—¡No te vayas! —Susurra tan cerca de mis labios que juro que me habla una vez más así lo besaré. Intento salir de su agarre, ya que este sacerdote me pone febril, más caliente de lo que Axel se encuentra. El forcejeo solamente me lleva a una cosa, quedar completamente encima de él. ¿Se puede ser más perfecto? Es un bombón prohibido, de cerca se ve más apetecible y mis demonios internos luchan por querer salir.
—Debo irme, es importante… Si falto papá me matará —Exclamó bajando la mirada. Él sube mi mentón y me observa con determinación.
—¿Puedes volver? —trago grueso y mi corazón palpita tan fuerte que mis oídos zumban. ¡No lo harás o pecarás! Es el pensamiento que viene a mi cabeza de inmediato, anhelo correr por mi vida y no regresar, pero también deseo volver y perderme en sus labios
