Capítulo 3

2234 Palabras
QUINN Estaba en el mostrador de la cocina picando lechuga mientras mi mamá removía la carne en la sartén. Toda la cocina olía a comida, que era mi preferido. Mi mamá logró que alguien más viniera a terminar su turno para poder venir a casa y pasar tiempo con nosotros. —Entonces, ¿cómo te fue en la natación hoy? —preguntó. —Bien —dije. Me concentré más, tratando de asegurarme de no cortarme. —¿Alguno de tus amigos fue? —preguntó. —Uh, uno apareció un rato pero tuvo que irse —Le dije. —Aprecio que hayas llevado a tu hermano de todos modos —dijo —. Dijo que se lo pasó muy bien con su amigo Tyler. —Sí, básicamente estuvieron juntos todo el tiempo —le dije. Ella se alejó de la estufa para empezar a derretir el queso mientras yo pasaba a picar los tomates. Mi mente se desvió hacia Michael. Kent dijo que no sabía qué le dijo Michael a Tyler para que se fuera. Todo lo que Tyler dijo fue que su mamá querría que estuvieran en casa pronto. Me pregunté si ella había contactado a Michael, y él sabía que iba a hacer que su hermanito se fuera. Eso significaba que había hecho trampa. Había estado en mi mente desde que nos fuimos. Todo el camino a casa, no podía sacar sus ojos de mi cabeza. Tenían un brillo que llevaba su atractivo al siguiente nivel. “Es un encanto,” suspiró Sapphire en mi cabeza. “Primero, te metes con el chico que me gusta; ahora quieres suspirar por el que claramente me romperá el corazón y no se sentirá mal por ello?” discutí con ella. Podía ser tan molesta. “¿Cómo sabes que haría eso?” planteó. “Escuchaste a ese chico Tyler. Le dijo a Kent que nos mantuviéramos alejados de Michael,” dije. “No hay suficiente evidencia,” declaró. —¿Estás en las nubes? —se rió mi mamá. Me giré para mirarla, dándome cuenta de que había estado en silencio durante unos minutos discutiendo con Sapphire y pensando en Michael. —Oh, lo siento —murmuré antes de volver a los tomates. Cuando la tabla de cortar estaba empapada de jugo rojo y semillas, y tenía un feo tazón de tomates picados, los llevé junto con la lechuga a la isla de la cocina donde mamá estaba sacando cosas mientras la carne y el queso se terminaban. —Tendrás que esperar hasta este fin de semana para ir a la librería —dijo, sacando platos del gabinete —. Papá llegará tarde toda esta semana. —De acuerdo —dije. Tenía algunos libros de bolsillo sin abrir debajo de mi cama para aguantar. Después de la decepción de hoy en la piscina, veía muchas lecturas solitarias en mi pronóstico. Mi papá entró por la puerta trasera, listo para la cena. —Hola, mi amor —dijo, yendo hacia mi mamá para un abrazo y un beso —¿Cómo está mi chica peculiar? —me preguntó. —Bien, papá —dije. Tomé mi asiento en la mesa, esperando a que mamá terminara. Papá la cubrió de besos mientras yo trataba de ignorarlos. Finalmente, mi mamá lo apartó. —Quinn, ve a buscar a Kent. La cena está a punto de estar lista —me indicó mi mamá. —¡KENT! —grité. Mi madre puso mala cara, y sentí su mirada en mí. —Eso lo podría haber hecho yo —dijo ella. Señaló hacia la puerta, y supe que era mi señal para hacer lo que me pedía sin cuestionar. - Me senté en el sofá mientras mis padres y mi hermano veían una película. La mayor parte del tiempo, no estaba prestando atención. Mi mente seguía vagando hacia Michael y Brandon. Me preguntaba si Michael no nos hubiera interrumpido, si Brandon se habría quedado más tiempo. ¿Arruinó mi oportunidad? Brandon también parecía decepcionado cuando se enteró de que ninguno de nuestros otros amigos venía, así que probablemente no podía culpar de todo a Michael. Mi teléfono comenzó a sonar con mensajes. Ignoré los dos primeros, pero cuando una sucesión de notificaciones comenzó a sonar en mi bolsillo, mi papá detuvo la película desde su asiento en el reclinable. —Siléncialo o llévalo a tu habitación —dijo. —Lo siento, papá dije, levantándome de un salto. Subí corriendo las escaleras a mi habitación para ver qué estaba pasando. Cerré la