Profesor, disfruteme.

Camila Ayala, graduada del Profesorado de Nivel Primario, mantuvo durante cuatro largos años una obsesión por su profesor de Literatura, quien, para ese entonces, se encontraba en los inicios de su carrera como docente en ese instituto. Ese delirio, disfrazado de admiración y deseo, la llevó a enviarle cientos de mensajes obscenos sin debelarle su verdadera identidad. Diego González forma parte del cuerpo docente de la institución educativa Escuela Normal Superior N3 “Bernardino Rivadavia” encontrándose al frente de la cátedra de Literatura en el nivel inicial y primario por lo que ambos llevan conociéndose casi media década. Cómo no acordarse de aquellas interminables noches en dónde se rompía la cabeza intentando descifrar la dueña de esas letras anónimas. La culpable de ese ardor en el cuerpo, en sus manos, en su bajo vientre, del deseo y las ganas que penetraban hasta sus huesos, que perforaban en lo más hondo de su inconsciencia; allí, donde se esconden sus más impuras fantasías sexuales. Como no recordar su nombre si quemarse en su mirada entre tantas en el aula. Cómo olvidarla si ella era la dueña de esos correos que incendiaban noche a noche su computadora y humedecían su ropa interior. Todo quedó en evidencia una noche en la que ella no aguanto más las ganas y tuvo que ponerle rostro a esa mujer que se mordía las ganas de gritarle cuanto lo deseaba, cuanto lo necesitaba encima de ella, penetrándola una y otra vez sin remordimiento, de manera salvaje, rasgando con sus uñas su carne, su ardiente y deseable cuerpo de mujer. Luego de la confesión de ella, él ya no la volvió a ver siquiera por los pasillos de la inmensa institución, pero ¿qué podría decirle? Sin más dejo congelar el asunto, simplemente eligió mantenerse al margen y ella no mandó más mensajes. Dos años más tarde, ya graduada y con su título de Profesora en Educación Primaria en ejercicio, decide nuevamente inscribirse en el mismo establecimiento educativo para cursar esta vez la carrera de Profesorado en Nivel Inicial sin imaginar siquiera que la vida los volverá a cruzar y que esta vez todo puede salir como ninguno de los dos lo espera. ¿Que pasara cuándo se encuentren frente a frente y se den cuenta que ninguno ha podido olvidar cómo sus cuerpos respondían ante la presencia del otro y unas cuantas palabras anónimas?