CAPÍTULO 11 – JAMES, SIEMPRE LISTO Estaba mucho tiempo sola. Parecía que nunca nos habíamos casado. Cada día, eso sí, me contabas qué habías pasado por la casa de tus padres. Me hablabas de Sarah. No te gustaba arreglar las roturas de nuestro hogar, siempre suceden. Yo sabía que debía encontrar al especialista, atender y pagar por la tarea. Todo tiene sus pros, y sus contras. Ser mujer en esas latitudes olvidadas, tenía que ver con pagar demás, te dieras cuenta o no, aceptar que el costo por la distancia era otra contra. En fin, alguna vez, Mrs. Betty me habló de James, me dio buenas referencias y era de la zona. Decidí probar. Nada indicaba que James… Confieso que he querido verlo muerto. Bien muerto. Tieso de toda movilidad. Quieta las manos. Estática la expresión. Ojos vacuos de un