puerta suavemente antes de dejarme caer en mi cama. Abrí mi teléfono para ver quince mensajes de Courtney, una de las chicas que realmente no me gustaban en nuestro grupo de amigos. COURTNEY | chica | omg | ni siquiera adivinarás | necesito contarlo | hey | hey | hey | hey | hey | contesta tu teléfono | me estás cortando el rollo | hey | hey | hey | hey Puse los ojos en blanco. Esto probablemente era súper importante para ella, pero no para nadie más. Más que probablemente, no era la única persona a la que estaba enviando mensajes. YO | ¿qué? COURTNEY | ¡¡¡llámame!!!! Suspiré mientras marcaba su número y miraba el ventilador del techo. Ella respondió antes de que el teléfono completara un timbre. —¡Oh, Diosa! ¡Nunca creerás lo que me pasó hoy! —chilló felizmente. —Eres especial y encontraste a tu pareja tres años antes. ¿Es un encantador Alfa de otra manada y te está llevando? —bromeé. —¡No me arruines el momento, Blue! —replicó. —Lo siento —dije —. Día largo, y estoy cansada. ¿Qué pasó? —¡Eeeek! —gritó. Podía notar por sus reacciones que estaba saltando de emoción. —Está bien, estoy más calmada. Entonces, he estado enviando mensajes a ese chico, ¿verdad? —¿Sí? —dije. Recordaba vagamente que lo mencionó la semana pasada. —Está bien, se suponía que iba a salir con algunas personas, pero terminó siendo totalmente aburrido. Se fue y me envió un mensaje. ¡Adivina qué dijo! —¿Quieres salir? —adiviné. —Bueno, más o menos —respiró —Su mensaje en realidad decía ‘¿quieres vernos?’ así que obviamente yo estaba como ‘duh,’ y vino. Nos vimos y, tía, ¡fue increíble! —¿Espera, tuviste sexo con él? —pregunté, sentándome. Los lobos a menudo tienen sexo antes de encontrar a sus parejas, pero era un tema algo dividido. Algunos lo veían mal, y mi mamá me dijo que incluso había personas que rechazaban a sus parejas por ser así antes de encontrarse. —¡Mmhmm! —tarareó felizmente —¡Adiós a mi primera vez! ¡Y eso ni siquiera es lo mejor! —Espera, Court, ¿crees que fue inteligente tener sexo con este chico tan rápido? Quiero decir, ¿ustedes dos han pasado realmente tiempo juntos, como en persona —le pregunté. —¡Me pidió salir después! Bueno, en otras palabras. ¡Pero es oficial! ¡Estamos saliendo! —dijo emocionada, ignorando mis preguntas. —Vaya —dije —¿No es eso un poco raro? —No, no, no —aseguró —. Fue totalmente genial. De todas formas, a él no le van las chicas que necesitan todo ese rollo del cortejo. —¿Quién es este chico? ¿Lo conozco? —le pregunté. —¡Sí! ¡Es Brandon! —dijo felizmente. Sentí un bajón. ¿Qué? Courtney continuó, parloteando sobre lo que pasó, pero no escuché lo que decía. Brandon estaba pasando el rato conmigo y se fue para estar con otra chica. La punzada de decepción que sentí cuando se fue antes se convirtió en un dolor más agudo. Literalmente se fue para estar con alguien más. —Entonces, ¿quieres ir? —preguntó Courtney, su voz finalmente registrándose de nuevo en mi cerebro. —Uh, claro, supongo —dije, aceptando a ciegas. —¡Oh, genial! —dijo —. Espero que esto no sea raro con todos nosotros ahora. ¡Deberías intentar traer a alguien ya que serán principalmente parejas! Tragué saliva, dándome cuenta de que acababa de aceptar salir, lo que probablemente incluía acompañar a Courtney y Brandon. —Uh, tal vez. Solo mándame los detalles por mensaje, para que no se me olvide. Tengo que ir a ayudar a mi mamá a lavar los platos. Hablaré contigo después —dije. Colgué el teléfono y lo lancé sobre las almohadas, recostándome de nuevo. Miré al ventilador del techo que se movía lentamente, sintiéndome rara. A Sapphire no le importaba en absoluto; no le gustaba Brandon. Sabía que probablemente debería escucharla ya que ella sería la parte de mí que conocería a nuestro compañero cuando llegara el momento, pero eso aún estaba a años de distancia. Me sentía hecha polvo. Courtney era agradable pero también un poco superficial. Se las arreglaba en la escuela haciendo lo mínimo, y no le importaba nada de