El olor a huevos revueltos hace que mi estómago haga una revolución, salgo de la cama rápidamente y en cuanto mis pies tocan el frio piso del departamento quisiera ahorcar a Jema. Ella nunca sufre de frio, yo sí, ya que realmente me gusta mucho lo cálido, la escucho canturrear desde la cocina y me detengo en el umbral de la entrada.
Me cruzo de brazos y la observo mover su trasero de arriba abajo, de un lado a otro mientras que la espátula es su micrófono canta Work de Rihanna. Jema se deja llevar por el ritmo de la música e intento no soltar una carcajada, me causa mucha gracia verla de esta manera, ella siempre dice que para una buena comida debes tener un momento de baile, ella lo está haciendo en este momento.
Me apiado de todo corazón del hombre que debe calársela toda una vida, no espero más y comienzo a reír. No quita la pose de baile y viéndome por encima del hombro comienza a menear aún más su trasero, sabe lo gracioso que se me hace y pasando a su lado tomo asiento en una de las banquetas junto a la encimera.
– ¡Good morning gorgeus! –me grita y camina hasta el estéreo y baja un poco de volumen. –Es mi día libre y quise darte un maravilloso desayuno, espero te guste –asiento y contemplo el plato delante de mí.
Huevos revueltos, tostadas con mantequilla derretida, trozos de queso y salchichas salteadas, es la gloria este desayuno.
–Le pediré a Cameron que te dé más días libres... –Jema me fulmina con la mirada y me señala con la espátula.
– ¿Para qué te baile o te cocine? –pensativa la miro, tomo un bocado de las salchichas y la señalo con el tenedor.
–Ambas por supuesto –ríe y toma asiento.
–Los desayunos con Jema siempre son los mejores, créeme.
–Dios, el que vaya a ser tu esposo realmente será un hombre afortunado.
–Pero a él le bailare con mi trasero desnudo, primero follamos y luego desayunamos.
– ¡Jema! –la morena ríe a carcajadas y se encoge de hombro
Tomo un sorbo de mi jugo de naranja y continuo con el desayuno, al terminar ayudo a Jema con los platos sucios. Toma camino a su habitación y yo al terminar tomo camino a la mía, me quito la pijama y envolviendo la toalla alrededor de mi cuerpo tomo camino al baño.
Después del cumpleaños de los mellizos y del encuentro con Abel no ha ocurrido nada, esta semana me he enfocado en el trabajo. Con la adopción de perritos y yo trabajando como médico veterinario, simplemente mantengo mi mente ocupada.
No negare que ese día me dolió un poco el cómo reaccione delante de él, pero desde que me dijo lo de la carta no hice nada más que poner mi corazón en un fuerte coraza. Esa noche al llegar a casa me eche a llorar mientras leía la carta una vez más, mientras releía una y otra vez cada línea, no puedo echar a un lado todo lo que me dijo en esas líneas escritas.
Envuelvo mi cabello húmedo en una toalla más pequeña y salgo del baño. De vuelta a mi habitación encuentro a Jema recostada en mi cama, sonrió al verla y busco mi ropa para el trabajo, me entretengo en eso y la morena solo me observa en mí ir y venir, la enfrento y me cruzo de brazos.
– ¿Qué ocurre? –sonríe y niega.
–Nada.
–Jema ¿Qué quieres decirme? –se sienta de piernas cruzadas al estilo indio y se cruza de brazos.
– ¿Hasta cuándo pretendes trabajar? Si sabes que te estas sobre cargando, ¿No? Pia, tienes buenos trabajadores, deberías reconsiderar lo de darte por lo menos una semana libre, mira tus ojeras... –volteo a verme en el espejo, mi mejor amiga tiene razón, mamá tiene razón, todos a mí alrededor tienen razón, me estoy entregando mucho al trabajo, ni siquiera disfruto de salidas.
–Tienes razón, todos la tienen, pero Jema... –alza su mano y me detiene.
–Si es por el rubio por lo cual haces esto, realmente tú, no estás haciendo las cosas bien... –me siento al borde de mi cama y enfoco mi mirada en Jema. –Pia, no tienes por qué sobrecargar tu mente para evitar pensarlo, puedes salir, disfrutar por lo menos un día, eso te ayuda mucho también, pero no fuerces ni tu mente ni tu cuerpo, mereces descansar... –con un leve asentimiento le doy la razón a Jema.
–Tienes razón, no estoy haciendo bien las cosas, es solo que, me da tanto coraje, es un idiota, él ni siquiera merece que yo haga todo esto por él, detesto que no salga de mi mente, pero buscare otras maneras para hacerlo... –asiente y acercándose hasta mí, toma mi mano.
