Mis pasos sonaban por la habitación, el olor a óxido penetraba mis fosas nasales, la mezcla de sangre con la humedad de este lugar me revolvía el estómago, puse mi saco en la silla, subí las mangas de mi camisa, odio ensuciarme.
-Mi señor, no ha querido hablar.- escucho a asistente Jair, me di la vuelta y me encuentro con el maldito topo, estaba suspendida en el aire, la carne viva se hacía presente mientras la escuchaba llorar.-
Me acerqué lentamente, observaba a todos mis hombres, sus cuerpos estaban llenos de sangre, se habían dado un banquete con esta mujer.
-Sseeñor.- la escuchaba susurrar mientras su cuerpo temblaba.-
-¿Así es como me pagas Olivia? Eras solo una tonta bailarina cuando te conocí, te di la oportunidad de dirigir el espectáculo pero en lugar de eso me traicionaste.-
-Yo.. no señor.-
-Te quedan solo unos minutos de vida, quiero que elijas bien, ¿acabar con el dolor o prolongarlo?-
-Señor… yo lo amo.- mencionó
Fui hacia la mesa de herramientas, tome unas pinzas y volví con la mujer, no quise preguntar nada solo le corté un dedo del pie, su grito por poco me deja sordo.
Seguí haciendo lo mismo, dedo por dedo, sé que se iba a desmayar así que le lanzaron agua helado por todo su cuerpo.
-Fue Augusto, él me obligó.-
-Ves lo fácil que era decir la verdad.- mencioné
Lave mis manos, tomé mi saco, le di una última mirada mientras veía como mis hombres le prendían fuego, una rata menos, pensé.
-El señor Augusto está en Londres.- mencionó Jair.-
-Volverá, siempre lo hace.- mencioné.-
Pedí que me llevaran al club, necesitaba verificar que todo marchara bien, la directora artística había quedado reducida en cenizas en unas de mis bodegas, esta noche las puertas de “El faraón” debían abrirse sin falta alguna.
Mire mi reloj, eran pasadas las 4:00 pm, solo quedan tres horas para que la gente comenzara a llegar, el auto se estacionó, me bajé junto con mis hombres de seguridad, rápidamente me abrieron las puertas.
Escuchaba a Liam el administrador, gritaba que todo estaba mal, los bailarines en el escenario ya estaban agotados, sé que habían ensayado por horas pero no lograban una nueva coreografía.
-Todo está horrible.- mencioné caminando hacia la tarima.-
-¡Señor King!- Mencionó Liam brincando de su silla.-
-Liam sabes muy bien que esta noche vendrán hombres importantes, no quiero que sea un desastre.-
-Mi señor tratamos de hacer lo posible, como verá hoy desapareció la mitad de bailarines y la directora.- mencionó Liam casi temblando.-
-No me importa que pasó, solo arreglado.-
-Pero mi señor…-
-¿Acaso no puede?-Pregunte retirándome los lentes oscuros, Liam solo bajo la cabeza.-
-Lo arreglaré señor.- mencionó
Me dirigí a mi oficina, que estaba en el segundo piso, desde ahí veía todo el lugar, Jair me acompañaba, pero antes ingresar, un sonido me detuvo.
Las puertas del club se abrían, una risa que rompió el silencio sepulcral del ambiente se hizo presente.
-¡Oh disculpe por interrumpir!- mencionó una mujer ingresando, traía una chaqueta amarilla que alumbraba al punto de casi dejarme ciego.-
Me quedé en el lado oscuro, me intrigaba saber quién era, últimamente todos lo que venían a mí eran ratas infiltradas por mis enemigos.
-¿Quién es usted?- preguntó Liam.-
-Perdón, me llamo Nicole Martín y vengo con mi amigo Anthony.- mencionó retirándose la chaqueta, podía verla, su sonrisa me provocaba una sensación extraña.-
-¿Qué es lo que quieren?-
-Bueno es que vimos un anuncio que estaban necesitando bailarines, venimos por eso.-
-¿Los dos?-
-Si, trajimos nuestro currículum, puede verificar nuestra experiencia.-
Liam tomó las carpetas, leía con detenimiento mientras la mujer observaba el lugar, el hombre a su lado tenía buen físico, típico de bailarín.
-Señor permita que hagamos una prueba, si les gusta nos contrata si no nos marcharemos.-
-Bien, suban al escenario, muéstreme que tienen.- mencionó Liam
La mujer dejó su bolso y abrigo en una silla, el hombre hizo lo mismo, los dos subieron al escenario, pidieron una canción en especial.
-Entiendo que el lugar es de danza s****l pero sin llegar a lo morboso es así.- mencionó ella.-
-Así es, no queremos hombres y mujeres vulgares que se quiten la ropa, es más artístico ¿podrás con eso?-
-Claro que sí señor.-
-Lo pregunto por qué veo que tu experiencia ha sido en academias de baile contemporáneo, nada como lo que queremos.-
-Ya veremos señor.- mencionó confiada.-
El tipo se quedó en la mitad, la mujer se fue a una esquina del escenario, cuando la música comenzó a sonar ella se transformó, tenía una mirada de fiera, estoy seguro.
