Cairo King

Las luces tenues de la habitación daban un toque místico y a la vez oscuro al lugar, una mujer besa mi cuerpo con dedicación, está desnuda, tiene cirugías que hace que se vea algo deseable, ha sido la conquista de la noche. Una más para la lista, creo que ya perdí la cuenta de cuántas van, no me tengo a pensar en eso, solo tengo un objetivo y espero que esta zorra logre hacerlo. Llega hasta mi pene y lo mete a su boca, la escucho jadear, puse mi mano en su cabello, quiero que lo introduzca todo, que toque su garganta, algunas lágrimas salen de su rostro, es la escena perfecta para una película XXX, levantó mi mirada buscando a la desobediente que merece un castigo, quiero que vea lo que se pierde por orgullo, pero no es lo que espero. Ella bosteza mientras escribe en su libreta, su pijama de fina seda se sube dejando ver sus muslos canela, sus pezones están duros por el frío del aire acondicionado, en sus ojos unos lentes grandes, su cabello recogido en una coleta revuelta, ¿Ni siquiera va a mirar? Me pregunto, ya la malditas ganas se me han ido, solo con observar su indiferencia. -Lárgate.- mencioné sacando mi miembr0 de la rubia.- -Pero mi señor yo…- -He dicho que te largues.- mencioné poniéndome de pie, la rubia tomó su poca ropa y abandonó la habitación, pasé al baño y me di una ducha, el olor de su perfume barato había quedado en mi.- Al volver estaba furioso, como se atreve esa chiquilla malcriada a aburrirse con el espectáculo que le estaba ofreciendo, sigue jugando conmigo, piensa que puede hacer lo que se le venga en gana. Llegue a su lado y la sujetó del brazo, veo como su agenda cae al suelo junto con su pluma, ella me mira desafiándome. -¿Acaso te aburrí?- mencioné sosteniéndola de una brazo, lo tenía tal alto que tuvo que pararse en puntas de pies.- -La verdad es que si, creo que siento más placer al leer un cuento de niños, quizás la cenicienta, cuando el apuesto príncipe le da un beso mientras ella duerme, ¡Uff! Que delicia un beso húmedo, deberías ver como he mojado mis bragas imaginándolo.-mencionó retirándose los lentes.- La lance a la cama, su pijama se subió mostrando su trasero, su mirada era de burla mezclada con picardía, no entiendo por qué me saca tanto de quicio. -¿Cuál es tu enojo Cairo? Te revuelve el alma que no caiga de rodillas a tus encantos ¿es eso?- Aparte es la única que se atreve a llamarme por mi nombre, hasta donde me maneja esta mujer. -No te quiero para mi, eres una puta más.- -¿Así que una puta? Pero… no tu puta.- -Si quiero te tomo aquí mismo, nadie me lo prohibirá.-mencioné subiéndome sobre ella, la veía morder su labio inferior mientras movía su cintura rozando con mi ya palpitante virilidad.- -Si es para hacer eso que tus “mujeres hacen” creo que paso, yo amo tener orgasmos y tú no me los darás.- -¿Te crees mucho no es así?- mencioné ejerciendo fuerza en sus muñecas, subí mi rodilla y la acomodé justo en su intimidad, solo la escuché jadear, la maldita estaba mojada.- -No me creo, se lo que soy, quiero apostar contigo.- mencionó sacando la lengua, sentí como lamió suavemente mis labios, jamás permito que me besen, pero la maldita hizo algo más atrevido.- -¿Qué te haré venir?- -Oh no cariño eso no lo lograras, pero en cambio yo si te haré correr cuál cascada.- -Sabes que es imposible, para nadie es un secreto que ninguna puta a logrado que me corra.- -Pruébame, si lo logras me dejarás volver a trabajar en el club, si no…- -Te casaras conmigo y obedecerás cada orden que te de.- -Acepto.- -¿Acaso escuchaste?.- -Por supuesto, casarme contigo, hacer todo aquello que me he negado por estos meses.- -¿Tan segura estás? Sabes lo que implica ser mi esposa.- -Lo sé, sonrisas falsas en público, esperarte en casa vestida casi como una puta para que me cojas donde se te antoje, prepararte comida, aunque si lo pensamos bien muchas de esas cosas ya lo hago pero sin un anillo.- respondió sonriendo.- Esos malditos huecos que se le hacen en las mejillas, son unos distractores, como este demonio puede verse como un ángel. -Bien acepto.- mencioné levantándome de la cama, dejé que mi toalla cayera al suelo, por fin probaría a la condenada.- Ella se puso de pie y caminó hacia mi, sus manos jugaban con mis abdominales, su olor era delicioso, eso no lo negaré, su piel canela brilla bajo la suave luz, ella solo tocaba mi cuerpo, se hizo detrás y apretó mi trasero. -Buen físico señor King.- mencionó besando mi hombro.- -¿Me harás un examen?- pregunté -Debería, no sé en cuántas v*****s ha estado tu pene, sabrá Dios qué enfermedad me pegarás.- -Siempre he usado preservativos.- -¿Hasta en las mamadas?- -Estoy limpio, me hago chequeos periódicos.- -Entiendo.