Capitulo 01

2373 Palabras
                                                                                        |Alissa| Abrí mis ojos con lentitud. Por algún motivo extraño me sentía rara. Pero no encuentro razón para ello. Es que, es normal sentirse extraña cuando uno recién se despierta, ¿no? Ya que, pensemos, una persona se está despertando de un largo tiempo de descanso, recuerde el sueño o no, aun sentimos los vestigios de las emociones que nos embargaron en ese momento. Pero bueno, lo mejor es no pensar más en ello y hacerme un lio la cabeza, lo mejor es despabilarme para comenzar el día. Escucho el suave golpeteo en mi puerta y sonrío al sentir el aroma. — Pasa renacuajo — dije divertida. La puerta se abrió y mi lindo hermano de 7 años entró por ella. Su cabello era de color cobrizo y unos lindos ojos color azul verdoso. — Ali, dice mamá que bajes a desayunar — dijo con su infantil voz. — Dile que bajaré en un momento, Damián. Él asintió sonriente. Salió dejándome sola de nuevo en mi solitaria habitación, me pongo de pie y me dirijo al baño a lavarme la cara y los dientes. Al terminar voy a mi armario y busco algo que ponerme, optando por un short de mezclilla dos dedos arriba de la rodilla, una blusa holgada color violeta con una manga caída del lado del hombro izquierdo. Busco mis sandalias color blanco y me amarro el cabello en un moño flojo con algunos mechones cayendo sobre mi rostro. Salí de mi habitación y bajo las escaleras de una en una dando pequeños brincos. Si bien, tenía ya mis 16 años y estaba por cumplir los 17 en unos días, aun me comportaba como una niña pequeña. Llego al comedor y ahí estaban mis padres y mi pequeño hermano conversando en una charla amena. — Buenos días — saludo con una enorme sonrisa — Buenos días princesa — dijo mi padre. Camine hacia ellos y beso la mejilla de mi madre y la frente de mi padre. Me senté en el lado izquierdo de mi padre, mi madre en el derecho y mi hermano a lado de mi madre. — ¿qué desayunáremos? — pregunto emocionada —cóctel de frutas con yogur y cereales y unas tostadas — dijo mi madre. — Suena bien — una enorme sonrisa sé formó en mi rostro. A los pocos minutos los empleados llegaron con el desayuno en bandejas y las fueron repartiendo a cada uno de nosotros. Cuando iba a llevar mi primer bocado una voz me interrumpe y a los demás presentes. — Señorita Worren —miro a la chica que me había llamado con una pequeña sonrisa. — ¿Qué sucede Frida? — la señorita Ovando están esperándola en el recibidor. — Gracias. Puedes retirarte, iré en un segundo. Frida se marchó hacia las cocinas. Miro a mis padres y con la mirada pido permiso de retirarme y este fue concedido. — Con permiso — me disculpo mientras arrastraba la silla hacia atrás con la mayor sutileza posible y me puse de pie. Camino hacia el enorme recibidor de la casa y en una silla estaba mi mejor amiga revisando su celular como era costumbre. — ¿Qué cuentan los cotilleos de f*******:? — dije divertida La chica levantó la mirada sonriente y se tiró a mis brazos abrazándome. — Nada interesante. Sólo que Amanda Horton y Jake Fletcher terminaron por que Jake encontró a su mate y que está corrió de él y no saben si la alcanzó. "¡Uh! Lo sabía." - pensé — Te dije que cuando Fletcher encontrará a su mate, esta correría de él por ser todo un picaflor — dije riendo. Amanda Horton se podría decir que es la zorra del Instituto y Jake Fletcher es el mayor mujeriego que pudieran conocer en la manada. — ¿Salimos? ¿Oh tienes alguna obligación como hija del Alpha? — preguntó — No, de hecho, estaba por desayunar. – explico. - ¿Quieres? — claro. Ambas caminamos hacia el comedor y mi amiga fue recibida con cariño. Después de todo, Sophia Ovando era la hija del beta de mi padre. Ambas éramos como hermanas, nos criaron juntas y éramos la envidia de todas. Pues ambas éramos hermosas, amables, solidarias, inteligentes y de rango alto. O sea, ¿modestia? No conocía el significado de dicha palabra, mi autoestima estaba por los cielos. Cuando terminamos de desayunar salimos a dar un paseo por el mall que había en la manada. Era una manada próspera, unida y fuerte. Aunque en cada manada siempre hay quienes rompen las leyes y como debe ser reciben sanciones. Ambas caminábamos con una sonrisa en nuestros rostros, recibíamos todo tipo de miradas y tratábamos de no darle importancia, aunque nos ponían un tanto incómodas. Estábamos