10 de Julio de 1815, Londres Desde el día anterior la lluvia no había dado tregua alguna, el cielo se encontraba gris y nublado, las personas corrían para resguardarse de la incesante tormenta y las calles estaban enlodadas, dio gracias al cielo de que Lady Cassandra no hubiera vuelto a escapar, aunque quizás eso se debía a la intensa lluvia que caía. Samantha veía como su ama observaba el sombrío panorama desde la amplia ventana emplazada en su habitación, se veía muy triste y quizás algo angustiada. Se dio cuenta de que la Lady Wrightwood que conoció el primer día no era su habitual estado, realmente era muy amable y dada con los sirvientes, desde que llegaron allí la había tratado muy bien y no le reprochaba que estuviera usurpando el puesto de su antigua doncella. La escuchaba suspira

