Infiltrada

Cap. 05

En la habitación, recostada semi desnuda en la cama, con una luz tenue y la mente echa un campo de batalla; Melissa se rendía a las caricias de Damien, este se encontraba besando la cara interna de sus piernas, subía lentamente hasta llegar al centro de su deseo. Frotó su cara por encima de la fina ropa interior de encaje que ella llevaba.

—Relájate y déjame tomar lo que necesito de ti — pidió Damien al sentirla un poco tensa.

Melissa no pudo evitar aferrarse fuerte de las sabanas cuando Damien hizo su tanga a un lado y pasó su lengua por todo su centro. Ella gimió. Se sentía muy bien.

El la tomó fuerte de la cintura con una de sus manos y con la otra comenzó a masajear su c******s mientras su lengua saboreaba los dulces fluidos que ella le estaba regalando. Melissa estaba disfrutando aquel asalto a su feminidad y movía sus caderas pidiendo más.

—¡Oh joder! Se siente muy bien... — su voz entrecortada delataba el inminente orgasmo.

—Mojame la cara, no te contengas.

—No puedo soportar Damien.— con un fuerte gemido Melissa se corrió en la cara de Damien.

Él se levantó y sin querer esperar más le quitó a ella la poca ropa que aún le quedaba.

—Joder, tienes un cuerpo hecho para ser follado por mí. — Damien disfrutaba mucho de la visión que le ofrecía aquella descarada con muchas curvas.

Melissa estaba nublada por la excitacion ¿qué diablos le pasaba? Se supone que no debería estar disfrutando.

Damien, ajeno a los pensamientos de la mujer que yacia en la cama, se quitó la ropa apresuradamente, sacó un condón del bosillo de su pantalón y se lo puso. Los hijos no eran parte de sus planes de vida.

Se posicionó entre las piernas de ella y de un solo movimiento se hundió en su interior, llenandola, sintiendo como el interior apretado ahorcaba su m*****o haciendolo sentir la gloria.

—Mierda, que sensación tan jodidamente buena — exclamó él.

Se movía, golpeaba dentro de ella una y otra vez sin parar, era una sensación embriagadora.

Melissa recibía las embestidas y su cuerpo traicionero ardía sintiendose morir de placer, hacía mucho tiempo nadie la tocaba y la forma en que este hombre la estaba tomando, le nublaba la razón. Por un momento se permitió no pensar y disfrutar.

—Vamos nena, correte para mí... — la voz ronca de Damien sonaba entrecortada

Como si hubiese estado esperando aquella orden, Melissa convulsionó de placer una vez más mientras Damien hacía movimientos fuertes y salvajes. Cuando su cuerpo se calmó, él salió de su interior y la volteó dejandola boca abajo en la cama para tomarla desde atrás. Le dió un par de azotes en el trasero, sus manos quedaron marcadas en la piel de ella y acto seguido se hundió en su interior nuevamente, esta vez buscando su propio placer.

Los gemidos de ella y sus cuerpos colisionando llenaban la habitación. Melissa sentía que su cuerpo temblaba y pensó que sus piernas la traicionarían. Damien la sujetó, dió un par de empujones más para luego vaciarse con un gemido ronco de placer saliendo de su garganta.

—¡Ahhhh! — exclamó y se dejó caer sobre ella para luego colocarse a un lado.

Melissa respiraba agitada, la conciencia comenzaba a volver pero la callaria “hizo lo que tenía que hacer" ahora debía pensar en el siguiente paso. Se levantó de la cama y comenzó a recoger su ropa.

Al verla, Damien se sorprendió. — ¿Qué haces? — preguntó

—¿Acaso no es evidente? — respondió ella en un tono que dejaba notar cierta molestia.

—No te irás, aún no hemos terminado. — el tono de Damien era autoritario.

—Yo sí terminé, estuvo maravilloso, pero ya tengo que irme. — Melissa realmente quería salir de ahí.

—Dije que no te irás, quiero que te quedes conmigo toda la noche. — Damien era de mecha corta y aquella mujer estaba poniendo a prueba su paciencia.

—Comprende que no soy tu p**a ni tú propiedad — espetó ella. Sabía que estaba poniendo todo en riesgo.

Damien no comprendía ¿acaso ella estaba loca? Esta mujer era muy extraña pero le gustaba.

Él se levantó y se acercó lentamente a ella como un depredador — No te iras y es mi última palabra — le quitó la ropa de las manos para lanzarla lejos — Quiero más de tí y pienso hacerte mía toda la noche.

Melissa tragó grueso, sus palabras hicieron efecto en su entrepierna ¿tan necesitada estaba? No se suponía que actuara así, su cuerpo la estaba traicionando. Sintió las manos de él acariciando su piel desnuda suavemente.

Él la llevó a la cama, esta vez se mostró un poco mas sutil, como si quisiera tomarse su tiempo. La besó despacio y adoraba la desnudez de ella. Aquel encuentro entre ellos lejos de haberle quitado las ganas, se las había aumentado, quería más, quería tomarla hasta saciarse.

Melissa una vez más se dejó llevar por los encantos de Damien, aunque sabía que después iba a reprocharselo.

La mañana siguiente, ella se despertó con él rodeando su cuerpo desnudo, maldijo por lo bajo. Era una oportunidad para salir de ese lugar. Observaba aquel hombre durmiendo y no parecía ser tan peligroso, quien diría que es el hijo del hombre mas buscado por la agencia, aunque para la sociedad era un empresario respetable. Ella lo miró detenidamente, no podía negar su atractivo físico, aquel cabello castaño oscuro cortado a la perfección, su mandíbula cuadrada y fina con incipiente barba, tenía el abdomen bien trabajado se notaba que pasaba horas en el gimnasio. En definitiva no podía negar que Damien era terriblemente guapo y varonil, aparte de eso, aunque le costara aceptarlo porque se sentía culpable él le había dado una noche de s**o increíble.

Damien se removió un poco, luego abrió los ojos para encontrarse con el hermoso rostro de Melissa observandolo mientras inconscientemente se mordía el labio inferior.

—Buenos días — saludó ella.

—¿Qué hora es? — preguntó él con tono ronco.

—Casi las 9...

—Joder es muy tarde — el se levantó como si tuviera un resorte y comenzó a vestirse — tengo una junta muy importante. Vistete te llevaré a casa.

Ella también se levantó y buscó su ropa para dirigirse al baño, por fin podría irse a casa para procesar lo ocurrido, luego iría a la agencia, tenía trabajo que hacer. No podía olvidar que era una agente antidrogas.