sentadas en una cafetería tomando un frappé y unos pastelillos. Cuando a nuestros oídos escuchábamos una conversación que nos inquieta. — Escuché que el alpha de la manada Luna Roja asesinó a una horda de vampiros y que además asesinó a un grupo de rogues. Y que al parecer había niños en el grupo. - comentó el chico. Sentí como un escalofrío me recorrió por completo. Miré a Sophia y apreté su mano. Sophia sabía que pensaba y sentía respecto a las muertes. Y más sí en ellas había vidas inocentes. Por que no entiendo ese afán de matar, si bien, soy consciente que hay quienes se merecen morir (aunque no me guste), solo matan por matar, sin indagar más a fondo si esas personas realmente se lo merecen. Es que, ¿la violencia es tan necesaria? Si, se que por instinto reaccionamos de forma violenta ante situaciones que ponen nuestras vidas en peligro, pero, muchos se han resguardado detrás de esta escusa para justificar sus actos tan violentos y sin razón. Es que, ¡DIOS! Son solo unos niños que lo más probable no sabes diferenciar lo bueno de lo malo. Y eso es algo que no se ponen a pensar. Personas estúpidas. -         Mejor ya no escuches, terminemos y nos vamos a algún lugar para relajarnos. – me dice Sophia mientras me daba una caricia en el dorso de mi mano, a sabiendas que ese gesto me relajaba. -         Si, pero aun así… -         Lo sé. – negó lentamente mientras le daba un sorbo a su bebida y suspiraba. – Pero nosotros no podemos decir mucho, la verdad aun quiero mantener mi cabeza pegada a mi cuerpo. -         ¿De qué hablas? -         De nada, mejor termina para irnos. Decido ya no preguntar nada más y simplemente terminamos los frappés y los pastelillos. Pagamos y nos marchamos hacia mi casa. Cuando llegamos, pasamos junto a la sala y de esa manera fuimos capaces de escuchar como mi padre hablaba con un tono de voz que detonaba su estado de ánimo; enojado y preocupado. -          El alpha Anthony está perdiendo el control. Cada vez mata sin sentir remordimiento. Pero en cierta forma lo comprendo. Después de todo no ha podido encontrar a su mate y eso enloquece a cualquiera y más a un alpha. Sus palabras me desconciertan, me hacen apretar los puños, se que no debo, pero no puedo evitarlo, por lo que hago notar mi presencia (aunque me sorprende que no se dieran cuenta antes) y decir simplemente: -         Pues se tendría que hacer algo papá. – sé que he sido imprudente, que no debí de haber escuchado detrás de la puerta, pero no pude meter mi nariz en este asunto. -         Hija, él es el Alpha más poderosos de todos. Nadie iguala su poder o el de sus guerreros. Y a como están las cosas, enfrentarlo sería s******o. -         ¿Qué quieres decir? Papá calla. Y niega con la cabeza. Miró al "tío" Felipe y este aparta la mirada. Bien, no quieren decirme. Parece que deberé averiguarlo por mí misma. -         Si no quieren decírmelo averiguaré por mi cuenta. — dije y me di la vuelta dispuesta a subir a mi recámara y Sophia iba detrás mío. Subimos las escaleras, en un silencio, con solo el sonido de nuestros pasos resonando en un eco, y una vez que llegamos a la puerta de mi habitación entramos y nos lanzamos a la cama. Rebotando en el proceso, con nuestras vistas en el techo blanco de mi habitación. -          ¿qué tal si olvidamos el tema del Anthony ese y vemos una película? — preguntó mirando al techo. Me quedé en silencio. Es que la verdad quiero saber cuál es la razón por la que ese alpha es como es. Pero por ahora creo que será mejor que no piense mucho en ello. Si, soy fácil de pasar cosas interesantes a segundo plano, un defecto mío que debo trabajar, ya que a la larga podría traerme problemas. -          Bien — dejo escapar un largo suspiro. Sophia se levantó y caminó hacia mi estante donde tenía libros y mis películas. Si, podría poner Netflix o algo, pero soy una persona que disfruta más de ver una película a la antigua. Comenzó a rebuscar cada una de ellas hasta que escogió una. — Veremos esta — dijo mientras me mostraba la caja de la película de "Valiente". ¡He! Si, tengo películas de las Princesas Disney. Tengo una colección completa de cada una de ellas. Sophia al igual que yo crecimos rodeadas de esas películas y teníamos los vestidos de todas las princesas y las muñecas. Nuestros padres, -cuando no estaba ocupados- jugaban con nosotras. Por qué según ellos:  "nosotros somos sus príncipes y nadie