Axel Parisi
Abro los ojos y verme en mi habitación me causó impresión, observo a mi abogada dar un paso. No lo pensé y tomé su mano, aunque me convenzo de que no fue buena idea, ya que todo mi cuerpo se electrificó, sus ojos verdes tienen un bonito brillo que hace acelerar mis pulsaciones de manera distinta y desenfrenadas. Mi boca se secó, es una sensación extraña la que esta pequeña rubia me hace sentir.
Posee un cuerpo esbelto, cintura fina, cabello corto tan dorado como el oro, facciones perfiladas y elegantes, su porte es de una dama en todos los sentidos, su manera de hablar, ese acento peculiar que la distinguen. El momento en que se cruzaron nuestras miradas fue profundo, intenso y diría que vehemente, ya que, aunque ambos deseábamos escapar el uno del otro, simplemente no era p