- mencionó tomando mi miembr0 en su mano, sentí como lo estrujo, solo me quedó jadear, la maldita tensión s****l que había en el ambiente era innegable.- Levantó sus manos, me estaba mostrando que camino tomar, debía quitarle esa diminuta pijama, rápidamente lo hice, la lance a un lado, sus senos estaban a la vista, ella hizo que los tomara con fuerza, estaban duros, creo que hace años que no veía algo natural, la cínica sabían que eran hermosos y disfrutaba provocarme con ellos. -Quítame las bragas.- mencionó besando mi pecho, sentí su humedad.- -¿Todo esto es necesario?.- -Por supuesto, no se trata de solo meterlo y sacarlo, arrodíllate y quítame las bragas.- demandó mirándome a los ojos, ¿cuál es su poder?. Al terminar de hablar yo estaba ya de rodillas ante ella bajando sus bragas, la humedad estaba presente, quise poner mi boca pero no caería, volví a ponerme de pie. -Subiré la apuesta.- mencionó.- -¿Qué?- -Si te hago correr en menos de un minuto, tu dejaras que Anthony vuelva al espectáculo, él bailará conmigo como siempre.- -Eso ni pensarlo, no quiero a ese imbecil en mi club.- -Bueno es tu decisión, si yo pierdo tú lo asesinaras, yo no te reclamare absolutamente nada.- -Me gusta, acepto, no vas a lograr que me corra en un minuto, en cambio me darás el placer de torturar a ese maldito.- -Ve a la cama.- ordenó Me puse boca arriba, ella caminó hasta la mesa y tomó mi celular, volvió a mi lado. -¿Cuál es tu código de bloqueo?- -¿Crees que te lo diré?- -Oye no te voy a revisar nada, ni siquiera lo que hablas con tus putas, necesito colocar el temporizador, un minuto para ser exactos.- -7857 es el código, mañana lo cambiaré.- Respondí.- ¿Se lo entregué? ¡Si! Maldita sea mi debilidad. -Bien.- mencionó Se subió a la cama, quedó encima de mi, ahora detallaba por completo ese cuerpo del pecado, no entiendo por qué la vida la hizo tan bella, ese tono de piel era único, podía ver las marcas de su bikini, esa zona más blanca donde el sol no llegaba, puse mis manos en su cintura. Bajó lentamente y puso sus labios contra los míos, traté de alejarla, sabe que odio que me besen pero ella no lo permitió, sentí su lengua buscando la mía hasta que la encontró, la tomé del rostro y profundice el beso, la muy maldita besaba muy bien, mordía mis labios, haciéndome desearla más. El sabor a melón de su brillo me fascinaba, no pude evitar llevar mi mano hasta su seno y estrujarlo, solo la escuché jadear. -Creo que ya pasó el minuto.- -No cariño, comenzará el conteo cuando estés dentro de mi.- -¡Espera! Pensé que me la chuparías.- -Si hago eso te vienes en dos segundos, quiero que dures un poco más.- Vi como lo tomó en sus manos, lo puso justo en su entrada e hizo que ingresara. -¡Maldición mujer!- mencioné al sentirme dentro, estaba estrecho, húmedo y no tenía un preservativo puesto.- -Shsss cállate y disfruta.- mencionó activando el temporizador.- Comenzó a mover su cintura, no negaré que yo estaba ya duro como una roca, estaba muy prendido pero no lo suficiente para correrme, hace años que no lo hacía y según mi médico no volvería a pasar. Aumentó el ritmo, solo me quedó sostenerme de sus muslos, el placer que sentía era inexplicable, traté de poner mi mente en blanco, sé que pronto se acabaría el minuto, yo ganaría, pero más que eso, la estaba disfrutando por completo. La vi darse la vuelta sin que mi miembr0 saliera de ella, ahora tenía una vista de su trasero y espalda, solo la escuché decir ¿Listo?- -¿Listo para que?- pregunté pero en lugar tener una respuesta ella comenzó a mover su cadera como en especie de círculos. Clavé mis uñas en su trasero, comencé a jadear, los dedos de mis pies estaba sufriendo espasmos ¿qué mierda estaba pasando?- -¡Oh Cairo!- la escuché decir, sus malditos gemidos inundaban la habitación, rogaba por que ya se acabara el tiempo. -¡Maldición!- mencioné apretando su trasero, me había corrido cual estúpido chiquillo precoz, el temporizador comenzó a sonar, no puedo creer que ganara, ella seguía moviéndose mientras que yo dejaba hasta la última gota de mi esencia en ella. Se levantó un poco, retiró su cabello y lo puso de medio lado, me observó sonriendo, el huequito en su mejilla apreció, -¡Gane!- mencionó levantándose, los fluidos cayeron sobre mi, estaba completamente empapado, ella tomó su pijama, se la puso y salió, por su pierna bajaba mi semen, ni siquiera quiso limpiarse, ella sabía que la vería, era un recordatorio de mi apuesta perdida.- -¿Qué pasó? ¿Cómo llegamos a esto?- me pregunté No sé si maldigo o bendigo el día que Nicole llegó a mi vida, solo sé que desde ese momento yo cambié, ella lo hizo, tiene el poder que cualquiera mataría por tener, me maneja a su antojo y ni siquiera me doy cuenta.- -Nicole… demonio sexy.- susurré cerrando los ojos, solo para recordar ese primer día en que la vi.-