– ¿Te parece si cenamos fuera esta noche? Es jueves, podemos tener una salida, no estar de farra toda la noche, pero por lo menos salir de casa no pensar tanto en el trabajo... –me hace sonreír, realmente no podría estar sin Jema, la abrazo y ella me apretuja.
–Te quiero carboncito, realmente no sé qué haría sin ti, sin tus consejos, sin tus regaños, aunque soy tu madre, tú eres quien más cuida de mí... –eso la hace reír y asiente, nos separamos y toma mis mejillas.
–Ve y arréglate, ve al trabajo e intenta no esforzarte tanto, te quiero, ¿Vale? Estaré ansiosa para nuestra salida, mi ojitos de moco... –rio a carcajadas y le saco de mi habitación a almohadazos
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Sentada frente a mi escritorio reviso los exámenes de uno de los perritos que ha sido ingreso hace un momento, para ser sincera no logro concentrarme, desenfocada en el papel dejo salir un bufido, de verdad estoy forzando todo de mí.
Mi vista, mi cuerpo, mi mente, llamo a otra de las doctoras de la clínica veterinaria, Carolina Yuan, a los pocos minutos aparece. Me sonríe y se sienta delante de mí, es una de las que más experiencia tiene en la clínica, es una gran conocida y de inmediato le pedí que fuera parte de mi pequeña empresa.
–Pia, ¿Te sientes bien? –niego.
–Puedes encargarte de este perrito, es un labrador, sus plaquetas están bajas, quiero atenderlo personalmente, pero me duele mucho la cabeza y de verdad me es imposible concentrarme, además quiero pedirte otra cosa... –me sonríe y asiente.
–Por supuesto, somos colegas... –me hace esbozar una sonrisa y asiento.
–Me tomare una semana de descanso, la falta de sueño y todas las horas de trabajo me están pasando factura, mi familia y amigos están preocupados, yo también lo estoy, ni siquiera puedo concentrarme con estos exámenes –se los entrego y ella asiente. –Quedas a cargo de la clínica en mi ausencia, vendré y estaré al pendiente de todo, solo que no prestare mis servicios por esta semana, tu sabes todo acerca de esto, así que, qué mejor que tus buenas manos.
–Está bien Pia, sabes que como médico veterinario por tantos años te comprendo, yo estaba de igual manera cuando comencé en todo esto y siempre te comento que debes descansar, para eso estoy yo y los otros dos médicos, nos haremos cargo de todo, no es fácil Pia, pero si debes darte tu momento, descansa esta semana ¿Vale? Yo te llamare si algún problema surge y te necesitamos... –asiento y dejo salir un largo suspiro desde lo más profundo.
–Gracias Carolina, no sé qué haría sin ti, de verdad gracias... –me sonríe y levantándose se pone en marcha con el labrador que le comente.
Recuesto mi cabeza un poco y cierro mis ojos, como una estrella fugaz, esos azules color cielo se pasean por mi mente, cierro con más fuerza mis ojos y los abro de golpe.
Me concentrare en dejar las cosas en orden mientras me tomo esta semana libre, no puedo negar que esta semana se me hará eterna, cuando le pones corazón a tu vocación y es algo por lo que das la vida, te cuesta desprenderte así sea por una semana, pero si quiero continuar en esto debo cuidar mi salud, cuidarme a mí misma.
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Después de dejar todo en completo orden, me despedí de todos y tome camino a casa de mis padres, mamá me regaña siempre por que no le llamo o no le visito, así que hoy es un buen día para ir a visitarla y de sorpresa.
Pase a comprar su pastel favorito y sé que de inmediato me pedirá que lo comamos. Al estacionarme frente a la casa veo un coche que claro está, no pertenece a la familia, con el ceño fruncido lo observo y luego bajo del coche.
Al entrar escucho unas voces que provienen de la sala de estar, con el pastel en mis manos tomo camino hasta el lugar, pero no es hasta que escucho un chillido detrás de mí que me hace detenerme en seco y luego voltear. Mis venas dejan de bombear sangre en cuanto veo la chica que estaba detrás de mí, quisiera desaparecer en este momento y creo que fue el peor momento para visitar a mamá.
– ¡Pia! –la rubia teñida –que dice que no es teñida- se acerca hasta mi e intenta darme un abrazo, por suerte llevo el pastel en mis manos y lo evito. –Dios mío hermosa, cuanto tiempo, ¿No?
–Sí, cuanto tiempo Bruna... –me sonríe feliz, créanme que esta es la mujer con más autoestima y que no se da cuenta que en realidad, no le pasó ni con un vaso de mi jugo favorito.
Si ella está aquí eso quiere decir que por supuesto los que están en la sala son sus padres. Toma de mi antebrazo y me jalonea hasta la sala, realmente si, elegí el peor momento para venir a casa, al poner un pie en la sala todos enfocan su mirada en nosotras, mamá de inmediato se levanta y camina hasta mí, me cubre con sus brazos y me da un abrazo.
–Dios mío mi niña, por fin te has dignado a visitarme... –inserte la voz dramática de mamá. – ¿Para mí? –señala el pastel en mis manos y puedo ver como sus ojos se iluminan, asiento.
–Era para nosotras dos, pero que mal, debemos compartir... –susurro y mamá me da una sonrisa en complicidad.
–No te preocupes mi amor, ya estamos por almorzar, le pediré que lo guarden, solo para nosotras, ¿Vale? –sonrió feliz, amo cuando mamá está de acuerdo conmigo, le pide a una de las chicas que trabaja en casa que lleve el pastel a la cocina.
– ¿Qué hacen los Malyk en casa? Hacía ya años que no venían, ¿No? –mamá asiente y tomando de mi antebrazo me encamina donde están todos.
–Solo compórtate Pia, sé que no soportas mucho a Bruna, pero por favor, encarecidamente, intenta llevar la fiesta en paz con...
–Noah... –susurro para mí y mamá, un montón de piedras se asientan en mi estómago en cuanto lo veo. – ¿Qué hace esa cosa horrorosa en casa? –mamá aprieta el agarre y callo.
Para resumirles un poco, los Malyk son una familia súper adinerada amigos de papá, conocí a Bruna al segundo año que llevaba viviendo con los Tanner, también conocí al demonio andante que tiene de hermano mayor, Noah. Es uno de los mejores amigos de Elián, pero luego se mudaron a Australia y era muy poco lo que se les veía.
Mi situación con Noah es de los perros, el chico es moreno, de cabello ondulado y castaño, es alto muy alto, cuerpo fornido y es toda una belleza andante, pero en cuanto expresa su manera de ser, provoca agarrar su cerebro y aplicarle cloro y limpiarlo hasta que no desprenda tanta mierda acumulada que lleva en ella.
Es el jodido primer amor de Jema, con tan solo una vez de haberlo visto se enamoró perdidamente de él, pero luego simplemente se enfrasco en otras cosas y nunca, pero nunca más hablamos de él. Si de definir a Noah vamos, es mierda, es el hombre más arrogante y narcisista que pueda existir, lo detesto, con todo mi corazón, realmente es una persona muy carente de valores, cosa que no comprendo porque simplemente sus padres y aunque no lo acepte, Bruna, son unos amores.
– ¡Pia cuanto tiempo cariño! –Evangeline Malyk me saluda con un beso en cada mejilla, luego esta Noel Malyk, el jefe de la familia y el señor más carismático y gracioso del mundo entero.
–Dios, mírate nada más, cuanto has crecido, que hermosa estas Pia... –el señor Noel toma mi mano y luego me da un corto abrazo.
Sonrió y asiento, luego de eso paso mi mirada a Noah quien no deja de mirarme y bufando le demuestro lo desagradable que es verle, de pronto lo siento a mi lado y toma mi mano, volteo a verlo y dejando un beso en ella sonríe.
–Pia, cuanto tiempo, que placer volver a verte, hermosura... –chiteo y esbozo una sonrisa.
–No digo lo mismo Noah, créeme... –suelto su agarre y todos ríen, para nadie es una sorpresa que yo siempre aborrezca a Noah.
Al ser llamados para ir al comedor me disculpo con todos y subo a mi habitación, para ser honesta no es que no quiera almorzar es solo que me siento realmente cansada y quisiera estar un rato en mis aposentos.
En mi habitación me dejo caer sobre mi cama, todo está cual lo deje, siempre que puedo vengo a dormir a casa de mis padres y es porque en realidad echo de menos mi habitación y los buenos días alegres de ambos. Por suerte deje algo de ropa en casa y ya que pasare la mayor parte del día aquí me colocare algo cómodo, por la noche tengo mi salida con Jema y quiero estar descansada para la salida.
Entro al baño y aplico agua en mi cara, paso mis manos húmedas por mi nuca y eso me relaja un poco, dejo salir gran cantidad de aire de mis pulmones y me siento un poco menos tensa. Comienzo a desbotonar cada botón de mi camisa del trabajo y vuelvo a mi habitación, un chillido sale de mis adentros cuando lo veo parado en el medio de mi habitación y viendo todo su alrededor.
Voltea a verme y abre sus ojos asombrados, noto que su mirada baja y es donde me doy cuenta que mi torso desnudo esta en todo su esplendor, me doy vuelta en intento abotonar la camisa.
– ¡¿Qué diablos haces aquí?! ¡¿Por qué entras como perro por su casa?! –volteo para enfrentarlo y lo veo aún más cerca de mí, trago con dificultad, Noah toma mi cintura y me hace saltar del susto, ¿Qué diablos cree que hace?
–Qué bueno que aún no olvido donde queda tu habitación... –susurra y agachándose un poco apega sus labios en mi oído. –Cuanto habéis cambiado Pia... –su voz ronca y áspera, su aliento choca en mi nuca, de inmediato intento alejarlo, pero es tan grande que me es imposible. –De verdad, tanto has cambiado que me entraron ganas de... –se detiene y luego se aleja de mí, una sonrisa bobalicona se forma en sus labios y su dedo pulgar acaricia mi labio inferior. –Joder, ya no eres esa chiquilla tonta del pasado, ahora estas...
–Jodidamente buena, que no miras... –abro mis brazos y en su descuido le empujo, lo alejo y me cruzo de brazos. –Te agradecería que por favor, salgas de mi habitación, pedazo de mierdita andante... –Noah suelta una risotada y se cruza de brazos.
–Venía con la esperanza de que dejaras de llamarme así, mocosa insolente… –bufo y sacudo mi cabello victoriosa. –Pero claramente no cambias, Pia Tanner.
–Y tú tampoco Noah Malyk, sigues siendo el idiota rico más idiota del universo... –esboza una sonrisa y asiente.
Ambos nos miramos, sus claros me miran fijamente, lo veo relamer sus labios y en un chasqueo de mis dedos vuelve en sí, esboza una sonrisa y toma camino hasta la puerta, antes de salir me da una última mirada por encima de su hombro.
–Realmente disfrutare estar en la ciudad por estos meses, serán los mejores de mi vida, nos vemos mocosa.
–Sí, sí, adiós idiota.
Y sin más sale de mi habitación, rápidamente corro hasta la puerta y le coloco el seguro, las piernas de pronto se me vuelven gelatina y el corazón me va a y me viene rápidamente. ¿Quién se cree ese idiota de venir e interrumpir en mi habitación como si fuera su puta casa? Y además que fue todo eso, su manera de hablarme, de decirme las cosas, de acercarse y tocarme de esa manera.
– ¡Qué asco! –me froto los brazos y niego
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Después de haber tenido el momento incomodo con Noah Malyk, escuche que ya se habían retirado, baje y disfrute con mamá de nuestro pastel. Pase toda la tarde con ella, hasta que el sol comenzó a descender y me cambie nuevamente de ropa, sería una mala idea dejar esperando a Jema, así que le prometí a mamá venir a casa. Con lo de mi semana libre lo hare más seguido, realmente me gusta disfrutar de su compañía, de sus temas y de todo lo que ambas compartimos.
En mi coche tome camino directo a la pizzería donde Jema me espera, creí que iríamos a comer otro tipo de comida, pero mi mejor amiga es tan obsesiva a las pizzas que es obvio se aprovecharía de eso. No voy con el mejor vestuario, pero eso no me importa, lo que quiero es pasar un buen momento con Jema y disfrutar una noche entre charlas y pizza.
Al llegar me estaciono y al bajar del coche me adentro al lugar, la busco con la mirada y de inmediato doy con ella, agitando su mano de un lado a otro llego hasta la mesa y con un corto abrazo nos saludamos, como si tenemos días sin vernos.
–Vaya, se te ve mucho mejor que esta mañana moquito... –asiento y veo a Jema llamar al mesonero.
–Me fui muy temprano del trabajo, ya he dejado todo en manos de Carolina, ella de inmediato acepto cubrirme esta semana, pase todo el día en casa de mis padres... –el señor que nos atiende escribe nuestra orden y Jema no pasa por alto el pedir dos vasos de cerveza. –Vas a morir en cuanto te de una noticia, que créeme hará que te desmayes... –la morena me observa un poco confundida y con la mirada me alienta hablar, peor me gusta jugar con sus ansias.
– ¿Sabías que detesto cuando te pido con la mirada que hables y no me captas? –me hace esbozar una sonrisa y me encojo de hombros.
–Noah Malyk está en la ciudad y por lo que escuche creo que... –y Jema choca su frente con la mesa mientras un chillido sale de sus adentros. – ¡Oh mierda! Jema... –escucho una risotada y al subir nuevamente su mirada lleva una sonrisa plasmada. – ¿Qué le ves de bueno a Noah? Qué asco... –hago un gesto desagradable y ríe.
