Sofía se sintió muy mal consigo misma, no le gustó nada la idea de mentirle a su abuela sobre su sueldo, pero ella sabía que, si le decía la verdad, ella no iba a poder ahorrar nada, para sus planes de independencia. —Más te vale no hacer el ridículo y conseguir firmar ese contrato definitivo, anda vámonos que ya está haciendo mucho calor. Cuando llegaron a casa, Sofía, corrió a darle la noticia a su madre, quien no pudo contener las lágrimas de felicidad, esperaba que su hija consiguiera esa libertad, que tanto anhelaba. —Ahora sí mamá, vamos a ponernos a coser, necesito esa ropa para ir a trabajar, a partir del lunes, voy a ser la secretaria del señor Diego Ferrer, bueno, voy a estar a prueba quince días, pero te aseguro, que voy a poner todo de mi parte, para quedarme definitivamente