más puede serlo". Busqué el control remoto y encendí la televisión y la DVD, ella sacó el disco del estuche y puso la película. Pero colocando pausa casi de inmediato al darnos cuenta que no teníamos golosina alguna para ver la películas. . . . — qué bueno que sólo tengo un hermano — murmuré al ver las travesuras de los trillizos pelirrojos. — lo bueno que soy hija única — dijo Sophia — Suertuda — dije. Pero adoro a mi hermanito y me alegro de tenerlo conmigo, además de que es mi objetivo perfecto par echarle la culpa cada que hago alguna travesura. Cuando la película término ya eran las 3 de la tarde. Y Frida ya había subido a avisar que bajáramos a comer y que los padres de Sophia también estarían presentes. Cuando bajamos nuestros padres tenían un semblante serio y nuestras madres cuchicheaban de ropa y algunas cosas que se habrían enterado por ahí. Si, nuestras madres son unas cotillas de primera, aunque no lo admitan ya que según ella; no que seamos chismosas, solo que nos gusta estar bien informadas. Pero eso sí, jamás usan los rumores para perjudicar al menos que la persona se lo merezca. Esas dos mujeres son vengativas y nosotras ni se digan. Después de todo, teníamos que buscar una fuente de inspiración y ellas son perfectas, puesto que tienen a nuestros planes comiendo de la palma de sus manos. Nos sentamos y la comida fue servida. Sophia y yo comimos en silencio. Pero podíamos notar el semblante de nuestros padres un tanto serios, pero preferimos no hacer comentario alguno.  Cuando terminamos de comer nos disculpamos y salimos al jardín trasero y nos sentamos en las sillas, dispuestas a tomar el sol y relajarnos un poco, comenzando a conversar con temas triviales, hasta llegar al tema de mi cumpleaños. Esperando para poder entrar a la piscina y nadar para poder relajarnos. — ¿qué te parece si salimos un día antes de tu cumpleaños? — me parece genial. Mi cumpleaños 17 es especial. Pues tendré mi primera transformación. Sophia ya se transformó pues es un mes mayor que yo. Este es el acontecimiento más importante en la vida de todo lobo, pues es el día en que puedes escuchar por primera vez a tu lobo interior, comenzar la búsqueda de tu alama gemela. Estoy tan ansiosa por conocer a la persona que será parte de mí, quien será mi complemento. Ya que toda adolescente sueña con encontrará a su príncipe azul, es el sueño que toda nena amante de las princesas sueña. Nos la pasamos platicando de lo que haríamos cuando saliéramos. Planeamos ir de paseo a los límites de la manada, ya que el claro que hay en ese lugar es un mágico, es como si entraras a otro mundo, pero a mis padres no les gusta, pero me encanta la vista que tengo del lago que hay en la manada Luna Roja. Si, curioso, ¿no?, el alfa que tanto le temo es prácticamente mi vecino, si una mala suerte, pero es que adoro ese lugar, puesto que me hace sentir en paz. Su ubicación es mala si, pero no tanto, creo yo, ya que esta está casi a las orillas del límite, aunque mi zona favorita se encuentras del otro lazo, en las tierras de Luna Roja. Cuando la comida hizo digestión decidimos meternos a la piscina. Subimos a mi recámara y saque uno de los tantos trajes de baño que Sophia había dejado en mi casa. El suyo era de dos piezas en un color rosa pálido, en cambio yo me puse uno completo de color n***o el cual hacia resaltar mi piel blanca. Bajamos las escaleras y escuchamos el gruñido de nuestros padres pero no les dimos importancia. Salimos al jardín, nos pusimos bloqueador y lo dejamos reposar un rato y luego nos lanzamos en una "bala de cañón" al agua. Después de un rato apareció Damián con flotadores en sus brazos, una bermuda azul marino y una "llantita" en su cintura. — ven lobito. — Damián corrió hacia la piscina con una sonrisa en su infantil rostro. — ¡al agua pato! — dije cuando se lanzó en una "bala de cañón" causando unas ondas en el agua. Frida nos llevó limonada y la verdad era deliciosa con el calor que hay la limonada es bien recibida. Nadamos y reímos mucho. Pero aquel sentimiento que tuve cuando desperté aún no desparece y la verdad deseo saber que significa. Que no entiendo por que pienso en eso ahora, ya que…bueno, no viene al caso cuanto estoy disfrutando de una linda tarde con las personas que amo.                                                                                        
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