Me había preparado para escuchar esas palabras. Lo había pensado cada noche en la que me preocupaba cuando mi pasado me alcanzaría. Pero, era evidente que no estaba lista. Ninguno de los dos lo estaba. Era por ello su desesperación. — Está bien, lo entiendo. Es claro que hemos tenido suficiente de todo esto. — digo y Pablo niega. — No debería ser tan pronto — se queja Pablo. — No pensemos en eso. Es mejor tener la mente tranquila y marcharnos antes de pensar en 1ue toda la tranquilidad, ha terminado. — Aun así… Podía entender su molestia, yo también estoy molesta, porque me había acostumbrado a tener una vida aventurera. Donde exploraba el mundo en compañía de Pablo y no había algún riesgo de sufrir, porque vivíamos un día a la vez sin centrarnos en el pasado o en todo lo que yo no re

