Savina Los últimos días habían sido un torbellino de trabajo, agotador hasta el extremo. Desde la fiesta de compromiso de Fiorella, parecía que no había espacio para respirar, ni física ni emocionalmente. Esa noche había sido un punto de quiebre. No solo porque me vi atrapada entre luces, risas y las expectativas de una familia obsesionada con la perfección, sino porque volví a encontrarme con él. Ese hombre que llevaba grabado a fuego en mi memoria y en mi piel. Ahora sabía su nombre, y también quién era. No era simplemente un hombre con una presencia devastadora y ojos capaces de desarmar cualquier defensa. No, era más que eso. Era peligroso. Y el prometido de mi hermana. El peso de esa certeza me había acompañado desde entonces, envolviéndome como una nube densa que no podía