Se acercó al hombre y comenzaron a bailar, los dos intentaban tocar sus cuerpos pero no lo hacían, me acerqué un poco para ver mejor, mis manos sujetaban la barra para no caer.
Ella daba giros permitiendo ver las bragas verdes que tenía debajo de su vestido, puedo ver un cuerpo tonificado, el hombre la movía a su antojo, era fácil moverla, yo estaba pendiente de cada uno de los movimientos, la manera como acercaba su boca a su amigo me excitaba, estaba seguro que se besarían pero jamás pasó, los dos bailaron por diez minutos donde nadie habló, todos solo éramos espectadores.
Una vez la música terminó la mujer cambió su personalidad, ya no era letal, era una linda corderita.
Los aplausos de los bailarines inundaron el lugar, Liam se acercó a ellos y mencionó que estaban contratados, necesitaba que les explicara eso mismo que habían hecho a los demás bailarines, tenían solo dos horas para ensayar, la mujer gritó de emoción abrazando a su amigo.
Los dejé en sus ensayos y pasé a mi oficina, Jair me entregó un vaso de licor, lo escuchaba hablar de los pendientes, mientras que yo observaba a través de mi gran ventanal, al tiempo que tocaba mi virilidad, esta estúpida mujer me había dejado prendido.
-¿Me ha escuchado señor?-
-No, vete que quiero estar solo.- mencioné
-Claro señor.- mencionó marchándose.-
Tome mi celular, habían tantos pendientes que requerían mi atención, solo me quedó darme un masaje en la nuca y comenzar a trabajar.
Mi vida era así, un hombre poderoso temido en todo el país, mi negocio principal es el tráfico de armas, todo tipo de estas, les vendía al país y a los enemigos, no tenía preferencia, pero para la sociedad era el hombre dueño del club más famoso “El faraón” nombrado así por mi hermana, ella decía que mi nombre se relacionaba con Egipto, como sabrán soy Cairo King, desde su inicio me llaman emperador, apodo que funciona muy bien en el mundo criminal.
Mi celular comienza a sonar, en la pantalla el nombre de la única mujer que tiene mi atención.
-Hola Jen ¿cómo estás?-
-Tío Cairo, quiero decirte que esta noche me quedaré en casa de Marcela, veremos películas.-
-¿Me crees estúpido no es así?-
-Quería ser amable contigo, en si me quedaré con Raúl en su casa, tendremos sexo toda la puta noche, no será piadoso por qué así lo he pedido.-
-Menos mal mi hermana ya está muerta, de no ser así estaría muy decepcionada de ti.-
-Pues te toca a ti, eres mi tío y mi única familia, por favor no llegues tarde, sé que crees que no me doy cuenta pero me mientes sobre tu insomnio, nada que puedes dormir.-
-Al cerrar el club me iré a casa, tu vete a revolcar con tu estúpido novio.-
-Mi futuro esposo.-
-Aún eres niña.-
-Pronto cumpliré 18 además él y yo ya fornicamos desde hace mucho, así que solo es una formalidad.-
-Mejor cuelgo.-
-Te amo.-
-Y yo a ti pequeña.-
Dejé el celular a un lado, aún no puedo creer que he podido convivir con mi sobrina Jennifer, la cual diré que es idéntica a mi, una niña loca que no se mide, hace cuatro años que vive conmigo, mi hermana Carol y su esposo Roger fallecieron en una supuesto accidente de auto, cuando digo supuesto es por que sé que los asesinaron, los malditos Aguilera lo causaron, han sido mi piedra en el zapato, están en el mundo político, donde hacen lo que quieran sin ser tocados, pero he jurado vengarme y lo haré.
-Señor es hora que se aliste, pronto llegará los discípulos.- escuché a Jair, di una última vista al escenario, la mujer que interrumpió hoy miraba hacia arriba, si no es por que sé que mi cristal es oscuro diría que nuestras miradas se cruzaron.
-Jair dame toda la información de esa mujer, no quiero otra espía.- mencioné pasando al baño, debía tomar una ducha, vestirme y salir a reunirme con mis socios, hay mucha tensión en la zona y debemos arreglarlo.-
Mi acostumbrado traje n***o a la medida, reviso mis mancuernas de oro, mi corbata bien puesta, Jair pone mi saco y se asegura que esté perfecto, mi barba y cabello prolijamente arreglado, no acepto que algo esté fuera de lugar, un poco de loción y salgo.
Ya la música suena, el sitio está a reventar, es increíble que a penas llega la hora de abrir, las personas se empujan por ingresar.
La mesa está lista, los 12 discípulos están sentados, solo falta el integrante número 13, ese soy yo, una vez lo hago todos se ponen de pie, al menos eso es lo que normalmente pasa pero hoy no fue así.
Los vi pegados a la barra, miraban fijamente el escenario, la nueva integrante estaba bailando, les reclamaría pero yo también le dediqué mi atención.
-¡Jair!- mi grito hizo que todos los presentes voltearan a mirarme, por fin notaron mi presencia.-
-Si señor.- mencionó mi asistente llegando a mi lado.-
-Quiero la información de esa mujer ¡ahora!-
-Inmediatamente.- mencionó
Emperador buenas noches.- escuché decir, los hombres se sentaron rápidamente, por fin comenzaríamos la reunión.
“¿Quién rayos eres Nicole Martin?”.