Cap. 08

1296 Palabras
Melissa no podía creer que estaba tan lejos, sola, desprotegida y por si fuera poco también incomunicada. Tendría que buscar la manera de avisarle a su jefe, sabía que Damien iba a reunirse con alguien importante, sino por qué otra razón viajaría tan lejos. Ellos viajaban en autos negros e iban fuertemente escoltados, era mas de media noche y la visibilidad era muy mala, Melissa podía ver poco o nada del camino. —¿Sigues molesta? — preguntó Damien sin apartar la vista de su celular. —¿Tú que crees? — Melissa no quería ni mirarlo. —No hagas tanto drama, te daré tu dosis cuando lleguemos. —Me das asco, Damien. La respuesta de ella no le gustó para nada, él la tomó de la barbilla e hizo que lo mirara. —Entonces no volveré a tocarte, no puedo estar con una mujer a la que le doy asco.— Damien la soltó con brusquedad. —Eso está perfecto para mí. A él le molestaba la actitud de ella, hace unas horas dijo que eran libres pero se enfadaba si estaba con otra. La realidad era que la cercania con ella comenzaba a molestarlo, no sabía que le pasaba, pero se sentía adicto a ella y eso no le gustaba porque no se sentía a gusto con otra mujer. Una hora más tarde llegaron a una finca, con una enorme casa típica del lugar, hombres armados por todas partes custodiando la propiedad. Melissa lo supo de inmediato, debía ser algún pez gordo. Damien bajó sin esperar a Melissa así que ella lo hizo por su cuenta, mujeres en bikini comenzaron a salir de la casa con bebidas entre las manos directo a rodear a Damien y al final un hombre alto y robusto. —carajo... — tosió Melissa reconociendo aquel hombre. —Hijo que alegría tenerte aquí. — Lucien Knapp se acercó a su hijo con una sonrisa y lo abrazó — sé bienvenido. —Gracias padre — Damien le devolvió el abrazo. Luicien miró a Melissa de reojo y ella le sonrió. —No sabía que vendrías acompañado. —Fué algo de último momento, ella es Mía. —Mucho gusto señor. —Tú cara me es familiar... Damien, acompañame un momento. — Lucien se llevó a su hijo un poco alejado. —¿Qué ocurre padre? —¿Ella es confiable? ¿Es tu novia? Nunca habías traido a nadie extraño. — Lucien era desconfiado. —Puedes estar tranquilo... Tenemos una especie de relación. —Confiaré en tu palabra... Ahora vamos adentro. Si hubiese sabido que venias acompañado no traía tantas mujeres. Damien sonrió con un poco de amargura, su padre era incorregible. Él le hizo una señal a Melissa para que los siguiera y el grupo de mujeres también iba tras ellos. Una vez dentro, él tomó a Melissa de la mano y se desvió del grupo para llevarla hasta una habitación. —Damien ¿qué es todo esto? — preguntó ella fingiendo desconcierto. —Es la casa de mi padre y está teniendo una fiesta. —Pero ¿los hombres armados son necesarios? —Lo son, ya deja de hacer preguntas. —No puedo ignorar eso. —Fué un error haberte traído. Eres un dolor de cabeza. — se quejó Damien. —Siendo honestos, yo hubiese preferido no venir pero te recuerdo que prácticamente me obligaste. Y puedes estar tranquilo, ve, diviértete con todas esas mujeres. Yo me quedaré aquí para no estorbar. Él no dijo nada, simplemente se dió la vuelta y salió de aquella habitación. —Maldición — Melissa no sabía cómo reaccionar, sentía que estaba actuando de manera irracional — necesito calmarme ¿qué ocurre conmigo? Enfócate Melissa, estás en la casa del hombre mas buscado. Ella se regañaba porque sabía que una oportunidad como esta difícilmente volvería a tenerla. Se recostó en la cama con intención de dormir, debía relajarse y pensar con cabeza fría. Mañana sería un nuevo día. La mañana siguiente Melissa despertó sintiendo un brazo rodearla por la cintura, era Damien, no lo había sentido llegar durante la noche e incluso pensó que no dormiría con ella después de lo ocurrido. Ella intentó quitarselo de encima pero Damien fue mas rápido y la colocó sobre él. —¿A dónde vas? — preguntó él aun con los ojos cerrados. —Al baño, así que suéltame. Damien abrió los ojos y miró con sus profunda mirada gris como si quisiera decirle algo pero en lugar de eso la atrajo para besarla. Melissa no pudo resistir aquel impulso, podía sentir la creciente ereccion de Damien presionando su vientre, la entrepierna de ella no tardó en reaccionar pero tomó valor para separarse de aquel beso. —Dijiste que no volverías a tocarme. — dijo ella un poco jadeante. —Por tí ya he roto varias promesas que me he hecho a mí mismo... —Damien... —Dí que no me deseas tanto como yo a tí y juro que te dejaré en paz... ¿A quién quería engañar? Melissa sabía que disfrutaba mucho estar con Damien en la cama y lo que sintió al verlo con otra mujer fueron celos. Ella tomó los labios de él en un beso intenso que ambos disfrutaban. Damien bajó sus manos al trasero de ella, acariciando aquella parte redonda que le encantaba. Melissa movía sus caderas para frotarse contra su p**e hinchado. Estaba lista para la acción. Después de tener un momento muy intenso que dejó a ambos satisfechos, atrás quedó el incidente del avión. Damien, recién bañado y vestido de manera casual, salió para reunirse con su padre pero antes debía hacer una llamada. —¿Hay información nueva? — preguntó a través del auricular. —Sr. Estoy esperando información importante de una muy buena fuente. Al final de la tarde tendré todo lo que me pidió — respondió la voz de un hombre del otro lado. —Bien, es urgente saber la verdadera identidad de Mia. Estaré al tanto de lo que envíes. — dicho esto cortó la llamada. Damien ya venía sospechando de “Mía” y ajustaría cuentas con ella cuando supiera lo que tramaba. Se sentía decepcionado a causa de una mujer por primera vez en mucho tiempo. Cuando llegó al despacho, su padre estaba allí, sentado en su silla tras el escritorio. —Lucien — dijo Damien a modo de saludo. —Damien hijo, te estaba esperando. —Dijiste que era urgente mi presencia, y no puedo estar mucho tiempo lejos de mis negocios, así que habla de una vez. —Bajale a tu tono Damien, soy tu padre, no uno de tus trabajadores. —No estoy para lidiar con tus inseguridades, Lucien, ¿qué es lo que necesitas de mi? Lucien suspiró, su hijo siempre había sido una persona difícil y últimamente era mas egocéntrico de lo normal. —Quiero que dejes de jugar al empresario y te quedes aquí a mi lado, es hora de que comiences a tomar las riendas del negocio. —Eso no va a pasar Lucien, yo estoy haciendo mi parte, limpio tu cochino dinero y te permito estar alejado en la clandestinidad. Además estoy sirviendo de intermediario con tus clientes. —No es suficiente, eres mi hijo Damien pero a pesar de eso si no estás conmigo, significa que estás contra mí. —¿Y qué vas a hacer? ¿Me vas a matar como hiciste con mi madre? — preguntó Damien apretando la mandíbula. Lucien se levantó abruptamente y golpeó el escritorio con fuerza — ¡No me tientes Damien! Ya superalo — lo advirtió —¡Ni una m****a! — Gritó Damien también levantandose. — Te lo advierto Lucien, no trates de joderme. Amenazas claras entre ambos fueron lanzadas, un enfrentamiento se avecinaba entre los Knapp.
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