4. La princesa de Dinamarca.

2549 Palabras
Con los ojos entrecerrados y furia en su voz, dice: —Me alegro de haberlo dejado. Se merece a una delincuente como tú. Quiero decir, mírate— Hace un gesto hacia mí y sus ojos verdes claro recorren mi vestido de arriba abajo mientras frunce el ceño con tanto disgusto que puedo sentirlo en lo más profundo de mis entrañas. —En serio. ¿Quién usa ropa que no sea de diseñador a un evento benéfico? Clava su dedo en mi pecho. —¡Una prostituta perdedora, eso es lo que eres! Tu papá debe de estar muy avergonzado de tener una hija como tu— Ella me empuja. —Eres tan patética como lo es Kasper— presiona de nuevo en la parte superior de mi pecho de nuevo y voy a apartarlo de una palmada, pero justo cuando lo hago, ella se inclina hacia adelante y mi mano golpea su cara— Con una mano cubriendo su prístina piel blanca como el mármol, me mira con tanta sorpresa y horror como yo siento al abofetearla. ¡Oh mierda! ¡Oh mierda! ¿Qué acabo de hacer? Abro la boca para pedirle perdón, para disculparme profusamente, para decirle que no era mi intención abofetearla, pero antes de que pueda lograr pronunciar un solo sonido, ella me golpea en la cara y caigo al suelo con un ruido sordo. Al instante, ella se abalanza sobre mí y la agarro por el cabello para intentar quitarme de encima a mi nueva archienemiga. —¡Pelea de gatas! — alguien llama, mientras algunos espectadores jadean. Grito cuando me agarra del pelo y gruñe, y vamos rodando por el pasillo alfombrado rojo, los asistentes a la cena de caridad saltando fuera de nuestro camino. Siento las uñas de Nora clavarse en mi piel y, a cambio, le clavo la rodilla en el abdomen. ¿Qué demonios? ¿Cómo pasó esto? Es como si un espíritu maligno se hubiera apoderado de mi cuerpo o algo así. Ya no tengo control de mis movimientos, el instinto de supervivencia impulsa cada movimiento. Vuelvo a darle un rodillazo en el estómago, pero antes de que pueda lograrlo, unos brazos fuertes me ponen de pie y de repente estoy mirando los preciosos ojos verdes de Kasper. Estoy furiosa, maniaca, temblando, pero después de un milisegundo en su mirada, mi cordura regresa. Un guardia de seguridad agarró a Nora y la arrastra por el pasillo, pataleando y gritando. —Ella no vale la pena— Kasper lo dice con muy poca rabia de la que esta situación requiere, porque ¿acaso no soy una criminal ahora? ¿No me he unido a las filas de la gente en el manicomio? —¿Estás bien? — el pregunta. Asiento, aunque justo en este momento siento las lágrimas presionar detrás de mis ojos y podría perder el control en cualquier momento y empezar a llorar. —Lo siento. Lo siento— Mira a Nora, que esta retenida por la seguridad. Están a unos seis metros de distancia. —Yo no— murmura en voz baja. —No sé qué me paso. Yo…yo…Oh, Dios mío. Ni siquiera lo sé…— —No te preocupes por eso. Tomemos tu abrigo y vámonos— Pasa sobre mis hombros y me guía por el pasillo. —No traje uno— digo. Una vez más, se quita la chaqueta de esmoquin y me la pone sobre los hombros. Esta vez no me opongo. Estoy demasiado en shock. Kasper me lleva escaleras abajo, y sus guardaespaldas nos siguen. La ira y la incredulidad van disminuyendo lentamente, dando paso a la tristeza y la vergüenza. Tengo que seguir tragando para contener las lágrimas. Llegamos a la parte trasera del hotel y salimos a la gélida noche. Otra pareja espera su transporte. La mujer lleva una gruesa gargantilla de diamantes y una piel de visón. Esta debe de ser la entrada para los VIP, no para los plebeyos como yo con mi vestido que no es de diseñador. —¿Ella es tu novia? — pregunto. —Exnovia— corrige. Le pegué a su exnovia. —¿Ella es una princesa? — —Si— Oh, Dios, le pegue a una princesa. Me estremezco por dentro. —Y mi madre la adora absolutamente y quiere que sea su nuera— dice Kasper. —Todo porque ella es la heredera del trono danés— el me mira de lado. —Pero ella no es para mí. Es demasiado controladora y no lo suficientemente divertida— Anders se acerca. —Su auto está aquí, su Alteza— Kasper me toma de la mano como si fuera la cosa más natural del mundo. Como si no fuera nada. Mi estómago hormiguea de alegría cuando me lleva a la limusina negra. Wow. ¡Que vehículo tan increíble! Le doy mi dirección al conductor y me siento frente a Kasper, pero él se mueve y se sienta a mi lado. —No puedo creer que hayas abofeteado a Nora— dice Kasper. —Tengo que admitir que, en todos mis años de eventos benéficos, nunca me había entretenido tanto— Retrocedo y golpeo su brazo. —Eres horrible— No