CAPITULO 7

2135 Palabras
- fue hace mil años, yo era el sobrino del antiguo conde Dariel... Los dos chicos lo miraron sorprendidos. - mis padres murieron en un ataque de las naves del mundo exterior - Gill abrió su boca para preguntarle de qué naves hablaba, Zafiro negó la cabeza y el chico desistió fe su pregunta - y mi tío me cuidó hasta que fui un vampiro maduro, me entrenó y me enseñó a utilizar mis poderes sin dañar a nadie en el proceso él era un gran tío, yo lo llegué a considerar un padre... >> un día él sólo cambió, ya no sonreía, ni hablaba conmigo, se la pasaba día y noche metido en su despacho - el conde bajó su mirada recordando con nostalgia -. No sabía lo que le pasaba hasta que un día me llamó a su despacho y me dijo algo que yo nunca pensé escuchar de su boca. >>me digo que tenía pensado atacar a los demás reinos y destruir la magia. - los chicos abrieron sus ojos sin poder creer lo que el conde decía - me propuso unirme a él como su mano derecha, enseguida me negué, me dijo que estaba con él o en su contra. Era un genocidio lo que pretendía hacer... - si destruye la magia el equilibrio se rompería y todos los seres mágicos del mundo desaparecerán - el conde asintió ante las palabras de la princesa. - así que peleamos, él al ser un vampiro más maduro y con mucha más fuerza me ganó, además de la magia oscura que corría por sus venas. Utilicé lo poco que me quedaba de fuerza para escapar... Tenía que advertirle a los otros reinos los planes del conde. El conde envió a las sombras a matarme, estaban a punto de hacerlo, pero ella me salvó. Una sonrisa brotó de los labios de conde haciendo que Gill y Zafiro se mirarán entre ellos confundidos. - era una mágico, la criatura más hermosa que mis ojos jamás han visto... sus ojos eran de un rojo abrasador y su cabello era oscuro como la noche. Peleó contra las sombras sin temor hasta que cuatro de ellas huyeron de regreso al conde. Ella era... - un suspiro salió de su boca haciendo que los chicos lo miraran con picardía - fabulosa. - uuuuuh alguien fue flechado por el amor - se burló Gill haciendo reír a Zafiro. El asistente tapó su boca tratando de no reír. El conde torció los fastidiado pero con una pequeña sonrisa en su boca. - ya, ya - los chicos rieron y dejaron que el conde siguiera contando su historia - como les decía, ella era la princesa de los mágicos y una prodigio, su nombre era Rubí Cybele. - ¿Cómo es que nunca había escuchado de esa princesa? - Zafiro preguntó con curiosidad mientras con una mano frotaba su barbilla. - todo a su tiempo, majestad - la chica asintió ante las palabras del conde y le hizo una seña para que siguiera narrando - ella se portó muy amable conmigo y me llevó a su castillo donde curó mis heridas. - ¿follaron? - los presentes casi se van para detrás por la pregunta de Gill. - sólo piensas en follar - Zafiro dijo con reproche. - follar es rico, si quieres te enseño alguna vez. - no gracias, contigo ni a la esquina. El asistente del conde torció sus ojos mientras el conde reía divertido, esos chicos no tenían remedio. - respondiendo a tu pregunta - el conde interrumpió su pequeña discusión - no, no lo hicimos, ella ya estaba casada con el rey y tenía dos hijos, además que yo era mucho más mayor que ella. Siguiendo la historia, les conté lo que el conde tenía planeado, ellos enseguida alertaron a los otros reinos. >> La princesa, ella era... muy especial. Pasaron los días y nuestra amistad fue creciendo cada vez más, yo cuidaba de sus hijos y el rey... su esposo, era una gran persona, se notaba que se amaban mucho. Cuando el conde atacó hubo un gran desastre, el rey elfo estaba peleando al lado de la princesa y su esposo... El conde bajó su mirada con pena, Gael a su lado sobó su espalda brindándole consuelo a su amo. Sabía