que ha pasado es tu culpa—continuó con determinación—; el único culpable es ese hombre, y te prometo que lo haré pagar por todo lo que te ha arrebatado.
Zayan observaba la escena con una sensación de paz que inundaba su corazón. Después de presenciar todo el sufrimiento por el que había pasado su amigo, verlo finalmente junto a alguien que lo amaba sinceramente y que estaba dispuesto a todo por él, fue reconfortante. Cada momento difícil que habían atravesado, cada lágrima derramada, parecía cobrar sentido en ese instante.
Una sonrisa se dibujó en sus labios, consciente de que, de alguna manera, todo el dolor y las dificultades habían valido la pena. En su mente, imaginaba a sus padres compartiendo su felicidad si estuvieran para presenciar ese momento tan especial. Sin embargo, su semblante se oscureció un poco al sentirse melancólico, deseando que él también pudiera tener un nuevo comienzo. Pero sabía que eso era imposible y comprendía que, si él permanecía allí con ellos, la felicidad de su amigo también se vería empañada.
—Tengo que irme de aquí —susurró, atrayendo su atención—. No sé qué me dio Caelum de beber, pero tienes razón, podría ser parte de un plan para alcanzar a Eiran, y no puedo permitirlo.
—Pero estás herido, no puedes irte —se apresuró a decir Jayden, algo preocupado por la decisión de su amigo.
—Si me quedo, te pondrían en peligro, y eso no lo puedo permitir —lo miró con ternura—. Ahora que has reconstruido tu vida, no permitiré que ese hombre te lastime. —Kailer gruñó, su gesto enfático evidenciando su molestia.
—Soy lo suficientemente fuerte para protegerlo —declaró con convicción, haciendo que su voz resonara por todo el lugar. Eryx arañaba sus paredes internas, intentando salir para demostrar su poderío delante del hombre que insinuaba que no podía proteger a su compañero.
—No es eso a lo que me refiero, no lo entiendes —respondió Zayan, frunciendo el ceño mientras buscaba las palabras adecuadas para expresar sus preocupaciones. Entendía que había molestado al alfa, pero no sabía cómo arreglarlo.
—Lo entiendo perfectamente, sé todo sobre él y su pasado. Lo único que debes comprender es que Jayden es mi compañero, y no permitiré que nadie nos separe —añadió, su mirada firme encontrándose con la de Zayan en un desafío silencioso. Tanto el lobo como el hombre mostraban su poder y dominio en ese momento, emanando una presencia que no dejaba lugar a dudas sobre su valía.
—¿Quién...? —Zayan comenzó a preguntar, pero fue interrumpido por la revelación de Jayden.
—Cuando escapé, cambié mi nombre. Ahora soy Jayden Taylor —explicó, notando la expresión confundida de Zayan—. Y él es mi compañero destinado, Kailer Miller, el alfa de esta manada.
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