puedo evitar reírme un poco. —No fue mi intención golpearla. Aunque dijo algo muy malo sobre mi padre y eso me molestó — Sus ojos se vuelven suaves. —Lo lamento— compartimos un momento de silencio. —Me gustas Sophia Chapman— dice. —Una chica luchadora y con sentido del humor es un bien escaso hoy en día— Me mira de reojo, con una sonrisa torcida, casi traviesa, en sus labios. —Eres un soplo de aire fresco. Real. Con los pies en la tierra. Aprecio eso en una mujer— mira al aire, distraídamente. —La realeza, son una r**a diferente— —¿Pero crees que las mujeres que creen en ese tipo de ambiente están condicionadas a ser así? — pregunto. —Oh, no tengo ninguna duda— El pasa una mano a través de su cabello. —Pero eso no significa que quiera casarme con una de ellas— —¿Es necesario que lo hagas? — pregunto. Sus ojos se estrechas. —No ha sido necesario durante más de medio siglo, pero, aún así, nadie en nuestra familia se ha casado con un plebeyo— Me estremezco ante la palabra “plebeyo” pero decido no decir nada. Las secuelas de la adrenalina me hacen sentir dócil como un cordero. —¿Qué pasaría si lo hicieras? — —Mis padres no han dicho nada, pero mi madre se ha asegurado de que todas las chicas que le he presentado y que no sean de linaje real sean rechazadas— Recuerdo cuando me encontré con sus padres en el pasillo y como su madre me hizo sentir invisible. Los escalofríos me atraviesan mientras recuerdo los ojos helados de su madre. ¿Ese es el tipo de rechazo del que está hablando? —Entonces, ¿Cuál dirías que es la mejor ventaja de ser un príncipe? — pregunto, tratando de olvidar todo lo que acaba de pasar. —¿Ventaja? — Él sonríe. Mi corazón comienza a acelerarse por una sonrisa miserable. Caray… pongo los ojos en blanco. Es realmente impresionante, este príncipe noruego. Apuesto a que todas las chicas noruegas esperan algún día convertirse en su princesa. —¿Te dan cosas gratis? ¿Viajas mucho? — Aclaro. —Supongo que lo mejor es que puedo conocer a mucha gente interesante. Y, además, nunca tengo que preocuparme por las finanzas. La familia real noruega extremadamente rica y puedo hacer cualquier cosa, compramos lo que sea, o viajamos a cualquier destino sin considerar el costo— Wow. Me pregunto cómo debe de ser eso. No puedo evitar dejar que mis pensamientos divaguen hacia mi miserable situación financiera. Que mi hermana ni siquiera tenga dinero para lo que necesita mientras otros pueden desperdiciar miles y miles sin siquiera pestañar, simplemente no es justo. —Entonces, ¿Por qué no terminas la universidad? — el pregunta. —El dinero no puede ser todo el problema. Quiero decir, hay ayuda financiera. Préstamos— Oh. Eso es nuevo. Entrometiéndose en mis planes futuros. —Solo necesito ahorrar para algo importante— Él estudia mi cara por unos momentos. —Ahora realmente me tienes intrigado— —No es nada— digo. —¿Por qué dices eso? — el pregunta. —Es simplemente algo personal— inclina la cabeza hacia un lado, su mirada es intensa y los músculos de la parte más profunda de mi se aprietan. Bien. Simplemente voy a exponerlo todo. ¿Quiere saber sobre mi vida? Se lo diré. —Mi hermana…tuvo un accidente automovilístico con mis padres. Necesita prótesis de piernas— De repente, empiezo a sentir el peso y la desesperanza de mi situación sobre mis hombros. No. No voy allí. reprimo mis sentimientos. —Así que estás ahorrando para pagarlo— dice. —Si— me muerdo el labio, estando bajo su mirada escrutadora. —Ya veo— Casi me avergüenzo cuando el conductor entra en el estacionamiento del complejo de apartamentos para persona de bajos ingresos en el que vivimos mi hermana y yo. Justo cuando pasamos por la oficina, vislumbro el reflejo de la limusina pulida en la ventana sucia y rota. Siento la vergüenza de mi desventaja y la odio muchísimo. La limusina se detiene frente a mi complejo y Kasper sale del vehículo conmigo. Anders me entrega mis cajas de comida para llevar. —Gracias— digo. —Un placer, mi señora— dice Anders. —¿Puedo acompañarte hasta tu puerta? — pregunta Kasper. Me resisto por un momento. pero en contra de mi mejor juicio, el cual básicamente ha estado perdido toda la noche, digo: —Claro— Me guio por las escaleras. Dios, hay tanta basura en las escaleras. Y ahora más que nunca se me hace evidente como huele a mierda. Probablemente este pensando que tengo un estatus increíblemente común, o que estoy por debajo del estatus de plebeyo. Justo cuando llego a mi puerta, saco las llaves de mi bolso. —Buenas noches, Sophia— dice Kasper. —Fue un placer— Me