sustancia. No podía recordar una sola conversación que hubiera tenido con ella que no fuera superficial o tediosa. Ella era bonita, mientras que yo me consideraba bastante promedio. No podía decidir si el cabello azul era un activo o un obstáculo. Intenté teñirlo de n***o una vez, y se desvaneció en solo unos días. Nunca molesté mucho a mamá sobre por qué era la única en nuestra familia con cabello azul, incluso en toda la manada parecía, pero estaba empezando a pensar que debería. “Aunque no considero esto una verdadera pérdida, parece que necesitas un poco de masa de galletas,” dijo Sapphire. Solté una risa sin ganas. “Solo porque a ti no te gustaba no significa que a mí no. Duele, ¿vale?” “Está bien, masa de galletas y chocolate helado,” ofreció. Eso me hizo sonreír un poco. Podemos tener personalidades opuestas, pero mi loba sí se preocupaba. Su preocupación venía a través de la comida, pero esa siempre fue la forma en que mamá intentaba animarnos también. Me bajé arrastrando y rebusqué en los cajones de la nevera hasta que encontré el bote de masa de galletas que había hecho el día anterior. Para no complicarme, agarré una pequeña botella de leche con chocolate y una cuchara y volví a subir las escaleras. —¿Te sientes bien, Quinny? —preguntó mi papá desde su sillón reclinable. —Bien, papá —respondí. —¿Es un personaje de un libro? —preguntó. Sabía que lo decía con buena intención, pero no era tan lector como yo. Era más bien un deportista, así que no siempre me entendía. —Sí —dije, dejándolo así. Me arrastré de vuelta a mi habitación, dejando mi merienda en el escritorio. Prendí la radio y la dejé sonar mientras iba a mi cómoda. Revolví un poco, encontrando un pijama para ponerme. Encendí el mini aire acondicionado en mi ventana para hacer mi habitación extra fría y me puse un gran jersey sobre mis pantalones cortos y camiseta. Ahora que estaba cómoda, agarré mi merienda y me metí en la cama. Alcancé mi cuaderno y bolígrafo debajo de la almohada antes de dejar mi teléfono en la mesita de noche sin molestarse en conectarlo. Escribí en mi libro, dejando que mis emociones guiaran los pequeños fragmentos de escritura que hacía mientras comía de vez en cuando una cucharada de masa de galleta cruda de mantequilla de maní y chispas de chocolate. Mamá quería que horneara las galletas, así que planeé hacer más mañana para evitar el sermón. Mi mano comenzaba a acalambrarse cuando mi teléfono sonó. Gemí, esperando que no fuera Courtney de nuevo. Lo agarré, mirando el identificador de llamadas. No reconocí el número en la pantalla. —¿Hola? —contesté —¿Quién es? —¿Ya te olvidaste de mí? —dijo Michael suavemente. Bajé la cabeza. Este tipo era persistente, y no quería su tipo de problemas. —Mira, estoy teniendo una mala noche. ¿Crees que podemos dejar este pequeño tira y afloja para otro momento? Cuando te di mi número, nunca pensé que realmente llamarías —le dije. Él estuvo en silencio por un segundo. —¿Qué pasó? —preguntó suavemente. —Nada importante, supongo —dije; jugueteé con la esquina de mi página. —Parece importante si te hizo enojar —dijo. —No todo lo que te enoja es importante —discutí. —Podrías decírmelo; entonces podría decirte si creo que es importante o no. Quiero decir, tal vez lo sea, y lo estás guardando todo —dijo. Me reí un poco. —No creo que quieras escuchar mis problemas —dije. —¿Dije eso? —preguntó. Hice una pausa, y él continuó —. No puedes asumir que no quiero escuchar lo que tienes que decir a menos que te haya dicho que no quiero escucharlo. En realidad, pensé que estaba bastante claro que sí quiero escuchar lo que tienes que decir. —No me conoces, así que ¿por qué debería asumir que te importa? —pregunté. —Resulta que tengo un interés personal en todos los miembros del grupo —dijo con indiferencia —. Además, ¿cómo voy a conocerte si no me dejas? —Es una novedad que se desgastará, te lo aseguro —le dije. —Inténtalo —dijo.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR