Ella empezó a mover las caderas contra su boca y a follarle el dedo. Él introdujo un segundo dedo y arañó la parte superior de su resbaladizo túnel. "¡Me encanta! ¡Más dedos!", ordenó. Él obedeció, metiéndole tres dedos dentro. —¡Sí! Me encanta —dijo arrastrando las palabras, mientras empezaba a retorcerse contra su cara y sus dedos. Dos manos sobre su cabeza—. ¡Mueve tus dedos dentro de mí! ¡Muévelos!... ¡Sí! ¡Me encanta! Le retorció la lengua en el clítoris y lo chupó. Lo soltó. Luego lo chupó. Lo soltó. Luego lo chupó. —¡Mierda! —chilló ella, tirando de su cabello con los puños para ejercer más presión. Extendió la mano hasta su pecho y encontró un pezón con los dedos. Lo apretó y tiró suavemente. Empezó a ver colores. Cada nervio de su clítoris... explotaba. "Esto se siente tan b

