—Vamos, chica —gorjeó Amy—. Chúpate esas pelotas. Chúpalas bien fuerte, como a él le gusta.
Ronnie empezó a gemir, apreciando la sensación a veces dolorosa que Maggie le proporcionaba. "Sí, nena. Me gusta", ofreció, y luego empezó a lamer y chupar su sedienta perla. Maggie empezó a menear las caderas para presionar más su sensible m*****o. Gimió cuando él la chupó y lamió a la perfección. Soltó sus testículos y empezó a chupar la enorme cabeza de su polla negra, raspándose la parte inferior con los dientes. "¡Maldita sea, nena! Se te da bien chupar pollas negras", gimió.
Amy sonrió ante las instrucciones que le había dado a Maggie.
Unos minutos de chuparse y lamerse mutuamente y Maggie se fue inesperadamente.
"Oh, sí", gimió Maggie, mientras se soltaba la polla de la boca. Respiracione
