Cuando salí al salón, Marta me dijo:
—Yo no voy a cenar nada esta noche, si quieres da un vistazo por la nevera, algo encontrarás. Te dejo esta tele, yo zapearé un rato en la de mi habitación. Buenas noches.
En la nevera encontré un brick de vichyssoise, lonchas de jamón y huevos, suficiente para prepararme una cena de emergencia.
Justo cuando acababa de dar los últimos bocados, la melodía de mi teléfono móvil anunció que el día aún no había acabado. La voz de Susana sonaba excitada.
—He descubierto una cosa importante, Raúl.
—No me la cuentes, ahora no, hoy no.
—Yo creo que es muy importante, tienes que venir ahora.
—No es importante, ahora, Susana, mañana tal vez lo será, hoy no, estoy física y mentalmente agotado. Mis nervios son un manojo de algas resecas enredadas, si trato de
