PRÓLOGO.
Escribir siempre fue algo que amé, me llena entrar en esa burbuja de satisfacción en la que soy solo yo, el lápiz y el cuaderno.
heredé el arte de escribir de mi padre, era un compositor reconocido el cual lamentablemente falleció en un accidente de avión.
desde ese momento mi madre murió con el, no físicamente. si no en la forma de que hubo un cambio tan drástico en su actitud que solo piensa en la forma de no quedarse sin dinero.
dice que de amor no se vive y que el dinero lo soluciona todo.
he de confesar que soy una romántica empedernida la cual ama los libros de romance en el cual el príncipe salva a su princesa, se casan y viven felices para siempre.
si, se que no siempre pasa. pero no pierdo la esperanza de encontrar a mi príncipe.
—kiara— escucho a mi madre tocar la puerta— sal, hay algo que deseo hablar contigo.
guardo el cuaderno donde tengo las poesías y salgo del cuarto directo a la sala donde mi madre se encuentra sentada con una tasa de café en sus manos.
hay alguien enfrente de ella a quien no le puedo ver la cara ya que está de espaldas.
es un hombre.
espalda y hombros anchos cubiertos por una camisa manga larga color n***o que hace contraste con su cabello.
termino de bajar las escaleras y hago sentir mi presencia.
—¿me llamabas, madre? — pregunto haciendo que el hombre frente a ella se voltee dejándome impresionada con su belleza.
es guapo, mucho de echo.
cara limpia, nariz perfilada, labios medianamente gruesos y unos ojos color acero que enloquecen a cualquiera.
paso una mano por mi cabello en un acto de nerviosismo y siento mi corazón latir fuertemente.
toc toc toc.
esa mirada tan penetrante que no me quita de encima y la bendita sonrisa en sus labios que solo hace que me ponga más nerviosa.
—si, quería presentarte a Alessandro— se coloca a su lado — tu prometido.
mis boca se abre levemente por la sorpresa e intento hablar pero las palabras no me salen, quedé en shock. un shock que no me deja nisiquiera respirar.
el hombre, el cual ahora de que se llama Alessandro extiende su mano hacia mi y habla provocando un corto circuito solamente con su voz.
—un gusto— dice con una mezcla de voz entre varonil y gruesa– Alessandro Petrov
y en ese momento supe que ese hombre sería mi perdición