Me postro de rodillas a rezar por mi tranquilidad espiritual, intento estar sereno dentro de toda esta tormenta de sentimientos que acelera mi pecho, la decepción me invade por completo, no pensé que el capricho y la obsesión de la Srta. De Lucca, llegará tan lejos. Miente sin descaro, me acusa de un crimen que no cometí. Jamás faltaría a la promesa que hice ante Dios, mi corazón solo le pertenece a él. Nací para servirle incondicionalmente y pronto saldré de esta situación tan bochornosa.
No tengo por qué estar encerrado en esta celda llena de suciedad y rayones, me iban a enviar al cuarto de castigo de la iglesia mientras investigaban la situación, sin embargo, al ser una familia de clase alta con poder y mucho dinero. Me trasladaron de inmediato a la Correccional Municipal de Florenci
