—¿Por qué aceptaste cenar con Roumont? —le pregunto a Elena en cuento el auto se pone en marcha, dirigiéndonos al restaurante. Roumont, fiel a lo que me había dicho anteriormente, va en su propio auto, por lo que puedo hablar con Elena sobre esto con tranquilidad mientras llegamos. Ya había decidido cambiar de planes e irnos para el apartamento, pero ella está agregándole más tiempo a mi —nuestra— frustración s****l. Voy a estar de un magnífico humor las próximas dos horas. —¿Estás celoso? —me pregunta a cambio, eligiendo no responder a mi pregunta directamente. Se inclina hacia mí, entrelazando nuestras manos sobre mi muslo izquierdo; y si no fuera porque el mal genio ya se está instalando en todo mi cuerpo, me reiría. —¡¿Celoso de Roumont?! —pronuncio la pregunta una tonalidad

