Capitulo 4 Comportamiento Bipolar

2001 Palabras
Han pasado algunas semanas desde ese incidente con el teléfono de Federico, a la mañana siguiente lo enfrenté y le pregunté por “las tres Paulas”, me dijo que una de las asistentes en una sucursal local se llama Paulina pero la molesta al llamarla Paula, fue algo que me pareció ridículo, pero gracioso y que la otra Paula era mi madre, lo que me pareció extraño porque mi madre nunca usa su primer nombre y siempre ha querido que la llamemos Antonia y él lo sabe, decidí dejar las cosas por la paz, no quería ponerme paranoica, Federico jamás me ha dado motivos para pensar que me es infiel, además últimamente ha estado súper cariñoso conmigo, no ha tenido que salir de viaje y eso ha puesto felices a los niños… Esta noche había decidido prepararle una sorpresa, le pedí a Florencia que llevara a los niños con mi madre y que le diera la salida temprano al resto del personal de la casa, cociné una rica pasta y un salmón, descorché un vino blanco y llevé todo al jardín trasero, los jardineros se habían encargado de decorar todo con bellas luces led en los arbustos, las rosas estaban bien cuidadas y la fuente que se encontraba en medio del jardín también lucía iluminada. —¿celebramos algo importante? — me dice Federico al salir al jardín, esta sonriendo y yo estoy derretida de amor por él, creo que pierdo la respiración cada vez que lo veo ¿se puede estar asi de tu propio esposo después de tantos años? La respuesta es sí, yo lo estoy, estábamos destinados a estar juntos desde siempre —solo quería expresarte lo mucho que te amo y agradezco la familia que tenemos, a pesar de…— me interrumpe llegando hasta mí, toma mi mano y levanta mi mentón para vernos directamente a los ojos —el pasado, es pasado, agradezcamos el ahora y lo que tenemos hoy, me encanta como se iluminan tus ojos bajo la luz de la luna, te ves hermosa ojitos— Fede me había puesto el apodo de “ojitos” cuando confesó su amor por mí, hace años atrás, sentía un calorcito en mi corazón cada que me lo decía y me ruborizaba por completo, no puedo creer que, aunque tenemos muchos años juntos, él siga provocando esto en mí. —comamos entonces, todo se ve delicioso— volvemos a sentarnos, el quedando enfrente de mí, seguía sus movimientos con la mirada, su elegancia, su porte, todo en este hombre era atractivo y solo para mí. Después de la cena, el postre era la siguiente parte de mi noche perfecta, Federico colocó un poco de música en el jardín y comenzamos a bailar al ritmo de un tango argentino, poco a poco fue besando mis brazos, mordisqueando mis hombros y de pronto comenzó a besar mis clavículas, tomándome por la cintura con una mano y con la otra apretando un poco el cuello, lamió mi oreja, en ese momento ya me encontraba totalmente excitada, mis pezones estaban firmes y mi vientre cosquilleaba de excitación —te amo Paula, siempre lo he hecho y siempre será así, nunca lo dudes— me decía con voz ronca, asentí totalmente perdida, sus pupilas estaban dilatadas, me sentó en la mesa donde habíamos disfrutado la cena y separó mis piernas con las suyas —yo… también te amo Fede…— me cargó en sus fuertes brazos y subimos hasta la habitación, lo deseaba dentro de mí, poseyéndome como solo él lo hace… Me deja sobre la cama, desnuda, él también ya lo está, pasea su lengua por uno de mis pechos, estremeciéndome por completo, no ahogo los gemidos que suelta mi garganta, afortunadamente no hay nadie en casa, me aseguré de eso por la tarde, aprieto las sábanas con fuerza, creo que olvidé como respirar, sus manos recorren mis muslos y siguen subiendo, enredo mis piernas en su cintura cuando regresa a besarme, su aliento en mis pezones me eriza la piel, cuando sus ojos se encuentran con los míos sonríe y vuelvo a besarlo. Sus estocadas son firmes, él sabe como tomarme con fuerza, araño su ancha espalda y muerdo mi labio inferior, gruñe en mi oreja, completamente agitado, su m*****o palpita en mi interior, los dos estamos a punto de llegar al clímax…. A la mañana siguiente y muy temprano lo vi ponerse de pie, enrollar una toalla en su cintura y meterse a la ducha, sonreí de medio lado, mordiéndome el labio inferior, mi esposo era un adonis, sus músculos se marcaban en su abdomen, en sus brazos, tenía un tatuaje de un sol en su brazo derecho que me hacía enloquecer, hace años, cuando fuimos a que se lo hicieran, terminamos follando en el auto al terminar de tatuarse, éramos un noviazgo joven y solo queríamos joder a nuestros padres … me puse de pie saliendo de mis pensamientos y bajé rápidamente a la cocina, los niños ya se habían ido al colegio y Florencia ya tenía el desayuno listo para nosotros, tomé la bandeja plateada y subí de nuevo a la habitación —Sí, estaré allá lo más pronto que pueda, si, si, ya lo sé— Federico salía del baño con el teléfono pegado a la oreja, ruedo los ojos, al verme, sonrió de lado, colgó rápidamente y sacó del closet su maleta de viajes —¿vas a viajar? — le pregunto cruzándome de brazos, al dejar la bandeja plateada sobre el peinador, asiente sin verme —si Paula, es importante este viaje— me dice mientras va llenando la maleta de camisas y pantalones —¿se puede saber a dónde irás ahora? — reclamo un poco, creí que ya no tendría que viajar —iré a Pachuca, uno de los choferes de la sucursal de esa ciudad acaba de morir y debo ir a solucionar unos problemas— frunzo el ceño —si solo era un chofer, puedes mandarle