A Sofía se le aceleró el corazón, estaba tan emocionada que no lo podía creer y se quedó pasmada por unos segundos. —¡Ándale niña Vamos! ¿No escuchaste? El señor Ferrer nos va a recibir. —Lo siento señora, pero solo puede pasar la señorita. —¿Cómo? ¡De ninguna manera! Mi nieta nunca ha solicitado trabajo, no va a saber que decir, y yo soy amiga de doña Juana. —Discúlpeme señora, pero es una orden del señor Ferrer, dijeron claramente que sólo pase la señorita que va a trabajar. Catalina, estaba a punto de reventar por la humillación, estaba tan enojada, que pensó seriamente en no dejar que Sofía, entrara a la entrevista, pero ya se había comprometido con doña Juana, y no le podía quedar mal, así que no le quedó más remedio que aceptar y dejarla entrar sola. —Entra Sofía, y por lo que