–Por Dios Pia, si Noah antes estaba que se comía solito, ¿Cómo ha de estar después de tantos años? –para ser sincera, creo que aún se come solo, no debo negarlo, Noah es extremadamente guapo, pero lo arrogante lo opaca.
–No ha cambiado créeme, sigue siendo una mierda andante.
Las cervezas llegan y Jema y yo de inmediato brindamos, nos damos un gran sorbo y continuamos hablando de esa cosa pestilente que tiene por nombre Noah. En medio de la conversación le comento a mi compañera que Bruna Malyk esa que lleva la misma edad que ambas, se colocó silicón en los senos. La verdad no había necesidad, como toda mujer con críticas constructivas o que da su buena opinión, Bruna no tenía necesidad de hacerse eso, pero le quedan hermosos y es un punto a su favor.
Entre habladurías de cualquier tipo, risotadas por las ocurrencias de Jema pasamos el rato, dos enormes pizzas extra queso y pepperoni están delante de nosotras y no esperamos para comer como par de cerdas hambrientas. Para nadie es un secreto que yo como tanto que realmente ni siquiera sé dónde se va la comida, y cuando de pizza se trata Jema nunca se cansaría de comerlas.
Pagamos la cuenta y continuamos disfrutando de algunas cervezas más, me levanto para tomar camino al tocador y dejo por un momento a Jema sola. Por suerte esta cuerda porque si en este momento estuviera ebria de inmediato la tomo conmigo y la llevo a casa.
Me lavo las manos y enjuago mi boca, retoco un poco mi maquillaje y arreglando un poco mi cabello estoy lista. En el momento en que abriré la puerta una chica, un poco más alta que yo aparece, me sonríe y hago lo mismo, tiene el cabello castaño claro y un bonito cuerpo, sacudo mi cabeza y salgo del tocador. En el momento en que tomo camino a la mesa donde deje hace un momento a Jema me detengo en seco.
Pestañeo repetidas veces para por lo menos intentar creer que es un espejismo lo que está delante de mí y delante de mi mejor amiga, es Abel, quien para ser sincera va jodidamente hermoso. Ríe de algo que Jema le comenta, carraspeo y poniéndome firme e intentado no ser obvia con mi nerviosismo, llego hasta donde están ellos, paso a su lado sin saludar y tomo mi abrigo y cartera.
–Jema, debemos irnos... –le doy una mirada rápida a mi mejor amiga y ella de inmediato lo capta.
–Oh si por supuesto, déjame ir a cancelar las cervezas que nos tomamos, ¿Me esperas fuera? –asiento y le doy una sonrisa.
En el momento en que estoy por tomar camino fuera de la pizzería un agarre en mi antebrazo me hace voltear, los azules dilatados de Abel me observa, enarco una de mis cejas y soltando levemente su agarre.
–Hola Abel... –asiente y sonríe.
–Buenas noches Pia, que gusto verte.
–Igual... –ambos nos miramos fijamente, intento apartar la mirada, pero se me complica, carraspeo y esbozo una sonrisa. –Ya, estaba por irme, que estés bien, saludos a Olivia... –en el momento que esta por abrir su boca, veo como alguien rodea su antebrazo y entrelaza su mano con la de él.
Miro a su lado derecho y la chica que hace un momento me sonrió en el baño es quien toma la mano de Abel, me da otra sonrisa y hago lo mismo. Realmente detallándola mejor, es muy bonita, de la misma categoría de Abel y con eso me refiero a la edad que quizás ambos concuerdan, siento un agarre en mi antebrazo y al voltear Jema me está sonriendo.
–Listo cariño, ya podemos irnos... –escucho a la castaña y dándole una última mirada a los dos, sonrió.
–Feliz noche, fue un placer haberte visto Abel, que estés bien.
Y sin más me doy media vuelta, al salir del lugar rápidamente entro al coche junto a Jema, coloco mi cinturón y en el momento en que estoy por encender el coche veo como mis manos comienza a temblar. Mi pecho es un vaivén y mi mente está teniendo una maldita revolución en este momento, siento que mis ojos pican, pero intento tomar bocanadas de aire para no desplomarme en este momento.
Por segunda vez siento como el corazón cae en picada y mi mente me dice que esto era lo mínimo que podía esperarme. Abel es joven y puede tener a su lado a quien quiera, pero era yo la que quería estar tomando su mano y sonreír como una idiota, pero después de todo yo decidí el no mantener algún tipo de relación con él y eso sería de amistad, solo cordiales saludos y nada más.
¿Pero cómo le hago entender al corazón esa decisión? Cuando es él, el que esta tan dificultoso en este momento.