que ese era un tema muy delicado para él. - perdieron ¿verdad? - el conde levantó su mirada y miró fijamente los ojos azules de zafiro. - no perdimos... ellos sólo... murieron. - ¿y el conde? - Gill preguntó con curiosidad. - era un tiempo de desesperación así que el rey elfo lo selló en una cueva con la magia de una de las gemas. - ¿se liberó cuando las gemas fueron destruidas? - el conde negó. - las gemas nunca fueron destruidas. - ¡¿QUÉ?! - gritaron Zafiro y Gill en un sonido. Los chicos no entendían nada se suponía que las gemas celestiales fueron destruidas en la gran guerra de magia, entonces ¿por qué el conde vampiro decía que las gemas seguían por ahí en algún lugar? ¿Cuántas mentiras le habían dicho a su pueblo y al resto del mundo? ¿sus hermanos sabían de todo esto? - la princesa me dijo que la portadora de las gemas reencarna cada quinientos años, así que yo le juré ayudarla en cada una de sus reencarnaciones como pago por haberme salvado. La princesa Topacio me hizo jurarle que no le diría a nadie que las gemas seguían intactas, ella tenía miedo que otro rey mágico las utilizara para armar otra guerra. Explicó de inmediato sintiéndose por alguna razón nervioso. - ¿Dónde están las gemas? - preguntó Zafiro. - la princesa las repartió por todo el mundo después de morir. - ¿después de morir? - preguntó Gill aún más confundido. Nunca se consideró alguien tonto, pero esta situación lo estaba alcanzando. - es un hechizo mágico se llama "Hologha" sirve para que tu alma arregle cuentas pendientes y puedas "descansar en paz" - Explicó Zafiro de forma rápida. El conde asintió dándole la razón- ¿sabe donde están las gemas? - sólo tres de ellas, las otras dos se perdieron en la batalla. - ¿cuáles... Un gran estallido fuera del castillo cortó la pregunta de Zafiro. El castillo tembló por completo, unos gritos se escucharon afuera en el jardín y luego con gran rugido.  - ¡Draca! - gritó la princesa preocupada antes de correr hacia la puerta. - ¡Zafiro, no vayas puede ser peligroso! - Gill gritó siguiendo a la princesa. El conde se asomó por la ventana todavía aturdido, sus ojos habían pasado a un rojo brillante poniéndose en defensa. Abrió mucho los ojos cuando vio a las criaturas de aspecto asqueroso profanar su lindo hogar. - orcos. Gael sacó dos espadas de uno de los cajones y le lanzó una al conde que atrapó en el aire. Zafiro bajó las escaleras con gran velocidad hasta que llegó a la puerta principal, estaba apunto de abrir la puerta cuando esta explotó lanzándola lejos sobre la alfombra de la sala. Su espalda aterrizó en el piso frio de madera y un quejido de dolor salió de su boca. Su vista estaba borrosa por la explosión y sus oídos dolían un poco. Vio a un hombre encorvado entrar por la puerta principal del castillo, no parecía una persona normal. El hombre volteó a mirarla y corrió con rapidez hacia donde ella estaba. Zafiro abrió mucho los ojos cuando se dio cuenta que un orco, nunca había visto uno en su vida, pero el ser era repugnante e irradiaba magia oscura que le ponía los vellos de punta. El orco se lanzó sobre ella con su arma planeando herirla. Zafiro rodó hacia la izquierda y lanzó una patada acertando en el estómago del orco, con mucha facilidad se levantó del suelo y corrió hacia una de las armaduras que habían en la sala siendo seguida por el orco. La princesa alcanzó a tomar una espada antes que el orco la tomara de la pierna y la tumbara al suelo. La princesa se volteó sin perder el tiempo y le propinó una patada en el cara del orco, blandió la espada en su mano y le cortó el brazo al orco que gruñó de dolor arrastrándose lejos la princesa.  