NADIR.
Manejo a casa en mi costosa camioneta Genesis, veo a los estudiantes cruzar las calles y me molestan tanto sus risas, me toco el puente de la nariz y sigo mi camino cuando el semáforo frente a mi está en Verde, cuando estoy a unas casas de llegar a la mía, veo a una chica desalineada, el uniforme parece quedarle enorme, y su moño bajo la hace ver cinco años mayor, no puedo verle el rostro porque va agachada.
“Lo que me faltaba una maldita preppy viviendo cerca de mi”
Me bajo del auto y la veo entrar en la casa de a lado, maldigo y lo ignoro, apenas tengo tiempo de quitarme los zapatos cuando escucho el timbre, del otro lado veo una anciana vestida elegantemente, lleva perlas reales, mi madre usaba las mismas, abro la puerta e inmediatamente me ofrece una sonrisa.
-Soy la vecina de a lado, también una buena cocinera, he preparado esto para ustedes, espero no les moleste mi intrusión.
La verdad era que me molestaba como la mierda, pero no podía ser grosero, así que la invite a pasar, una taza de té era lo menos que mi poca conciencia podía ofrecerle.
-Parece que tu familia aún no ha llegado
La anciana quería saberlo todo, es de esas mujeres entrometidas.
-No tengo familia, vivo solo.- le respondo en un tono amable.
-Vaya, un hombre tan guapo como tú, ¿aun eres estudiante?
Sus preguntas estaban comenzando a colmarme la paciencia, quería sacarla lo más pronto posible de mi casa.
-No, soy profesor en una escuela cercana.
-Mi nieta es una estudiante aun, que lastima, es encantadora, podría presentártela si fueras un poco menor.
Me divierte la idea de que piense que esa chica es encantadora, ella es todo menos guapa, no me la follaria ni siquiera por lastima.
Después de unas cuantas preguntas la anciana salió de la casa prometiéndome invitarme una comida, al menos sus postres eran decentes por no decir que son los mejores que he probado.
***
Al rato me aburrí así decidí llamar a azafata que me dio su número en el avión cuando volé aquí, tenía la intención de encontrar a alguien con quien follar habitualmente, pero aquí no conocía a nadie y era ella o la preppy de al lado, seguramente no sería difícil convencerla, pero… sinceramente con ella, paso.
Un rato después de coger con la rubia de ojos azules decidí que era hora de que se fuera, la levante bruscamente
-Largate.- le escupí con mis palabras.
La mujer cuyo nombre ni siquiera me preocupe por preguntar me miro como si le dijera que la mataría, pero no dijo nada, llevo su boca directamente a mi m*****o y lo lamio, no quería jugar esto ahora, estaba cansado y mañana daría clases, la tome por el cabello y la gire agachándola contra la ventana, un quejido salió de su boca y me introduje sobre ella por atrás, no parece dolerle.
-Así que ni siquiera te duele eh, debes ser realmente una cualquiera.
Cuando subí la mirada vi a un ángel a través de mi ventana, llevaba un camisón blanco pasado de moda, pero lo que llamo mi atención fueron sus pechos, desde aquí podría ver que no tenía sostén, sus ojos me miraron directamente y pude ver una sentencia de repudio, pronto desapareció de la ventana y yo solté a la rubia.
-No lo diré dos veces, vete ahora.
***
Sali camino al trabajo casi al mismo tiempo que la desalineada chica de a lado, la vi comer una manzana, y su cabello suelto que caía en su espalda, corría tan rápido que la perdí, entonces la olvide, no sin recordarme hablar con ella sobre lo que paso anoche, tal vez mas tarde visite a su entrometida abuela.
Me quedo en mi oficina durante horas antes de que comience mi clase, hasta que escucho el timbre que indica el comienzo de una nueva clase, salgo por el pasillo y camino hasta el aula, pero de pronto la pequeña rata de biblioteca que tengo por vecina choca contra mi pecho, la veo levantar la mirada, puedo prestarle atención por primera vez, tiene los labios carnosos y rojos, las pestañas largas y la piel como la porcelana, unas pecas se asoman debajo de su rostro, pero no se sorprende, no se asusta, ni siquiera parece quedarse sin aliento como lo harían la mayoría de las chicas por no decir que todas las que se topan conmigo, solo se disculpa y se va, me giro para continuar mi camino y su escandalosa amiga detiene mi paso.
-¡Fiorella!
Fiorella… así es como te llamas, guardo su nombre en mi libreta mental y entro al salón de clases.
Las chicas están sentadas al frente, noto que sus piernas muestran más piel de la que deberían, pero solo una llama mi atención
Rachel.
Es alta y tiene buenas piernas, sus pechos tampoco son malos, me ha dejado una nota en el escritorio.
“véame después de clase”
Arrugo el papel y lo meto en el bolsillo de mis pantalones, al final de la clase cuando todos han salido Rachel se queda y me dice casi al oído.
“Lo esperare en su oficina”
La veo alejarse y me permito voltear a verle el trasero.
“Joder”
Me la imagino arrodillada frente a mí, tocando mi polla con sus labios, metiéndome tan profundamente que podría ahogarla, cuando levanto la mirada veo que no estábamos solos.
El pequeño ratoncito juzgón ha estado mirando todo, no parece sorprenderse al contrario una sonrisa ladina aparece y niega con la cabeza ¿Quién putas se cree? Cuando nuestros ojos se encuentran su expresión vuelve a ser seria, como si no rompiera un plato.
Esta niña me dará problemas si no me encargo de que mantenga la boca cerrada.