El precio del nombre POV Isadora Valente Volver a Nápoles era como hundirse en una herida que jamás cerró. El aire olía a pólvora antigua, a traición y a recuerdos carcomidos por el tiempo. La mansión Valente se alzaba intacta, como una fortaleza de mármol y secretos, pero algo había cambiado en su interior: el silencio no era de duelo, sino de tensión. El imperio no estaba en ruinas. No. Estaba esperando… para devorarme. Entré sin bajar la mirada, flanqueada por Luca Russo, su hermano Dimitri y Mathias, mi guardaespaldas de confianza. Sus pasos eran sombra a mi lado, firmes, seguros. Pero la mía era la única que retumbaba. La sala principal estaba llena. Otra vez. Solo que esta vez no había velos de luto. Solo ojos. Todos estaban allí: mi padre, de pie como un juez resucitado del