quito la chaqueta por segunda vez esta noche y se la ofrezco. Ojalá pudiera usarla para siempre. Toma su chaqueta de mis manos y sonríe juguetonamente. —Sinceramente, ha sido una velada inolvidable— Mis mejillas se sienten muy calientes. —Te refieres al momento más violento y vergonzoso de mi vida— El asiente. —Inolvidable— Le ofrezco mi mano para que la estreche. La toma, pero en lugar de sacudirla, presiona sus labios contra ella. —Gracias, Sophia— Mi corazón late más rápido. excelente. Sera mejor que hagas esto rápido antes de que empiece a gustarme demasiado. Retiro mi mano. —Buenas noches— Abro la puerta, entro en mi humilde apartamento de dos habitaciones y luego cierro la puerta detrás de mí. Me quedo quieta por un momento con la espalda apoyada contra la puerta. Dios. No puedo creer esta noche. Kasper…Los ojos ardientes de Kasper, su aroma embriagador, su toque eléctrico… Un príncipe. Un verdadero príncipe. ¡Un verdadero príncipe! ¿Por qué tenía que ser tan maravilloso? Nunca lo volveré a ver. Alguna vez. Esta noche estuve durante una horas, en un cuento de hadas imposible. Era un sueño. Y es tan terrible mente cruel. Dejo a un lado los pensamientos sobre el príncipe Kasper. Nunca lo volveré a ver. Sera mejor borrar esta noche de mi memoria antes de que empiece a echar raíces. —¿Olivia? — yo llamo. —¡Estoy aquí! — ella responde. Me dirijo a la sala y ella está sentada en el sofá viendo la televisión. Parece tan pequeña e indefensa mientras está sentada allí. Sus piernas amputadas tienen una cubierta frente a ellas, y ella me sonríe como si acabara de alegrarle el día. Que sonrisa tan valiente. Mi corazón se aprieta un poco como siempre cuando la veo. Siempre hay una punzada de culpa en mí, sintiendo que fue tan injusto que yo fuera la única en el auto ese día que logro alejarse. ¿Por qué yo? —¿Cómo estuvo tu día? — pregunto. —Genial. Me puse al día con mi tarea y terminé de leer. El universo te atrapara— Es una gran fanática de la ley de Atracción. —¿Lista para dormir? — pregunto. —Si, estoy exhausta. ¿Cómo estuvo tu velada con Hazel? — ella pregunta. Antes de irme, le dije que saldría con Hazel. Ella no necesita saber sobre mi nuevo trabajo paralelo o para que estoy recaudando el dinero. —Fue genial— digo. —¿Lista? — —Si— Ella tiene una silla de ruedas, pero me gusta el pequeño ritual que hemos creado: yo la llevo al baño para que pueda cepillarse los dientes y luego la arropo en la cama. Coloco mi brazo izquierdo debajo de sus muñones y luego seguro mi brazo derecho detrás de su espalda. —A las tres. Una. Dos. Tres— Justo cuando la levanto, ella se levanta del sofá. Con su brazo alrededor de mi cuello, la llevo al baño. Después de que se ha cepillado los dientes, la llevo a su dormitorio y la siento en la cama. La ayudo a ponerse el pijama y luego la arropo. —Gracias, Sophie. Espero que sepas cuanto te aprecio— dice. —Y espero que sepas cuanto te aprecio— Ella sonríe. —Buenas noches— Apago las luces y cierro la puerta. Me dirijo a la cocina y caliento las sobras en el microondas. Mientras estoy parada en la oscuridad. Los pensamientos regresan a esta noche. ¿Esta noche fue realmente real? ¿Realmente conocí al príncipe de Noruega? En muchos sentidos, fue como una velada de cuento de hadas. Excepto por la parte del final feliz. Dios. Necesito no volver a pensar en el nunca más. Mi teléfono suena y hay un mensaje de Gerald. “Tu cliente dice que tuvo que irse temprano, pero pago y dice que quiere volver a verte. Mantén el interés del cliente o te quedaras sin trabajo” ¿Qué? ¡Colton no se fue por mi culpa! Argh. Esto no es justo en lo más mínimo. Ni siquiera tuve una primera cita completa y ya detesto este trabajo. lo detesto. Tengo muchas ganas de dejarlo ya. Después de tomar la comida del microondas, me siento en el sofá desgastado de la sala y como mi cena. Es entonces cuando empiezo a sentir el peso de mi sombría situación financiera. Al ritmo que estoy ahorrando dinero trabajando en la cafetería, podre permitirme las prótesis de Olivia como… nunca. Tengo que conservar este ridículo trabajo de escort. ¡Por Olivia, tengo que hacerlo! Las lágrimas ruedan por mi rostro. Reprimo mis sollozos para que mi hermana no me escuche. Soy una gran decepción para mi misma. ¿Qué diría mi mamá si viera lo que estoy haciendo? Y mi papá …Porque me dolió tanto el comentario de Nora. Se que estaría muy avergonzado de mí. Yo me avergüenzo de mí. Pero, aún así, no decepcionaré a Olivia ahora.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR