Cap. 14

1267 Palabras
Con el teléfono en altavoz, Melissa esperaba que Emilia contestara la llamada bajo la atenta mirada de Damien, quien permanecía apoyado en el espaldar de la cama. —¿Hola? — Respondió Emilia. —Emilia, ¿Cómo estás? Habla Melissa. —¿Por qué carajos no me habías llamado? Estaba preocupada. —¿Pasó algo mas? —Me enteré de cosas importantes hace algunos días y he estado esperando tu llamada. —Lo siento, no pude hacerlo antes. Emilia comienza a relatar rápidamente la conversación que escuchó en la oficina de Arthur, sin omitir ningún detalle importante. —Y eso no es todo, ya saben dónde están, una comisión especial de élite dirigida por él irá tras tu captura Mel. —¿Me estás jodiendo? — Preguntó Melissa incrédula. —No, Arthur Solicito ante el consejo el permiso para hacer una operación no oficial y fue aprobado. —Esto no me puede estar pasando — Melissa se mordía el labio inferior con nervios — ¿Cómo lo supo? —No reveló esa información, pero quiere actuar rápido debido a los cuestionamientos por haberse saltado el protocolo. —Me cuesta mucho creer y comprender lo que me estás diciendo, no merezco esto — Melissa intentaba ser fuerte. —Lo siento Mel, yo tampoco comprendo. Sobretodo al saber que no existen pruebas concluyentes en tu contra. — se lamentó Emilia. Ella creía en la inocencia de su amiga. —Gracias Emilia, y disculpame por ponerte en esta situación de riesgo. —Cuentas conmigo, en lo que pueda ayudarte lo haré. Solucionaremos esto. —Gracias otra vez, te llamaré pronto. Ahora debo irme. —Adiós Mel, cuidate. —Lo haré — Respondió para luego concluir la llamada. Melissa rompió a llorar, se había quebrado. Le costaba mucho entender cómo terminó metida en esa situación ¿Por qué Arthur la estaba saboteando? —Tranquila — Damien se levantó y la abrazó. Él nunca había consolado a nadie pero verla así, lo afectó. —Es que no lo entiendo... — se lamentaba Melissa —Sé fuerte, por favor. Lo resolveremos juntos. —Tal vez tengas un traidor en tus filas. ¿Sino cómo supieron nuestro paradero? —Mas bien creo que Lucien recurrió a sus viejas tácticas y está intentando hacer lo mismo que hizo con Kyle para que otros se encarguen del trabajo. —Pero él también se expondrá, además es prioridad para la agencia su captura. —No quiero ofenderte pero para ser una agente especial, eres de vista corta. —¿Por qué lo dices? —Vienen por nosotros en una misión NO OFICIAL — Hizo énfasis en esta última parte — Eso dijo la rubia, lo que se traduce en que probablemente Lucien ya pactó y nos quieren muertos. —Todo esto es muy confuso y será mas difícil. ¿Cuando llega su cargamento? —Tres días... —Será mejor que lo ataquemos, antes de que lleguen los invitados. —Hagamoslo y mandemos a Lucien al infierno. — Damien estaba decidido, aunque incumpliera la promesa que le hizo a su madre. . . . Dos días después, se habían cambiado de ubicación, sólo por precaución; Damien había averiguado lo necesario para intentar interceptar el cargamento de su padre y junto a Melissa, planearon el golpe. Aquella noche se encontraban cenando en la terraza, no podían negar que estaban algo nerviosos. —Agente, si algo me pasa, jura que acabarás con Lucien cueste lo que cueste. — pidió Damien. —No digas tonterías, estaremos bien. —Ya le dí la orden a mi jefe de seguridad, estarán todos bajo tu mando. —Basta Damien, atraes la negatividad a nuestra misión. —¿Sabes que lo que vamos a hacer es casi una misión suicida? Estamos en su territorio. — Damien no estaba para nada confiado. —¿Te estás arrepintiendo? — Preguntó ella al ver su actitud. —No, en absoluto... Solo no quiero dejar cabos sueltos.— él se acercó a Melissa, a centímetros de su cara y luego la besó. Damien tomó sus labios como si fuera la última vez y ella no le fue indiferente. Ambos se deseaban, aunque Melissa no estaba segura de querer sucumbir a su deseo. Ya era cómplice de Damien y no quería involucrarse aún más. —Damien... —Susurró ella junto a su boca.— Ya hablamos de esto. —No me importa. Te deseo... Llevo muchos días sin tí...—El la tomó del cabello por la parte posterior de su cabeza. Melissa estaba húmeda con solo escuchar las palabras de Damien, ella también lo deseaba, quería tenerlo entre sus piernas y el deseo la quemaba. —Toma lo que quieras aquí y ahora... Esta vez fue ella quién lo besó al tiempo que se levantaba de la silla y se sentó a horcajadas sobre él. Damien la recibió con gusto y su excitacion creció aún más al sentirla sobre él frontrandose contra su entrepierna. Sentía cómo su pantalón lo apretaba. Él se levantó con ella en brazos y tiró todo lo que había en la mesa para recostarla ahí, la necesitaba. Subió su vestido hasta la cintura y pasó la lengua por la cara interna de sus muslos. Melissa vibraba excitada, la anticipación estaba enloqueciendola. Con una de sus manos masajeaba el c******s hinchado y ella movía sus caderas buscando más, él introdujo un dedo en su interior que entraba y salía a gusto empapado, luego introdujo otro, ella sentía el calor apoderandose de todo su ser. Se mordía el labio con fuerza al punto de hacerse daño. —Damien... Damien — gemia Melissa su nombre una y otra vez. Damien pasó su lengua y saboreó los fluidos de placer que ella le regalaba. —Dejate llevar cariño. Melissa no podía soportar más y se dejó llevar por el delicioso orgasmo que le nubló sus pensamientos. El cuerpo le temblaba y sus gemidos fuertes podían escucharse por todo el lugar mientras ella le restregaba su centro en el rostro sin ningún pudor. Se sentía en una nube. Cuando su cuerpo comenzaba a relajarse, él se levantó y la besó para que sintiera su dulce sabor. —Me encanta hacerte gemir... Estás enloqueciendome — Damien sentía su corazón latir muy fuerte, tenía sentimientos por ella. —Yo también quiero hacerte gemir. — Ella lo empujó y se levantó haciéndolo sentar en una silla. Desabrochó su pantalón y liberó su gran m*****o, firme y terso como la seda, pasó su lengua por toda su extensión deteniendose en el g****e para envolverlo con sus labios. Damien echó su cabeza hacia atrás cuando ella se llenó la boca con su enorme p**e, tuvo que contener las ganas de follarla salvajemente. Melissa subía y bajaba con determinación mientras que sus manos acariciaban su torso. Él no pudo soportar más aquella tortura y tomándola del cabello comenzó a mover sus caderas para follarle la boca a gusto. —¡Joder! —sentía sus músculos tensarse ante el inminente climax.— Voy a llenar tu hermosa boca con mi semen. Melissa soportaba aquel asalto con dificultad, sus ojos se llenaron de lágrimas pero le gustaba provocarlo y darle placer. —Ahhh mierda! ¡Amo tu boca! — Damien movió sus caderas un par de veces mas y sin poder soportarlo se vació en su interior. Ella estaba muy excitada al sentir como el m*****o de él palpitaba en su garganta y se derramaba completamente. Con la respiración agitada Damien la liberó y la levantó para besarla una vez más. La deseaba con mucha fuerza, no iba a soltarla, Melissa era suya aunque aún no lo aceptara.
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