La princesa se levantó del suelo viendo a la vil criatura huir de ella a rastras y activó su magia haciendo que la espada en su mano brillara. - te metiste con la persona equivocada - dijo antes de atravesar la cabeza del orco con la espada - creo que pelear con las armaduras mágicas es más difícil. Miró su camisa e hizo una mueca de asco al ver unas gotas de sangre en ella. Gill bajó por las escaleras agitado frenando en seco cuando vio al orco muerto en la mitad de la sala. - ¿te divertiste? - no soy una psicópata. - ¿en serio? yo pensaba que sí. Otro rugido se escuchó afuera se miraron entre ellos y salieron del castillo encontrado a sus dragones amarrados y siendo retenidos por los orcos. - ¡la heredera de las gemas! - gritó uno de los orcos señalando a Zafiro - ¡atrápenla! Gill miró a Zafiro con la boca abierta y colocó una mano en su cintura inclinando sus cabeza un poco. - ¿Cuándo pensabas decírmelo? - exclamó con un tono ofendido un poco más delicado que su tono de voz normal. - ¿Qué mierda te iba a decir? Unos veinte orcos corrieron en su dirección planeando atacar a los dos adolescentes. - no lo sé, tú dime - un círculo de magia de activó al rededor de las chicos. Ambos estiraron su mano hacia el frente y de ellas brotaron sus espadas mágicas. - no tengo nada que decir - dijo Zafiro antes de cortarle el cuello a uno de los orcos y rematarlo enterrándole su espada en el pecho. Gill apuñaló a uno mientras tenía a otro agarrado del cuello, sus ojos grises brillaron y tres rayos cayeron del cielo sobre los orcos que estaban agarrando a los dragones. Uno de los orcos golpeó el rostro de Zafiro, la princesa gruñó enojada y le lanzó un rayo. El conde y su asistente se unieron a la acción también, el conde usó su velocidad para acabar con cinco a la vez, mientras que Gael cortaba las cuerdas que estaban atadas a los dragones. - ¿de dónde salen tantos orcos? - preguntó Zafiro mientras le apuñalaba a uno de los orcos y le lanzaba rayos a otros tres más. - no lo... - la entrada del castillo fue derrumbada y por ella entró un ejército de orcos. Los presentes abrieron mucho los ojos y retrocedieron hacia donde estaban los dragones. Una vez liberados Draca y Gela se unieron la pelea rugiendo y escupiendo fuego. Gill corrió hacia los orcos y cuando estuvo cerca salto enviándoles un poder que eliminó por lo menos a veinte de ellos. Los ojos de Zafiro brillaron y varios rayos cayeron del cielo sobre los orcos. El conde esquivó el arma de un orco que intentó herirlo y luego le cortó la cabeza de un tajo, Gael detrás de él peleaba cubriéndole la espalda a su amo. - ¡son muchos! - gritó la princesa peleando con cinco a la vez y otros diez más corrieron a atacarla. Una inmensa explosión los mandó a volar a todos y aturdió a los dragones.  Zafiro sintió algo caliente escurrir por su frente, un dolor se instaló en su frente y su vista se volvió roja por la sangre que salía de su cabeza. Miró hacia donde estaba Gill, el chico tenía la algo de sangre saliendo de sus oídos y su cabello blanco estaba manchado por suciedad y la sangre de los orcos, el conde y su asistente estaban a unos cuantos metros de ellos aún aturdidos por la explosión. - princesa Zafiro Cybele - habló una voz terrorífica. El conde abrió mucho los ojos al ver a su tío entrar por la entrada del castillo. La mirada de Zafiro se enfocó en el tipo vestido de n***o que había entrado por la gran entrada de la mansión del conde, sus rasgos eran muy similares a los del conde, un poco más maduros y con algunas arrugas en las esquinas de sus ojos y su ojos brillaban en un potente rojo. - nos volvemos a ver. - tío... - murmuró el conde. - ¿tío? - dijeron Zafiro y Gill a la vez. Dariel sonrió  a medio lado y sus ojos brillaron con diversión. - es un gusto conocerla, portadora de las gemas celestiales. Zafiro abrió mucho los ojos sorprendida. ¿Qué cara...
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