Sky se sentía cada vez más arrastrada hacia las profundidades de su mente. Las visiones se volvían más vívidas y aterradoras, como si la oscuridad estuviera tratando de devorar su alma. Imaginaba ejércitos de sombras marchando sobre tierras devastadas, escuchaba sus gemidos y susurros que prometían la oscuridad eterna. La sensación de desesperación era casi tangible, como si la misma oscuridad estuviera intentando arrastrarla hacia un abismo sin fin. Una noche, mientras Kael dormía a su lado, Sky se despertó sobresaltada, su respiración agitada. La visión había sido especialmente perturbadora; las sombras parecían moverse con una intención clara y maligna. Despertó a Kael con un susurro angustiado. —Kael —dijo, su voz temblando—. Creo que entiendo por qué las sombras me buscan. Kael, aú