un ramo de flores a su familia, no creo que tu presencia sea…— me interrumpe, está alterado, molesto —la esposa lo asesinó y ahora quiere demandar para reclamar un dinero que según ella le corresponde, debo ir si quiero ser el próximo presidente, mi tío Vicente debe ver que me llevo bien con todo el personal de todas las sucursales del país, Artemio vivía en Pachuca y es a donde voy— cierra la maleta y la baja de la cama —Federico, sabes que en esta época del año no me gusta que viajes, tú sabes que…— me interrumpe de nuevo —Paula, por favor no empieces ¿sí? Es mi trabajo, debo hacer estos viajes, lo sabes bien— ruedo un poco los ojos, molesta, anoche la habíamos pasado tan bien y ahora… —yo no recuerdo que Vicente viajara tanto cuando estuvo en campaña, por favor Federico, le prometiste a Otto ir a su competencia de tiro con arco, es en cuatro días— se detiene en medio de la habitación, suelta un resoplido y camina hasta mi —Por favor Paula, tiene trece años, ese deporte no lo llevará a ningún lado, solo es un capricho para él por esa estúpida película de superhéroes, puedes ir tú, es solo una competencia más, no pasará nada si no me presento, además ¿Qué sabes tú del trabajo de Vicente, siempre estás aquí en casa? — me dice tomándome de la mejilla y dejándome un beso en los labios para después desaparecer por la puerta —¿Cuándo vuelves? — le pregunto casi gritando mientras baja las escaleras a toda prisa —en unos días, tal vez una semana o dos, los extrañaré, cuídate ojitos— me lanza besos al aire y golpeo el barandal de la escalera, furiosa por la situación extraña de su comportamiento tan bipolar. … —No vino mamá, sabía que no vendría, a él nunca le eh interesado yo, menos Leona— Otto tira al asiento trasero el pequeño trofeo que ganó de primer lugar, mientras me mira con ojos desilusionados, Otto se había lucido en la competencia, tiró al centro las tres veces seguidas, el público aplaudió de pie y cuando él volteó a nuestro lugar, su sonrisa de victoria se desvaneció al vernos solo a su hermana y a mí, siento cómo mi corazón se estruja al verlo por el retrovisor soltar una lágrima y limpiarla rápidamente. —tranquilo hijo, ya vendrán otras competencias, tu hermana y yo estamos muy orgullosas de ti, ¿Qué te parece si para celebrar vamos a tu restaurante favorito? — le digo tratando de animarlo, rueda los ojos y se cruza de brazos —como sea, me da igual mamá— suelto una risa tratando de que no me vea totalmente decepcionada y furiosa con su padre… … Después de dejar a los niños en casa, recibí una llamada de Vicente diciéndome que necesitaba hablar conmigo urgentemente, sentí una extraña punzada en el pecho, le pregunté por mi esposo y me dijo que todo estaba bien, le iba a pedir a Fidel que me llevara a las oficinas del Banco y me sorprendí al darme cuenta de que él no estaba en casa, tuve que tomar las llaves de mi auto y conducir yo misma, no me molestaba, aprendí a conducir en la universidad y me relajaba hacerlo de vez en cuando. Al llegar a la sucursal donde se encontraban las oficinas centrales, noté que el auto de Federico se encontraba aquí, un sentimiento extraño se apoderó del interior de mi cuerpo, era algo que no podía explicar, subí el ascensor rápidamente hasta la oficina de Vicente, el pasillo era largo, la oficina de mi marido también estaba aquí, al otro extremo, vi a la secretaria de Vicente sentada en su escritorio y me acerqué para hablar con ella —buenas tardes, disculpa, ¿sabes en donde está Mariana la secretaria de mi marido? — si Federico estaba aquí, ella debería de decirme, necesitaba saber por qué había faltado a la competencia de su hijo —Oh señora Altamira, lo siento no la vi llegar, siento decirle que Mariana se retiró hace algunos días y llegó una chica nueva así que… mmm usted debe estar buscando a Paula, ella estaba por aquí, seguramente salió al baño— tensé la mandíbula, entonces su nombre sí era Paula, ¿será ella la que lo llamó tan tarde aquel día? —por cierto, el señor Vicente me dijo que, si podía esperar un momento, está en una llamada— asiento sin alterarme mucho —entonces esperaré a la tal Paula en la oficina de mi marido, muchas gracias— ella me sonríe y me doy media vuelta, caminando rápidamente al otro extremo del pasillo, al llegar a la puerta, me detengo en seco cuando escucho pequeños jadeos y gemidos desde el interior del lugar, mi corazón se acelera demasiado, mi respiración es agitada y comienzo a girar la perilla lentamente, lo que encontré no me lo esperaba para nada…. La mujer estaba con la espalda arqueada encima del escritorio mientras Federico apretaba sus pechos y comía de su centro mientras le practicaba sexo oral y se masturbaba con la otra mano, ninguno me había visto, la mujer gruñía de placer y cuando no pude ver más, cerré de golpe la puerta, dejando escapar una lágrima, en ese momento, los gemidos se detuvieron y la puerta de la oficina de Vicente se abrió, el hombre se mostró serio delante de mi y me hizo una señal con la cabeza para que entrara a su oficina, caminé, no, corrí hasta su oficina, esperando que ninguno de las dos personas me hubiera visto… —En verdad siento mucho lo que viste, pero debemos hablar, es importante y solo tu puedes ayudarme, es sobre…tu ahora no tan querido esposo— no sabía que quería de mi, pero lo único que tenía en mente en este momento, es destruir a Federico Altamira.
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