CAPÍTULO 9 - EL VECINO NUEVO El día que se mudó, lo hizo con un caballo, y no tuvo mejor idea que estacionarlo en la sombra de mis árboles. Justo daban a mi coqueta cocina. Era imposible abrir el ventanal para que corriera la brisa e impregnara todo de perfume a Tilo. Esa primavera las temperaturas altas comenzaron temprano. La humedad que se aquerencia como una mascota, influía para que nos apegáramos más que nunca al verde, al exterior, a la sombra de los árboles. Dos categóricos arboles florales, acacia y magnolia, reinaban en mi parque. Como abrazados. Dos luchadores de sumo, haciendo sombra sobre la mesa de troncos, grande, práctica. Una invitación a permanecer por siempre. En los días en que la brisa era viento, las flores se bamboleaban en franca danza colorida. Majestuosas, mágic

